La secularización en la transición política árabe - Alfa y Omega

Secularización es un término que define la separación entre política y religión, sin negar ningún tipo de convicciones, creencias y culto libre para todas las religiones. Sólo prohíbe el abuso de ellas por razones políticas. En Oriente Medio, donde están teniendo lugar más conflictos religiosos y sectarios que nunca, esta cuestión se ha convertido en crucial. Históricamente, la secularización encontró sus raíces en el proceso de modernización que caracterizó el final del siglo XIX hasta mediados del siglo pasado. En esa época, Egipto proporcionó un modelo pionero de Estado liberal. Desgraciadamente, este proceso se ha quebrado por varios motivos.

Primero, el carácter convencional de la mayoría de los Estados árabes, que han resistido cualquier esfuerzo de modernización. Las sociedades árabes siguen siendo tradicionales, basadas en afiliaciones tribales y sectarias que rechazan la diversidad y la igualdad.

En segundo lugar, la paradójica reacción a la cancelación del Califato Islámico tras el colapso del Imperio Otomano. Aunque este hecho llevó al establecimiento de un Estado moderno-secular en Turquía, tuvo un impacto contradictorio en el mundo árabe. El primer Movimiento Político Islámico surgió en Egipto a finales de los años 20 bajo el nombre de los Hermanos Musulmanes, que hicieron de la restauración del califato su principal objetivo, como parte de la búsqueda de una identidad política, y sigue inspirando a todos los grupos islámicos que se extienden por todo el mundo desde los 70 hasta el presente.

Tercero, el pan-arabismo que dominó el pensamiento y la política árabe en los 50 y 60. El arabismo se combina naturalmente con el islamismo y los dos se consideran una especie de autodefensa contra cualquier poder colonial, también Occidente. Cuarto, el estancamiento de las principales instituciones religiosas, que prohíben la renovación de las interpretaciones del Islam. Cualquier discurso religioso debe lidiar con las necesidades contemporáneas sin perder sus enseñanzas esenciales. Ése fue el caso del cristianismo. En Egipto se espera que esta tarea la cumpla Al-Azhar, la principal fundación islámica educativa oficial. Uno de los principales obstáculos es que la institución no refleja una escuela de pensamiento consistente.

Quinto, la manipulación política del Islam en la lucha de poder entre varios regímenes y las fuerzas islámicas. Los dos lados abrazan el islamismo en su búsqueda de legitimidad. De este conflicto, resulta la creciente islamización de las sociedades. Sexto: cuando la primavera árabe se extendió por la región, no había alternativa, excepto las fuerzas islámicas, debido a la debilidad o ausencia de instituciones partidistas liberales y democráticas.

Séptimo, el impacto regional del proceso de modernización. No podemos olvidar que los poderes regionales más influyentes están de momento atascados entre tres modelos islámicos, el turco, el iraní y el saudí. Esto deja poco espacio para que florezca un modelo moderno liberal. Egipto tiene la capacidad de hacerlo debido a su legado liberal y modernizador.

Hala Mustafa
Politóloga egipcia