Un retiro para salvar Sudán del Sur - Alfa y Omega

Un retiro para salvar Sudán del Sur

El Papa reúne al presidente Salva Kiir Mayardit y al líder opositor, Riek Machar, una idea lanzada por el arzobispo de Canterbury y los obispos del país

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa Francisco saluda al presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit, durante una audiencia, el 16 de marzo. Foto: REUTERS/Vatican Media

Apenas dos hombres pueden desencadenar una guerra, con miles de muertos. Ellos mismos son capaces de sellar la paz, y brindar un nuevo futuro a todo un pueblo. Es la situación en Sudán del Sur. Por eso, los dos grandes referentes del país fueron invitados al Vaticano. No para discutir de política, sino para un retiro espiritual. Los obispos sudsudaneses están convencidos: «(Nuestros líderes) necesitan ayuda para tener el valor espiritual y moral de hacer las paces». El Papa quiere ser garante de esa reconciliación, y está dispuesto a viajar allí para bendecirla.

Un encuentro inédito en la misma casa papal, la residencia Santa Marta, tanto para el presidente Salva Kiir Mayardit como para el referente opositor y ex vicepresidente, Riek Machar. Dos días, estos 10 y 11 de abril, con un invitado de honor: el arzobispo de Canterbury y líder mundial de la Iglesia anglicana, Justin Welby. Ellos estarán acompañados por cuatro de los cinco vicepresidentes que formarán parte de un gobierno de transición a partir del próximo 12 de mayo. Uno de ellos es justamente Machar. Completan la lista ocho miembros del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur.

La Santa Sede calificó a la cita como «ecuménica y diplomática». Y atribuyó el mérito de la convocatoria a la Secretaría de Estado y al arzobispado de Canterbury, con el objetivo de brindar un momento «para la reflexión y la oración», «para el encuentro y la reconciliación, en un espíritu de respeto y de confianza». Las reflexiones fueron impartidas por John Baptist Odama, arzobispo de Gulu (Uganda) y el jesuita Agbonkhianmeghe Orobrator, presidente de la Conferencia de Superiores Mayores de África y Madagascar.

La tarde de este jueves 11, el Papa concluye el retiro con un discurso y un regalo para los asistentes: una Biblia firmada por él, por Welby y por John Chalmers, ex moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia. El volumen lleva el mensaje: «Busca aquello que une. Supera aquello que divide».

Se trata del último acto de una larga gestión silenciosa de la diplomacia vaticana y de la Iglesia local, que se ha acelerado en las últimas semanas con un único objetivo: Dar estabilidad a la más joven república del planeta, nacida en 2011 y que padece una sangrienta guerra civil desde hace más de cinco años. Un conflicto que ha provocado unos 400 mil muertos, casi cuatro millones de refugiados, seis millones que no encuentran los alimentos necesarios para calmar el hambre diariamente y unos 100 mil que padecen hambruna total.

«Nuestros líderes están traumatizados y necesitan ser curados de este trauma», advertían los obispos del país ya el 7 de marzo de 2018, en un mensaje público en el cual lanzaron la idea del retiro, en sintonía con los pastores anglicanos. «El tema del retiro no sería político sino que sería un retiro de sanación que conducirá a la transformación personal para preparar a los participantes para emprender el camino de la paz», agregaban los obispos.

Ofensiva vaticana por la paz

A lo largo de los últimos años y en múltiples intervenciones públicas, Francisco ha llamado al diálogo. En febrero de 2017 aseguró que estudiaba visitar a ese país africano, enclavado entre Etiopía, Kenia, Uganda, República Democrática del Congo y República Centroafricana. Tres meses después, el propio Vaticano precisó que la iniciativa quedaba temporalmente suspendida.

«El Papa irá cuando los líderes en pugna reabran el diálogo, incluso en el Vaticano», había explicado entonces Michel Roy, secretario general de Caritas Internationalis, en entrevista con este semanario. Ahora, gracias al retiro en Vaticano, se abre una espiral positiva. Existe un «cauto optimismo», confirmó el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, hace pocos días a la prensa, al margen de un congreso sobre libertad religiosa. Además confirmó la «buena voluntad» de las personas involucradas.

Pero la buena voluntad no basta para acabar con años de sanguinarios combates, en uno de los países más pobres del mundo. De ahí la decidida intervención del Pontífice. El 16 de marzo recibió en audiencia privada al presidente Salva Kiir. Y expresó su deseo de que «se verifiquen las condiciones para su posible visita a Sudán del Sur, como signo de cercanía a la población y aliento al proceso de paz».

Apenas cinco días después el secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Paul Richard Gallagher, viajó a esta república. Fue una gira oficial y de evidente buena voluntad. Se extendió del 21 al 25 de marzo. Con los obispos del país, Gallagher se interesó sobre el Acuerdo Revitalizado para la Resolución del Conflicto en Sudán del Sur, firmado el 12 de septiembre de 2018 en Addis Abeba entre las partes en conflicto. Este documento podría ser la clave de una solución final a la perenne crisis, pero su aplicación se encuentra empantanada. Sobre todo por un problema de desconfianza. De ahí que el retiro vaticano pueda marcar una diferencia real.

El viernes 22 fue recibido en la residencia presidencial por Kiir Mayardit. Un diálogo «cordial y constructivo», según la crónica del diario vaticano L’Osservatore Romano. Se habló sobre «la situación general del país», «las modalidades para poner en práctica los recientes acuerdos políticos» y se reafirmó «el apoyo de la Santa Sede para el proceso de paz». Esa misma tarde, el enviado papal recibió en la nunciatura a una comitiva del opositor Ejército de Liberación del Pueblo encabezada por Angelina Teny, esposa de Riek Machar.

Su agenda incluyó además un recorrido por un campo de refugiados de la Organización de las Naciones Unidas, dos encuentros con el cuerpo diplomático, una entrevista con David Shearer, representante especial de la ONU para el país; visitas al seminario menor de San Lorenzo y una casa para huérfanos, así como un diálogo colectivo con sacerdotes y religiosos.

A los estudiantes de la Universidad Católica de Sudán del Sur los exhortó a prepararse para construir una nación en la cual «será posible vivir en paz y con dignidad plena». Y en la homilía de una multitudinaria Misa, celebrada el domingo 24 en la Catedral de Santa Teresa del Niño Jesús, explicó cómo «Dios llama a elegir la vida, a deponer las armas y el odio, a purificar y convertir el corazón, a perdonar y continuar el diálogo, a perseguir la paz y el bien común».