La mitad de empleos, amenazados - Alfa y Omega

La mitad de empleos, amenazados

María Martínez López
Foto: AFP Photo/Volvo

La irrupción de las máquinas en el mundo del trabajo, uno de los aspectos de las nuevas tecnologías que más preocupan a Francisco, no se reduce a robots en las cadenas de producción de una fábrica. En esa misma instalación, «un algoritmo bien afinado puede hacer al instante todo lo que hasta ahora hacía un cargo intermedio, como llevar la cuenta de lo que se está produciendo o calcular cuánta materia prima encargar». Este caso que cita el físico José Ignacio Latorre, autor de Ética para máquinas (Ariel), es solo uno de tantos.

Según un estudio del Sloan Management Review del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de cada 20 empresas utiliza ya extensamente formas de inteligencia artificial como las redes neuronales y otros mecanismos que permiten que las máquinas aprendan. Las aplicaciones son cada vez más numerosas: conducción autónoma, seleccionar currículos para un puesto de trabajo, otorgar o no un crédito, protegerse frente a posibles fraudes o ciberataques, pronosticar cuánto se gastará cada huésped en un hotel y diseñar promociones personalizadas, gestionar las inversiones, analizar en segundos miles de contratos que un equipo humano necesitaría cientos de miles de horas para leer, o incluso redactar noticias periodísticas sencillas. Labores que de momento aún necesitan ser supervisadas por personas, pero que pronto pueden reducir mucho las plantillas.

Así lo revela el informe Oportunidades y riegos de la transformación digital para el bienestar de la gente, que la OCDE publicó a finales de febrero. En él, se afirma que el 14 % de los trabajos en 32 países desarrollados tienen una probabilidad de más del 70 % de desaparecer por la automatización. El porcentaje coincide con la proporción de mano de obra global que, según el McKinsey Global Institute, habrá desaparecido en 2030. Volviendo al documento de la OCDE, otro 32 % de trabajos tienen una probabilidad de entre el 50 % y el 70 % de ser eliminados. Es decir, el riesgo afecta a casi la mitad de puestos de trabajo; en España, al 52 %.

«No está claro que el nuevo modelo vaya a suponer una reducción de puestos de trabajo –matiza Jesús Avezuela, director de la Fundación Pablo VI–. Hay organizaciones que defienden que se van a sustituir unas posiciones por otras» con la creación de nuevos empleos. El 77 % de los 3.000 empresarios de Norteamérica y Europa entrevistados por McKinsey era de esta opinión. Eso sí, al mismo tiempo, el 61 % contaba con externalizar algunas funciones a trabajadores temporales, freelance o subcontratas.

Datos como estos hacen pronosticar a Gonzalo Ruiz, presidente de la HOAC, que si la automatización sigue su curso actual contribuirá a una mayor precarización de los sectores donde el trabajo ya es precario, y a que este proceso llegue hasta puestos más cualificados. «Hasta ahora, en ellos, los trabajadores vendían su conocimiento; ahora, este es prescindible. Las nuevas tecnologías se están aplicando al mundo del trabajo pensando en obtener beneficios para las empresas», mejorando su productividad con un menor gasto en el capital humano. «Por eso se da por sentado que eso significa despedir y precarizar. La persona se considera un elemento más de la producción, y cuando ya no hace falta explotarla, se la descarta. Pero no tiene por qué ser así».