Gracias a Dios: Una compleja aproximación al caso Barbarin - Alfa y Omega

Gracias a Dios: Una compleja aproximación al caso Barbarin

Juan Orellana
La víctima de Bernard Preynat, Alexandre Guérin (Melvil Poupaud), en una escena de la película. Foto: Golem

Françoise Ozon, uno de los directores franceses más reconocidos en el panorama internacional, obtuvo el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Berlín por Gracias a Dios. Su filmografía a menudo se ha movido en el terreno de una sexualidad problemática, con esa amoralidad tan característica del cine francés. En 2016 nos sorprendió con una película en blanco y negro, Franz, que abandonaba sus habituales territorios para afrontar una historia antropológicamente notable. Ahora ha aprovechado la triste actualidad de los casos pretéritos de pederastia perpetrada por sacerdotes que han salido a la luz en diversos lugares del mundo para encarar el caso que más ha centrado la atención en Francia, el asunto del padre Preynat, ya conocido como el caso Barbarin. No es este el lugar para exponer los hechos, de sobra conocidos. Baste recordar que hace tres años el sacerdote de la diócesis de Lyon Bernard Preynat fue acusado de abusar de numerosos menores en los años 80 cuando estaba al frente de los Boy Scouts de la parroquia de Sainte-Foy-lès-Lyon. Acusaciones que fueron confirmadas por el propio sacerdote. El actual arzobispo de Lyon, el cardenal Barbarin, ha sido declarado culpable de ser conocedor de los hechos y no haber destituido al sacerdote. El cardenal ha recurrido la sentencia, pero a la vez ha presentado al Papa su renuncia, que no la ha aceptado. El filme relata el nacimiento de la asociación La Parole Libérée, que fue creada en 2015 por las víctimas de Preynat.

En este marco, Ozon ha querido ofrecer un caleidoscopio para acercarse al asunto desde diversas perspectivas, representadas por diversos personajes. Desde el católico sincero que quiere denunciar los abusos sufridos por el bien de la Iglesia, hasta el ateo militante que promueve la apostasía, pasando por una gran variedad de actitudes y matices. Fundamentalmente la película sigue a tres de las víctimas del padre Preynat, encarnadas por los actores Melvil Poupaud, Denis Ménochet y Swann Arlaud. Esta coralidad es un acierto de la película, que no pliega a una sola actitud. Por otra parte, no se puede decir que a Barbarin se le trate mal en el filme, pero ciertamente el resultado global le deja en muy mala posición.

Un tema presente pero no desarrollado hasta el fondo es la cuestión del perdón. El padre Preynat pide perdón a las víctimas. Y en general no le perdonan. Y sin embargo, la dinámica del perdón es necesaria para que las heridas puedan cicatrizar en la medida de lo posible. Un personaje llega a decir: «Si le perdonas, serás su víctima de por vida».

La película recuerda mucho a Spotlight, que se centraba en los escándalos de pederastia de Boston, silenciados por el cardenal Law. En ambos casos la película debe ser recibida por los católicos con humildad y dolor, sin perder el sentido crítico que permite reconocer que estas películas forman parte –voluntariamente o no– de la campaña contra la Iglesia puesta en marcha en Occidente hace ya algunos años. Estamos ante una película que conviene ver y discutir sobre ella, ya que de esas discusiones –que no necesariamente del filme– puede nacer un juicio más profundo y verdadero sobre estos graves acontecimientos.

Gracias a Dios
Director:

François Ozon

País:

Francia

Año:

2018

Género:

Drama

Público:

+12 años