El triunfo de la Eucaristía - Alfa y Omega

El triunfo de la Eucaristía

Arte no es sólo lo que sale de la genial mano de un artista. Arte es también lo que hace aquel que, después de cuatro siglos, es capaz de recuperar el esplendor primero que tuvo una obra. En el Museo del Prado, se expone, hasta el 29 de junio, la restauración de El triunfo de la Eucaristía, la serie de tapices que Pedro Pablo Rubens pintó por encargo de la infanta Isabel Clara Eugenia, y que ahora se recupera gracias a la colaboración de fundaciones como Iberdrola y The Getty

Fernando de Navascués
El encuentro de Abraham y Melquisedec

Situemos la obra en su contexto. La infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y de Isabel de Valois, fue gobernadora de los Países Bajos (1598-1633). Una mujer profundamente católica y culta, hábil conocedora de la política y de las formas de gobierno de aquella época. En el año 1625, como fruto de su intensa religiosidad, encargó a Pedro Pablo Rubens el diseño de una serie de veinte tapices que tenían como destino el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, fundado por su tía Doña Juana de Austria, donde aún se conservan todos ellos.

El triunfo del Amor Divino

Los diseños, pintados sobre tabla, tratan temas vinculados con la religiosidad y la doctrina que habría de reafirmarse tras el Concilio de Trento: la Iglesia, la Verdad… pero siempre centrándose en la Eucaristía.

El Prado posee seis tablas de la serie. Se trata de bocetos, conocidos como modelos, y que los usaban los ayudantes del artista para pintar los grandes cartones en los que se basarán los tapices. Cuatro de ellos se pueden contemplar en la exposición. Las dos tablas más importantes que se exponen son El triunfo de la Iglesia y La victoria de la Verdad sobre la Herejía, pero además se encuentran El triunfo del Amor Divino, El encuentro de Abraham y Melquisedec, La victoria de la Eucaristía sobre la Idolatría y Los defensores de la Eucaristía.

Las escenas de estas obras poseen claramente la estructura de tapices, enmarcándose entre columnas salomónicas de los extremos y sujetas a un arquitrabe. Todas las composiciones de la serie están llenas de movimiento, de diagonales y escorzos, siguiendo el característico estilo de Rubens.

El encuentro de Abraham y Melquisedec

El gran valor de la exposición

El objetivo de la exposición es la de poner en valor el complejo y laborioso proceso de restauración integral de este singular conjunto de obras. Un proceso que comenzó en 2011 y que ha contado con el apoyo de la Fundación Iberdrola -Protector del Programa de Restauración del Museo-, y la Getty Foundation, la cual posee un programa de formación de especialistas en restauración de soportes de madera procedentes de otros museos de Europa y Estados Unidos.

Los trabajos de restauración han consistido, entre otras actuaciones, en retirar unos añadidos del siglo XVIII que, además de impedir la apreciación correcta del diseño, dañaban los soportes originales. Por otro lado, la práctica habitual en el pasado de reducir el espesor de la madera para dejar la tabla plana había causado grietas, deformaciones y desniveles sobre la superficie pictórica.

Con la restauración, estas pinturas recuperan su colorido, su luz y su potencia compositiva como secuencias que discurren tras un escenario arquitectónico.

La exposición El triunfo de la Eucaristía, en el Museo del Prado, concluye el domingo 29 de junio.

El triunfo de la Iglesia

En esta otra obra, conservada en el monasterio de las Descalzas Reales, Rubens representa a la Iglesia por medio de una mujer que va en un carro triunfal. Esta mujer, alegoría de la Iglesia, lleva en sus manos una custodia con la Eucaristía, mientras un ángel le coloca la tiara pontificia. Más adelante, montado en un caballo del carro, un ángel porta las llaves y el conopeo papal. Junto al carro caminan empujados la Ceguera y la Ignorancia, mientras sus ruedas pisan al Odio, la Discordia y la Maldad. El simbolismo también alcanza a los colores azul, carmín y blanco para los triunfadores, mientras dedica los oscuros para los vicios.

La victoria de la Verdad sobre la Herejía

En esta otra tabla, la Verdad se encuentra representada por una mujer de rubios cabellos que señala el Cielo, mientras a su lado se encuentra el Tiempo con la guadaña. A sus pies, caídos por el suelo y llenos de pánico, se encuentran los herejes, entre ellos Lutero y Calvino. Fuera de la escena, un león y un zorro luchan; el león, fuerza de la Iglesia, vence a la astucia del zorro, es decir la Herejía.