Una monja verissima - Alfa y Omega

Una monja verissima

Rosa Cuervas-Mons

En su debut en La Voz Italia, una anonadada Rafaella Carrá le preguntó si era una monja de verdad. «Soy una monja verissima», respondió orgullosa sor Cristina. Meses después, y ya con el trofeo que la acredita como ganadora del talent show bajo el brazo, los medios de comunicación le siguen haciendo la misma pregunta: ¿Ahora que ha ganado, se ha replanteado la vida religiosa? «Absolutamente no; éste es mi camino», insiste ella, a pocos meses de renovar los votos temporales. Sor Cristina, la monja ursulina de 25 años cuyos vídeos acumulan más de 50 millones de visitas en Youtube, dejó claras sus intenciones nada más proclamarse ganadora del concurso, cuando puso al público a rezar un padrenuestro —«Tengo un sueño, me gustaría rezar todos juntos; quiero que Jesús venga por aquí»—, en lo que algunos medios italianos han definido como el final más original de un concurso de televisión.

Pero lo de sor Cristina no era un truco mediático, tal como demuestran sus primeras afirmaciones sobre lo que será su vida después de La Voz: Seguir con sus prioridades —Jesús y la oración— y volver al trabajo con niños que desarrolla su comunidad. Todo lo demás, el dinero del Premio, la grabación del disco, e incluso su gira, quedan en manos de sus superioras y de la Providencia.

Se presentó al casting porque le parecía injusto dejar el don que Dios le había dado encerrado en una casa. Quería que su voz sirviera para presentar a Cristo y, de paso, demostrar que Él no le había quitado nada en la vida, sino que le había dado muchas cosas. Misión cumplida.