España, ¿la tierra prometida? - Alfa y Omega

España, ¿la tierra prometida?

Cristina Sánchez Aguilar
El padre Kenneth, junto con parroquianos en Murcia

Kenneth Iloabuchi decidió, hace 13 años, salir de su Nigeria natal para estudiar Derecho en Londres. Con tan sólo 16 años, se dejó engañar por las mafias que le prometían una vía fácil para llegar a Europa. Así que su periplo hacia la tierra prometida se convirtió en un infierno. Fue detenido en Marruecos, y deportado, junto a sesenta compañeros, al desierto argelino. «Allí, o vivíamos, o moríamos», recuerda. Él sobrevivió, pero otros compañeros no. Kenneth logró volver a Marruecos y cayó, de nuevo, en las redes de una mafia que le dejó sin nada. «Tuve que vivir dos años en la calle e intentar reunir como pude la cantidad que me pedían para entrar en España», cuenta. Finalmente, entró. En patera. «Tenía mucho miedo, porque no sé nadar», reconoce. Era el año 2000, y, junto con 97 personas, cruzó el Estrecho. A su lado, otra patera de 132 personas se paró, y el mar se los tragó. Fue en ese momento en el que Kenneth hizo una promesa: «Si Dios me sacaba sano y salvo, yo entregaría mi vida a su servicio». Kenneth llegó a Algeciras, y de ahí, pasó cuatro años entre Murcia, Almería y Roquetas de Mar. El año pasado, se ordenó sacerdote, y cumplió su promesa.

Ahora trabaja en una parroquia de San Pedro del Pinatar con los inmigrantes sin papeles que llegan hasta la tierra murciana para las campañas de recogida de fruta y verdura. «Cada día hay más indocumentados que llegan hasta aquí en busca de trabajo. Muchos viven en pisos, hacinados con familiares que vinieron antes, pero otros malviven en la calle, pidiendo día y noche», cuenta el sacerdote. «La pastoral que realizamos con ellos es, sobre todo, de acompañamiento. Yo que conozco su realidad, sé que necesitan sobrevivir. No tienen nada que comer, ni donde dormir, y eso te parte el corazón. La otra cosa que buscan es esperanza. Necesitan desahogarse. Por eso, Cáritas se encarga de la parte de alimentación y el cobijo, y yo de darles una Palabra de aliento», añade.

El padre Kenneth recuerda que, gracias a la Iglesia misionera en Nigeria, muchos jóvenes tuvieron la oportunidad de educarse y mejorar su calidad de vida. Pero mientras no puedan acceder todos a un futuro, mientras esa labor no sea conjunta con los Gobiernos de turno, «seguirán llegando inmigrantes a España. Porque una persona hace cualquier cosa para sobrevivir. Y por eso luchan por cruzar, aunque les cueste la vida».