Misa de clausura de la cumbre contra los abusos: «Hemos mostrado muy poca misericordia a las víctimas» - Alfa y Omega

Misa de clausura de la cumbre contra los abusos: «Hemos mostrado muy poca misericordia a las víctimas»

El presidente de la Conferencia Episcopal de Autralia, Mark Benedict Coleridge, advierte en la homilía de la Misa de clausura de la cumbre contra los abusos que las víctimas no son «el enemigo». Al ocultar estos crímenes, «nosotros hemos sido nuestro peor enemigo» y «ya hemos conocido el castigo»

Redacción
Mark Benedict Coleridge, durante la homilía en la Misa de clausura

La cumbre antipederastia, que desde el jueves hasta este domingo ha reunido ha 190 jerarcas de la Iglesia católica convocados por el Papa para reflexionar sobre los escándalos de abusos sexuales que han sacudido la institución, llega a su fin con el propósito de «hacer todo los posible» para que no se repitan «los horrores» y que la Iglesia sea «un lugar seguro para todos, una madre amorosa, especialmente para los jóvenes y vulnerables».

«Haremos todo lo posible para hacer justicia y sanar a los supervivientes de abusos; los escucharemos, les creeremos y caminaremos con ellos; nos aseguraremos de que los que han abusado nunca más puedan ofender; pediremos cuentas a los que han ocultado abusos», ha asegurado el presidente de la Conferencia Episcopal de Australia, el arzobispo de Brisbane, Mark Benedict Coleridge, en una Misa en la que los participantes de la cumbre antipederastia se han comprometido a llevar a cabo una «verdadera conversión» para afrontar los abusos.

Para ello, como ha explicado, fortalecerán los procesos de reclutamiento y formación de líderes de la Iglesia y educarán a todo el «pueblo de Dios» católico en lo que la protección requiere.

Las víctimas no son «el enemigo»

Entre los temas centrales abordados está la responsabilidad de los obispos, la rendición de cuentas y la transparencia al tratar la crisis de los abusos. Coleridge ha reconocido que poner en práctica todo esto «lleva tiempo», pero ha asegurado que los líderes eclesiales no se atreverán «a fracasar». «No actuaremos solos, sino que trabajaremos con todos los interesados por el bien de los jóvenes y los vulnerables; seguiremos profundizando nuestra comprensión del abuso y sus efectos, de por qué ha ocurrido en la Iglesia y de lo que se debe hacer para erradicarlo», agregó.

En la homilía que ha pronunciado ante todos los asistentes, en Sala Regia del Palacio Apostólico, donde en la víspera los obispos entonaron el mea culpa en una liturgia penitencial, el arzobispo australiano ha reprochado que a veces se haya visto a las víctimas y a los supervivientes como «el enemigo». Así, ha dicho que los enemigos no son aquellos que han «desafiado a la Iglesia» a ver el abuso y su ocultación por lo que «realmente son» o las víctimas y supervivientes que han llevado a la «dolorosa verdad» de contar sus historias con tanto coraje. «Nosotros hemos sido nuestro peor enemigo», ha sentenciado.

«No quedaremos impunes»

En este sentido, ha reconocido que la Iglesia ha preferido a veces la «indiferencia» del hombre del mundo y el deseo de proteger la reputación de la Iglesia e incluso la propia. «Hemos mostrado muy poca misericordia, y por lo tanto recibiremos la misma, porque la medida que demos será la medida que recibamos a cambio. No quedaremos impunes, como dice David, y ya hemos conocido el castigo», ha avisado.

Asimismo, ha reconocido que en muchas ocasiones, «el poder» que otorga que «los consagrados» que ha sido puesto en sus manos por el mismo Señor ha sido usado “no para crear sino para destruir”, e incluso al final para matar». «En el abuso sexual, los poderosos ponen las manos sobre los consagrados del Señor, incluso los más débiles y vulnerables», ha afirmado.

Por ello, ha llamado a realizar una «verdadera conversión» más allá de la «mera administración» que deja intacto el corazón de la crisis del abuso. De este modo, ha asegurado que esta es «la verdadera revolución y la gran gracia que puede abrir a la Iglesia a un nuevo tiempo de misión». «Solo esta conversión permitirá ver que las heridas de los que han sido maltratados son nuestras heridas, que su destino es el nuestro, que no son nuestros enemigos, sino hueso de nuestros huesos, carne de nuestra carne. Ellos son nosotros, y nosotros somos ellos», concluyó.

Europa Press / Redacción