Retorno a la inocencia - Alfa y Omega

Retorno a la inocencia

Maica Rivera

Trama honra el éxito de este longseller de su catálogo. Lo hace con estilo y a su estilo, publicando una nueva edición del título, limpia, minimalista y muy representativa de sus valores editoriales, regidos por los más altos estándares de profesionalidad veterana. Así llega a nuestras manos el pequeño libro en crema, de apenas 60 páginas y tacto gustoso, ligero como una pluma, que nos permite leer a placer el Diario de Adán y Eva de Mark Twain. Se trata de una original fábula inspirada en el encuentro de la primera pareja humana sobre la Tierra, o más bien el desencuentro y los desencuentros seguidos por tratarse del primer y de los primeros choques sucesivos de ambos, que son narrados en fragmentos con los que Adán y Eva van tomando la palabra para dejar divertido, y no por ello menos profundo, testimonio contrastado de sus vivencias en paralelo. Asombrados prácticamente a cada paso, nombrando el mundo en su caminar, nos van dando sus ingenua impresión de lo que descubren a su alrededor, a la vez que se van descubriendo, con curiosidad y esfuerzo, el uno al otro en sus distintas naturalezas, masculina y femenina. Pasan del singular al plural en su discurso, rompiendo muchas barreras iniciales, porque, al comienzo, él la asimila con una cotorra muy torpe, incapaz de tranquilizarse y callar durante unos minutos, y ella le considera un reptil sin compasión y tampoco utilidad porque nunca le ve hacer nada. Queda claro que se observan al principio con extrañeza e incluso cierto recelo, y Twain, que no solo vive de Tom Sawyer, le echa ingenio, mucho humor, ternura y un puntito surrealista para contarnos en un puñado de anécdotas cómo aprenden a amarse por encima de sus diferencias y nos pone muy fácil que disfrutemos el relato de su evolución personal en convivencia, con un proceso que pinta increíblemente contemporáneo y que va mucho más allá de la aceptación mutua, a cuyo término, sin necesidad de total comprensión, llegarán Adán y Eva a lanzarse miradas de un amor esencial, claro y nítido.

Aparecerán repentinamente Caín y Abel, «pobres y ruidosos animalillos», cuyo crecimiento escrutará de cerca Adán, desconcertado y fascinado, elucubrando si son peces, canguros o tal vez osos. Mientras que Eva será derroche instintivo de amor maternal sobre los bebés… ¿Qué menos podría esperarse de su hipersensibilidad, que la hace entretenerse revoloteando con las abejas y las mariposas, a las que concibe como unas «maravillosas criaturas que le arrebatan al cielo la sonrisa de Dios para conservarla»?

Las peripecias muestran la transformación exterior e interior de los protagonistas, brindándonos a lo largo de la aventura mensajes como que al ser humano le define la pasión por la belleza o que la inteligencia de nada sirve sin corazón. Dice Eva: «Al principio no lograba averiguar para qué había sido creada, pero ahora creo que es para desvelar los secretos de este mundo maravilloso y ser feliz, y agradecer al Dador que lo haya creado». Finaliza Adán ante la tumba de Eva con un conmovedor epitafio: «Allí donde estuviera ella, estaba el Paraíso».

Diario de Adán y Eva
Autor:

Mark Twain

Editorial:

Trama