¿Por qué Juan Pablo II es el Papa de la familia? - Alfa y Omega

¿Por qué Juan Pablo II es el Papa de la familia?

En estos días previos a la canonización de Juan Pablo II -junto a Juan XXIII-, todo el mundo está revisando el enorme legado del Papa polaco. En estas síntesis, su interés por la familia ocupa un lugar fundamental. La hija del genetista francés Jérôme Lejeune Anouk, y su marido Jean Marie Meyer, matrimonio francés miembro del Consejo Pontificio para la Familia, explican esta relación tan especial entre el futuro santo y las familias, que les hace calificarlo incluso de mártir por la familia

Aleteia

Jean Marie y Anouk Meyer tienen 7 hijos y dos nietos. Jean Marie es profesor de filosofía, mientras que Anouk es hija del gran científico francés Jérôme Lejeune. En 1982, fueron elegidos por Juan Pablo II entre los 20 matrimonios miembros del Consejo Pontificio para la Familia, del que hoy siguen siendo miembros. Así explican el interés del futuro santo por la familia.

¿Por qué Juan Pablo II apoyó tanto la familia?

Es un misterio, ¡el de la persona! Dicho esto, él tenía esta convicción: el mundo no puede avanzar si la familia, célula vital de la sociedad y primera escuela de la vida del hombre, está enferma. También sabía que es en la familia donde cada persona se realiza y santifica por medio del don y de la comunión.

¿Cómo se encarnó su amor por la familia?

Le encantaba rodearse de familias, recrear un ambiente familiar que le rodeara. Cada verano, recibía a algunas familias en Castel Gandolfo. Tuvimos la gracia de ser parte de ello: hacíamos vigilias, cantábamos, hablamos de todo… Él planteaba preguntas, se preocupaba por los niños, por cada uno. A él le gustaba esta intimidad natural y alegre.

¿Cuál fue su contribución en este campo?

¡Durante 25 años, hablaba incesantemente de la familia! También escribió mucho: la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, la encíclica Evangelium Vitae, varias cartas, como su Carta a las familias de 1994… Su trabajo sobre la teología del cuerpo y la sexualidad no tiene precedentes. También hizo grandes obras: el Consejo Pontificio para la Familia, el Instituto Juan Pablo II para la Familia, el primer sínodo sobre la familia, los encuentros mundiales de las familias… Su contribución es inmensa.

¿Un ejemplo de esta contribución a la teología de la familia?

La familia como ecclesiola, iglesia doméstica. Juan Pablo II muchas utilizó esta expresión. Esto demuestra la importancia del sacramento del matrimonio, que identifica la unión de la pareja con la de Cristo con la Iglesia; y la grandeza de la familia, que se deriva de este sacramento.

Y a nivel pastoral, ¿cómo ha innovado?

Su gran novedad es haber integrado a las parejas casadas a la reflexión de la Iglesia sobre la cuestión del matrimonio, la sexualidad, la familia. Lo hizo en el Sínodo sobre la Familia en 1980. Esta fue la primera vez en la historia de la Iglesia que las parejas participaron en un sínodo. Del mismo modo, cuando se creó el Consejo Pontificio para la Familia, nombró a veinte parejas, en representación de los cinco continentes. Las iglesias locales se inspiraron posteriormente en gran medida por este modelo.

¿Podemos hablar de él como un santo para la familia?

No sólo un santo, sino un mártir, que derramó su sangre por la familia. Él selló con su sangre la creación del Consejo Pontificio para la Familia, instituido el día de su intento de asesinato en la Plaza de San Pedro (13 mayo 1981). En 1994, año de la familia, después de una estancia de varias semanas en el hospital, él mismo dijo que el Papa tuvo que sufrir porque la familia era amenazada y atacada (cf. Ángelus 29 de mayo 1994). Su oración por la familia ha sido un apoyo para muchos y lo sigue siendo.

¿Se daba cuenta de que la enseñanza de la Iglesia sobre la familia es a veces difícil de seguir?

Era consciente de que la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción, por ejemplo, o la imposibilidad de comunión para las parejas divorciadas vueltas a casar civilmente, es difícil. ¡El Evangelio en sí, por otra parte, no sólo el de la familia es exigente! Como dice a menudo el Papa Francisco, no podemos eliminar de nuestras vidas cruces y dificultades. Pero Juan Pablo II recordó que con Dios, lo que pensamos que está más allá de nuestras fuerzas se convierte en posible.

¿Su canonización dará un nuevo impulso a su misión al servicio de la vida y la familia?

El que su canonización y el próximo Sínodo sobre la familia sean en el mismo año, a pocos meses de diferencia, tal vez no sea una coincidencia. Este sínodo podrá profundizar la inmensa contribución de este Papa que Dios ha elegido -¡es nuestra convicción!- Porque él era un enamorado de la familia.

Elisabeth de Baudoüin / Aleteia