La biblioteca Iván de Vargas - Alfa y Omega

La biblioteca Iván de Vargas

Concha D’Olhaberriague
Foto: Jaime García

El 15 de mayo, Madrid festeja a su patrón, san Isidro Labrador, un campesino de origen modesto que nació a finales del siglo XI, se casó con la que más tarde sería santa María de la Cabeza y trabajó las tierras del caballero hacendado Iván de Vargas, perteneciente a una familia de antiguo abolengo.

Varias son las propiedades que los Vargas contemporáneos de san Isidro poseían en el Madrid medieval y sus inmediaciones. Hasta nuestros días han llegado vestigios de algún que otro de estos edificios en distinto grado de preservación.

Por lo que atañe a su vinculación con el santo, el más relevante de estos monumentos es el que hoy alberga el Museo de San Isidro y de los Orígenes de Madrid, en la plaza de San Andrés, aunque, a decir verdad, es la tradición la que sostiene que perteneció a los Vargas y la que le dio el nombre de Casa de San Isidro. La leyenda, como la etimología popular, deja huella duradera. De la época de los últimos propietarios, los condes de Paredes, data la capilla con la advocación del santo.

Muy cerca del museo, en la callejuela del Pretil de Santisteban que va a San Pedro el Viejo, indiferente a los tumultos de las terrazas que llenan de algarabía la zona, se esconde la minúscula capilla de la Cuadra de San Isidro, con culto el día de la fiesta del patrón.

El legado de la ilustre familia cuenta asimismo con el soberbio palacete de la Casa de Campo, junto a la entrada del Puente del Rey, hoy propiedad municipal.

Por último, en la calle de San Justo, frente a la basílica de San Miguel, donde ahora se alza la biblioteca pública Iván de Vargas, estuvo otra residencia del señor de san Isidro.

Tras ser demolido en dos fases el degradado caserón, se levantó un airoso complejo vanguardista que, no obstante, ha conservado algunos restos y detalles que recuerdan la historia del lugar. Así, en el patio central se mantiene el trazado primigenio y perviven dos magnolios centenarios junto con restos de uno de los pozos, asociado, como el del museo, al milagro del santo; también se han repuesto elementos originarios tales como escudos y trozos de la cerrajería original.

La biblioteca es un lugar concurrido, luminoso y propicio para el recogimiento en un entorno muy evocador.