De cómo un matrimonio católico llevó el Evangelio a Caofeidian (China) - Alfa y Omega

De cómo un matrimonio católico llevó el Evangelio a Caofeidian (China)

Hace pocas semanas se inauguró en Caofeidian la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, con capacidad para 1.000 fieles. La historia de la comunidad católica de la zona comenzó en los años 60 (poco antes del comienzo de la Revolución Cultural) con un matrimonio que daba testimonio de su fe. Este viernes se celebra la primera Jornada de Oración por la Iglesia en China después del acuerdo entre este país y la Santa Sede para el nombramiento de obispos

Redacción
Foto: UCAnews

En el año 1962, en el condado de Tanghai (ahora distrito de Caofeidian), en la provincia china de Hebei, no había católicos. Al menos que se supiera. Y las condiciones de la época no ayudaban a que se extendiera la fe. Había pasado algo más de una década desde la Revolución China, y menos de cinco años después iba a desencadenarse el período de persecución más dura contra los cristianos por parte del régimen comunista: la Revolución Cultural.

Y, sin embargo, la semilla que a partir de ese año plantó un matrimonio católico sigue dando frutos hasta hoy. Hace pocas semanas, el obispo Peter Fang Jianping (reconocido tanto por la Santa Sede como por el Gobierno de Beijing) consagró en Caofeidian la iglesia del Sagrado Corazón, con capacidad para 1.000 personas.

El salto fue obra de Lu Hongbin y su mujer, Sun Wenrong, que en 1962 se instalaron en la zona. La Revolución Cultural no consiguió que se apagara su fe, y en cuanto la persecución amainó su testimonio empezó a atraer a algunas personas al catolicismo. A partir de 1980, cuatro años después del final de la Revolución Cultural, su casa se convirtió en una pequeña comunidad doméstica.

Habitaciones llenas

Monseñor Paul Liu Jinghe, entonces obispo de Tangshan, la diócesis a la que pertenece Caofeidian, los animó a evangelizar, y también a que intentaran poner en marcha un lugar de culto oficial. En 1995, la comunidad católica que se reunía en su casa ya superaba el centenar de fieles.

«En esa época, tenían que apretujarse en tres habitaciones de la casa de Lu», recordó monseñor Fang durante la homilía de consagración de la nueva iglesia. Por ello, en 1996 dieron el paso y, con las aportaciones de todos, compraron un pequeño edificio de dos pisos, y lograron los permisos oficiales para convertirlo en un templo.

Sin embargo, la comunidad seguía creciendo, y en 2015, también con los permisos oficiales, se adquirió una finca de 9.000 metros cuadrados, donde se ha construido la nueva iglesia.

La historia de Caofeidian bien podría verse como un ejemplo de lo que pretende la Santa Sede a largo plazo en China: superar la parálisis que ha supuesto la división de la jerarquía unida a una dependencia muy fuerte de los laicos respecto a ella. La suma de ambos factores ha obstaculizado en gran medida la evangelización; un terreno en el que las comunidades evangélicas, no sujetas a estos condicionantes, han logrado mucho más.

Sigue el miedo a los derribos

Sin embargo, cuando este 24 de mayo se celebra el primer día de Nuestra Señora de Sheshan (advocación china vinculada a la de María Auxiliadora) y la Jornada de Oración por la Iglesia en China después del acuerdo provisional firmado entre la Santa Sede y China en septiembre pasado para el nombramiento de obispos, algunas noticias que también llegan de la provincia de Hebei recuerdan las dificultades que a día de hoy todavía viven los católicos.

Este mes de mayo, los fieles comenzaron a hacer vela en el santuario de Shengdiliang, en la diócesis de Xiwanzi, al enterarse de que las autoridades querían demoler una serie de esculturas religiosas que hay en el santuario. Ya había ocurrido a primeros de mes con la cruz de una iglesia en Shenliuzhuang, en la misma provincia. Hebei es la provincia con más católicos en China, 1,5 millones.

Por otro lado, a comienzos de este mismo mes, el sobrino de un obispo clandestino de la misma provincia, que lleva desaparecido 23 años, ha suplicado que se le informe de su paradero. Se trata de monseñor James Su Zhiming, obispo de Baoding. Fue arrestado en 1996, y desde 2003, cuando su familia descubrió que estaba en un hospital, no se le ha vuelto a ver en público.

Su Tianyou, su sobrino, declaró a UcaNews que en 2015 un representante del Gobierno que estaba implicado en las negociaciones con el Vaticano, Guo Wei, le pidió que esperara a que las relaciones entre ambos mejoraran para que pudiera ser liberado. Pero, a pesar de que el esperado acuerdo se firmó en septiembre, Su todavía no tiene noticias de su tío.

James Su Zhiming es uno de los dos obispos chinos que están desaparecidos en este momento. El otro es Cosma Shi Enxiang, de 97 años, desaparecido desde 2001.

«Los canales de comunicación funcionan»

Consciente de estas dificultades, la Santa Sede, sin embargo, mantiene el optimismo sobre lo que los acuerdos pueden alcanzar. En una entrevista hace unos días al periódico chino Global Times, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, explicó que «los canales de comunicación están funcionando. Hay elementos que muestran un aumento de confianza entre las dos partes. Estamos inaugurando un método que parece positivo y que, sin duda, será necesario desarrollar con el tiempo, pero que ahora mismo nos da la esperanza de que podamos lograr progresivamente resultados concretos».

Además, el cardenal destacaba, como paso adelante, que las celebraciones de Pascua se hubieran llevado a cabo este año pacíficamente en toda China, y la participación de un representante del Vaticano en la Exposición Internacional de Horticultura de Beijing.

UcaNews / Redacción