El Año de la Misericordia recordará a la Iglesia «el contenido central de la fe» - Alfa y Omega

El Año de la Misericordia recordará a la Iglesia «el contenido central de la fe»

«Estamos convencidos de que el tema de la Misericordia con el que el Papa ha querido introducir a la Iglesia en el camino jubilar podrá ser un momento de verdadera gracia para todos los cristianos y un renacimiento para proseguir en el camino de la nueva evangelización y de la conversión pastoral que el Papa Francisco nos ha indicado». Son palabras del Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Fisichella, al presentar este martes el Año de la Misericordia convocado por el Papa

RV

El Año de la Misericordia se abrirá en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, y se clausurará en la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Desde el 8 de diciembre de 2015, hasta el 20 de noviembre de 2016, se desarrollará un calendario de celebraciones con varios eventos.

En la presentación, que tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, monseñor Salvatore Fisichella, dijo que «es bueno insistir desde ahora –para evitar malentendidos– que el Jubileo de la Misericordia no es y no quiere ser el Gran Jubileo del Año 2000», y que «cualquier comparación al respecto carece de sentido porque cada Año santo tiene sus propias peculiaridades y finalidades».

Entre las peculiaridades del Jubileo extraordinario de la Misericordia, el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la nueva Evangelización señaló que el Papa Francisco «desea que este Jubileo sea vivido tanto en Roma como en las Iglesias locales; hecho que implica una atención especial a la vida de las Iglesias particulares y a sus exigencias, de manera que las iniciativas propuestas desean complementar y no sobreponerse a los calendarios locales».

Además, por primera vez en la historia de los Jubileos se ofrece la posibilidad de abrir la Puerta Santa –Puerta de la Misericordia– también en cada una de las diócesis, especialmente en la catedral o en otra iglesia significativa, o en un Santuario que revista una especial importancia para los fieles».

Entre «las otras características que lo hacen único», el prelado destacó que «la evocación misma de la misericordia rompe ya los esquemas tradicionales». Y que es un Jubileo temático, afianzado en «el contenido central de la fe» y con el anhelo de «recordarle a la Iglesia la misión prioritaria que tiene. Y es la de ser signo y testimonio de la misericordia en todos los aspectos de su vida pastoral».

Tras recordar la llamada hecha por el Papa Francesco al judaísmo y al Islam «a descubrir en el tema de la misericordia la vía del diálogo y de la superación de las dificultades», monseñor Fisichella destacó otro aspecto original, el de los «Misioneros de la Misericordia». El Papa Francisco les dará el mandato el Miércoles de Ceniza durante la celebración en San Pedro.

Entre algunos signos simbólicos que realizará el Papa Francisco dirigiéndose a algunas «periferias» existenciales -para testimoniar personalmente la cercanía y la atención a los pobres, a los que sufren, a los marginados y a cuantos tienen necesidad de ternura-, monseñor Fisichella explicó que pedirán a «los obispos y a los sacerdotes que realicen, en sus propias diócesis el mismo signo, en comunión con el Papa, para que a todos pueda llegar una muestra concreta de la misericordia y del cuidado de la Iglesia». El prelado dijo que «como signo concreto de la caridad del Papa, que perdurará como memoria de este Jubileo, y para expresar la Misericordia con una ayuda concreta y efectiva, se efectuará un gesto especial hacia alguna realidad necesitada en el mundo».

Monseñor Fisichella presentó además el sitio web oficial del Jubileo: www.iubilaeummisericordiae.va. Estará disponible en siete idiomas: italiano, inglés, español, portugués, francés, alemán y polaco. Allí se podrá encontrar la información oficial sobre el calendario de los principales eventos públicos, las indicaciones para participar en los eventos con el Santo Padre y toda comunicación oficial relativa al Jubileo. Mediante este instrumento, las Diócesis podrán recibir información y sugerencias pastorales, inscribirse para dar a conocer su intención de peregrinar y compartir las iniciativas diocesanas. El sitio web está enlazado con diversas redes sociales –Facebook, Twitter, Instagram, Google Plus e Flickr– para facilitar el conocimiento inmediato de las iniciativas del Santo Padre y poder seguir en tiempo real los eventos más importantes. Y se está estudiando también la posibilidad de una aplicación (app) para integrar mejor la información.

Logo del Año Jubilar, un compendio teológico de la misericordia

El logo y el lema del Año Jubilar son una buena síntesis de lo que será este año de la Misericordia. Con el lema Misericordiosos como el Padre se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida. El logo –obra del jesuita Marko I. Rupnik– se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia.

Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, porque indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención.

En el dibujo se destaca el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. El Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. La escena se coloca dentro la mandorla que es también una figura importante en la iconografía antigua y medieval por cuanto evoca la presencia de las dos naturaleza, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona.