Un punto de inflexión - Alfa y Omega

Un punto de inflexión

Este fin de semana ha tenido lugar el XI Encuentro Misionero de Jóvenes que organiza, cada año, la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias en España. Con el lema Ayúdanos, se han dado cita en Madrid unos 150 jóvenes de 22 diócesis de toda España

Cristina Sánchez Aguilar
Un momento del Encuentro, al que acudieron 150 jóvenes. Foto: OMP/Fernando Redondo

Este año, los invitados traían consigo historias duras, como el seminarista chino que abrió la mesa redonda diciendo a los presentes que «vale la pena vivir la fe aunque te persigan», porque «Cristo es más importante que cualquier cosa». En este contexto, ya estaban preparados los asistentes para continuar su periplo, esta vez hacia Sudán del Sur, otro de los países más castigados de la tierra. Después de cuarenta años de guerra con su vecina República de Sudán (en el Norte), por fin, lograron la independencia hace ya tres años. Pero esta «ilusión y la paz de los primeros años no les ha durado mucho», señaló Íñigo Ilundain, un joven salesiano que hace un año viajó durante seis meses a Sudán del Sur para trabajar en un colegio de la Congregación en la zona.

Ilundain, que ofreció su experiencia a los jóvenes del Encuentro, explicó que los sursudaneses están deseando aprender: «Tienen muchísimas ganas de vivir, de educarse». Por eso, le costó mucho «entender cómo la gente de un país tan positivo sufra tantísimos conflictos», como el que ahora asola esa tierra y que pilló en medio de la misión al joven. Los enfrentamientos entre el ejército fiel al Presidente Kiir, y los militares proclives al exVicepresidente Machar, que han provocado ya miles de muertos y cerca de 200.000 refugiados, «hizo que mi compañero y yo tuviésemos que salir de allí, en tres o cuatro días, cuando nuestra idea era quedarnos un año entero», explicó. Íñigo y su compañero, salesianos en Pamplona, fueron hasta el país africano, a través de la ONG Jóvenes y Desarrollo, para hacer un voluntariado técnico que fortaleciese los cursos de formación profesional que los salesianos ofrecen a los jóvenes. Ahora, desde Pamplona «y delante de un ordenador, continuamos con nuestro voluntariado en Sudán del Sur desarrollando el material educativo para los centros y la FP. Con ilusión, pero también con tristeza de dejarlos allí». añadió.

Íñigo Ilundain. Foto: OMP/Fernando Redondo

Hay que ir de misiones

Íñigo animó, sin dudarlo, a los jóvenes misioneros a emprender una experiencia como ésta. «Llevo 15 años trabajando como voluntario en diversos lugares del mundo, porque, la primera vez que fui –a Honduras–, supuso un punto de inflexión en mi vida», y puso de relieve que «el encuentro con el otro, con el desconocido, con el necesitado, te lleva a un encuentro con Jesús». Además, Íñigo hizo hincapié en la importancia de la formación previa para ir «bien preparado».

El Encuentro Misionero de Jóvenes, en el que el joven pamplonica participa desde hace años, «es una experiencia muy positiva para compartir, aprender y acompañarnos en esta misión común para todos. Un fin de semana así a todos nos pone las pilas. Los testimonios, las charlas y los cafés me aportaron un montón de energía e ilusión», concluyó.

En el Encuentro también hubo tiempo para la oración en silencio, para reflexionar en torno al tema Los jóvenes y la misión, y para la celebración de la Eucaristía, presidida por don Anastasio Gil, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias. El domingo, la mesa redonda estuvo compuesta por Alberto Lamana, Hermano misionero comboniano; Auxi Nieves, laica misionera javeriana; y Amadeo Puebla, sacerdote del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). Para concluir, el javeriano Carlos Collantes, habló de la necesidad de formarse bien. La celebración eucarística del domingo estuvo presidida por don José María Gil Tamayo, Secretario General de la Conferencia Episcopal. En su homilía, ejemplificó, con la Samaritana del Evangelio del día, la sed de Dios de la gente que se encuentra en la periferia de la Iglesia e invitó a los jóvenes a salir en misión, como insiste el Papa Francisco.