Los leprosos del siglo XXI - Alfa y Omega

A media mañana me paso por la sala de Oncología: «¿Qué es lo que más sientes que esta enfermedad te ha hecho perder?».

«La salud física», dijo Ángeles, «para poder llevar mi ritmo de vida; el depender de mi familia, cuando yo era el soporte de todo y de todos, pero lo que más añoro es el no disfrutar de los abrazos y los besos. Hay personas que cuando van a preguntarme a mi casa, lo hacen desde el umbral y por más que las invite a pasar no lo hacen. Otros amigos han dejado de darme la mano o de besarme».

—El cáncer es complicado de narices, ¿verdad?

—No lo sabes tú bien, pero gracias al equipo médico: psicólogo, oncólogo, radiólogo y demás personal sanitario me van aclarando mis dudas, pues como ellos dicen cada enfermo es un caso único. ¿Sabes lo que me pasó hace unos domingos en Misa? Mientras el sacerdote explicaba el evangelio de los diez leprosos que le pidieron a Jesús que se compadecieran de ellos, me sentí como una leprosa. Los enfermos de cáncer somos como los leprosos del siglo XXI.

—Todos en esta sociedad en algún momento hemos sido marginados: unos por su condición: sexual, religiosa, social… Pero tienes razón, la enfermedad es causa de marginación en esta sociedad porque no entra en sus cánones de la felicidad. Los leprosos le piden a Jesús que tenga compasión, y Jesús se compadece y los sana. Hay mucha gente que ante la enfermedad se compadece y sana; otros en cambio se apenan y destruyen.

—Las personas que se compadecen y sanan son los que te abrazan a ti y no a la quimio; ese abrazo es sanador porque no va dirigido a la enfermedad sino a la persona, es el abrazo de los auténticos familiares y amigos, Estas personas, como Jesús, devuelven la salud y hacen que el dolor sea menos. Los que se apenan y destruyen son los que abrazan a la quimio y no a ti. Son personas tóxicas que no pueden abrazar porque sienten un miedo enfermizo. En lugar de dar abrazos sanadores acrecientan la enfermedad, hacen que el dolor de la persona se convierta en sufrimiento del alma.

El Señor ha puesto personas a tu lado para que tu vivas y vivas en plenitud cada instante de tu hermosa vida. Un fuerte y sanador abrazo a ti y no a tu enfermedad.