El show (no) debe continuar - Alfa y Omega

El show (no) debe continuar

Isidro Catela
Foto: Reuters / Jon Nazca.

Allá por los años 90 se nos hizo familiar el término telebasura. Con el innegable aire fresco de nuevos contenidos y estilos, llegó también el hedor que acompañaba a la espectacularización de las vidas, propias o ajenas, famosas o desconocidas. Nos invadieron inolvidables seriales de telerrealidad en los que la vida era una tómbola, inolvidables ejemplos del todo por la audiencia, que no tuvieron empacho en usar incluso a las niñas de Alcasser.

Casi 30 años después hemos vuelto a revivir, en angustiosos días, ese tipo de espectáculo que nos avergüenza y tiñe las pantallas de un rosa amarillento, casi negro. Sería injusto señalar solo a los de siempre. Es cierto que algunos han paseado la memoria de Julen por platós deluxe, pero no es menos cierto que ha habido más de un prestigioso medio digital que ha puesto el contador y ha ido relatando los minutos y segundos de la tragedia como si de un carrusel deportivo se tratara. Es una pena menor, comparada con la pena honda que en el corazón nos deja el drama en sí mismo, pero si hay una moraleja televisiva que el caso del pequeño Julen nos deja, es que este show no debe continuar.