Mujeres en el Vaticano - Alfa y Omega

En el hotel Ergife de Roma están reunidas 850 superioras generales de ordenes religiosas de todo el mundo, presididas por la maltesa Carmen Sammut. Las deliberaciones de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) de 1.900 congregaciones femeninas con más de 450.000 religiosas, se pueden seguir en streaming.

El Papa Francisco las recibe mañana para continuar el diálogo iniciado hace tres años, y cuenta cada vez más con ellas. De hecho, las diez religiosas del consejo ejecutivo de la UISG participaron el pasado mes de febrero en la primera cumbre de presidentes de conferencias episcopales de todo el mundo para la erradicación de los abusos sexuales de menores.

El rostro más humano y servicial de Roma proviene de las 22.000 religiosas ocupadas en mil tareas. La mayoría son invisibles y algunas no, como la franciscana Mary Melone, rectora de la Pontificia Universidad Antonianum.

La presencia de mujeres en niveles altos del Vaticano aumenta con excesiva lentitud. Por eso, el comunicado final de la reunión del consejo de seis cardenales asesores del Papa el pasado abril señalaba que se abordó «la necesidad de una mayor presencia de mujeres en tareas directivas en los organismos de la Santa Sede».

En la última reunión de Naciones Unidas sobre el papel de la mujer, la Santa Sede estuvo representada por Barbara Jatta, la primera presidenta de los Museos Vaticanos. A su vez, Mariella Enoc, dirige el hospital pediátrico Bambino Gesù.

Desde el pasado verano, el Vaticano cuenta con el primer prefecto laico en toda su historia, Paolo Ruffini, en el departamento de Comunicación. Y es previsible el nombramiento de la primera prefecta en un plazo no demasiado largo.

De momento, las mujeres con mayor responsabilidad son las vicesecretarias del departamento de Laicos Familia y Vida, Linda Ghisoni y Gabriella Gambino, procedentes de universidades romanas y madres de familia, igual que Barbara Jatta. A su vez, la vicesecretaria de la Congregación de Vida Consagrada es una religiosa española, Carmen Ros Nortes, antigua misionera en Corea.

El año pasado, el Papa Francisco nombró las tres las primeras consultoras de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y en la entrega del premio Ratzinger a Marianne Schlosser declaró «muy importante que se reconozca cada vez más la aportación femenina en la investigación y la enseñanza de la teología».