Apto o no apto - Alfa y Omega

Desde mi comunidad me animaron a estudiar el doctorado en Teología Pastoral, investigando sobre cómo el fundador de nuestra familia misionera Verbum Dei, Jaime Bonet, entendía la predicación. Es un tema apasionante que descubro como un aporte para toda la Iglesia: predicar de tal manera que la Palabra llegue a tocar el corazón de los oyentes. Una propuesta renovadora que ayude a todos los que nos dedicamos al ministerio de la Palabra.

Para que el tema fuera aprobado tuve que ir a Salamanca a que un tribunal me diera el visto bueno. El pasado mes de noviembre acudí junto a mi director de tesis a presentar mi propuesta de investigación y el resultado fue contundente: «No apto». Fue un jarro de agua fría, con toda la ilusión con la que había preparado el trabajo, pero lo cierto es que todos los aportes que me hicieron eran buenos y constructivos.

El 28 de marzo volví a presentar el proyecto con todas las correcciones que me habían dado. Esta vez me consideraron apto. ¿Qué había cambiado? Principalmente que la segunda versión no la había diseñado yo solo, sino que pedí ayuda a los hermanos y hermanas de mi comunidad más capacitados en teología. Esto me ha servido de lección práctica de lo necesitados que todos estamos de la vida que recibimos de los demás. «Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo, si no permanece en la vid, tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos…» (Jn 15,4-7).

Cuando vamos por la vida como llaneros solitarios, confiando en nuestras propias fuerzas, es fácil que nos choquemos de frente con nuestra ineptitud. Pero cuando hacemos de nuestros límites el lugar donde los demás nos pueden aportar sus talentos y capacidades, son ellos los que nos ayudan a descubrir nuestra mejor versión.

Fue una gran alegría para mí que fuera aprobado mi proyecto de doctorado, pero sobre todo la lección aprendida: cuando sumamos ilusiones, puntos de vista y esfuerzos el resultado es la alegría compartida.