Los obispos buscan en santa Teresa más ardor apostólico - Alfa y Omega

Los obispos buscan en santa Teresa más ardor apostólico

Los obispos españoles han peregrinado hasta Ávila con motivo del V centenario teresiano, para buscar en la Santa un nuevo impulso evangelizador. «La oración debe traducirse en dinamismo apostólico», les dijo el cardenal Blázquez

José Antonio Méndez

«En las páginas escritas por santa Teresa, el amor a Jesucristo, la pasión por la verdad, el celo por cumplir la misión recibida, la radicación en la humildad son conmovedoras. En ella nada es mortecino ni apagado. Si no tomamos la vida en su peso y en su desafío, no hallaremos la felicidad; no tendremos realmente vigor y esperanza para vivir, para trabajar, para sufrir, para morir. Es penoso arrastrar la carga diaria sin una fuente interior que refresque, purifique, ilumine, fortalezca y haga fecunda la vida. A nuestra generación, nos dice Teresa que el malestar de nuestra cultura tiene que ver con el desconocimiento de Dios». Así se lo recordó a los obispos españoles el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal, durante la Eucaristía que el episcopado español en pleno celebró, el pasado viernes, en el convento de la Santa, en Ávila. Una Eucaristía que suponía el broche de la peregrinación que los obispos realizaron a la ciudad castellana dentro del marco de su Asamblea Plenaria, y que se llevó a cabo con motivo del V centenario del nacimiento de la primera mujer Doctora de la Iglesia.

De perseguida, a inspiradora

Después de que el Papa Francisco confirmase hace meses que no viajaría a Ávila, los obispos han querido realzar la importancia del Año Jubilar Teresiano con este viaje. Y como la figura, la obra y la actualidad de la gran mística española nunca dejan indiferente a nadie, tampoco los obispos se fueron con las manos vacías de su encuentro teresiano. Paradójicamente, aquella monja de clausura que se vio en ocasiones hostigada e inquirida por algunos prelados de su época, y que celebró morir como «hija de la Iglesia», ha servido, 500 años después, como fuente de inspiración para los obispos españoles del siglo XXI.

Tras celebrar la Eucaristía en el convento construido sobre la casa natal de la Santa, el episcopado peregrinó a los principales escenarios de la vida de la Mística Doctora, donde pudieron interiorizar (e incluso rezar) lo que les había dicho el cardenal Blázquez en su homilía: que gracias a la centralidad de la oración, santa Teresa supo mantenerse activa y alegre, pues «la vida desganada, cansina, desmotivada, mediocre, sin pasión por Dios y por el Evangelio deja el corazón triste y vacío. Ir tirando, matar el tiempo, es desperdiciar la fuerza de la vida, produce pena y compasión» y, por eso, reconoció que, «a veces, nuestros cansancios proceden, no de los trabajos, sino de las inapetencias».

Y si como carmelita descalza santa Teresa invita a la oración, como fundadora lo hace al trabajo apostólico. A fin de cuentas, «oración y actividad evangelizadora se alimentan mutuamente en el corazón de la Iglesia», en palabras del cardenal Blázquez, y ése es el motivo por el cual «el Papa ha convocado a la Iglesia a una etapa nueva de evangelización partiendo del encuentro con Jesucristo, que derrama gozo en la vida y el corazón de sus fieles y los envía, bajo el signo de la alegría, a evangelizar». Y como «en esta onda emitía también santa Teresa», la conclusión que se llevaron los obispos de su peregrinación abulense, fue, al tiempo, un compromiso: «La oración, que cultiva el encuentro con el Señor, debe traducirse en dinamismo apostólico para llevar a todos la noticia de que Dios nos quiere y de que, lejos de Dios, vagamos sin sentido».