Ayuda para «volver a ser yo» - Alfa y Omega

Ayuda para «volver a ser yo»

La Iglesia se hace cargo de más del 50 % de la atención a la salud mental en España. Dentro de esta inmensa labor, las Hermanas Hospitalarias han sido pioneras. Gracias a la red de recuperación psicosocial que pusieron en marcha hace 25 años, personas como Lourdes, María y Olga trabajan para «volver a ser yo». Pero en este ámbito aún queda mucho por hacer

María Martínez López

Para Lourdes y María, la unidad hospitalaria de tratamiento y rehabilitación de la clínica San Miguel es como su casa o un Colegio Mayor. «Pero con los hábitos que necesito para volver a ser yo», matiza la primera. «Y con más cariño», añade la segunda. Son una novata y una veterana de esta unidad de las Hermanas Hospitalarias para las personas con trastorno mental grave. Lourdes ingresó hace una semana, y su horario incluye terapia individual y en grupo, talleres de autocuidado, de inglés, de informática, salidas de ocio… Como el 90 % de los pacientes, está en el nivel más alto de autonomía, y puede salir sola. «Desde dentro, no ves esto como un centro de salud mental. Hay mucha comunicación entre nosotros y entre los profesionales, y se ve la salud mental de forma natural, como si te duele un brazo y hay que curarlo», explica.

María estuvo ingresada nueve meses, y recibió el alta en noviembre. «No quería marcharme –recuerda–. He recibido muchísimo apoyo, cariño y ayuda para crecer. En lugar de castigarme por haber estado ingresada, doy gracias a Dios. Ahora vengo como voluntaria, y eso me ayuda a recuperarme». Uno de sus momentos favoritos eran los desayunos que pacientes y profesionales comparten una vez a la semana. También a Guillermo, el psiquiatra, le encantan: «Nos ayuda a verlos como personas. Convivir con ellos es la mejor manera de superar el estigma» de los trastornos mentales. Su trabajo pasa por «reforzar la gran parte sana que tienen, centrarse en eso y no en sus torpezas». Como dice una de las canciones que escribe para los residentes, que «no se escuchen mis voces, sino mi voz».

El camino de Olga

Olga salió hace un mes de la unidad, y le pidió a Guillermo un poema de despedida. En su caso, el equipo vio que era mejor que pasara antes a la mini-residencia anexa. Allí, con otras 39 personas, se prepara para vivir de forma autónoma, asumiendo tareas como las de limpieza. Dentro de su plan terapéutico individual, Olga asiste dos días a la semana a otros centros, donde participa en un taller de crianza «para poder cuidar a mis dos niñas». Si antes de eso necesita más pasos intermedios, podrá acceder a un piso supervisado, además de a varios tipos de Centros de día o de rehabilitación laboral.

Desde la clínica San Miguel, las Hermanas Hospitalarias gestionan toda una red de rehabilitación psicosocial de personas con trastorno mental grave. La red busca ir más allá de la atención sanitaria –medicación y terapia–, y cuenta con nueve centros, 406 plazas en residencias y pisos y pensiones supervisados, y otras 925 plazas ambulatorias entre Madrid y Extremadura.

Iglesia: pionera en salud mental

La red nació hace 25 años, cuando las Hermanas Hospitalarias abrieron en Madrid la primera residencia comunitaria –no hospitalaria– de España, buscando la recuperación psicosocial de personas con trastorno mental grave. Con esta iniciativa, «intentamos evitar la institucionalización de por vida –explica Sor María Angustias Casado, Vicaria de la Provincia canónica de Madrid de las Hospitalarias–. Pueden tener otras alternativas y no perder el contacto con su familia ni con la sociedad».

Las Hermanas Hospitalarias son pioneras en la atención a la enfermedad mental desde que san Benito Menni las fundó en 1881 para responder al abandono que sufrían las mujeres con estos trastornos. En Madrid, sólo esta congregación tiene el 20 % de las 6.064 plazas que ofrece la Comunidad. También es muy importante la labor de los Hermanos de San Juan de Dios, que cuentan con 4.260 camas y plazas en 15 centros de toda España. Calixto Plumed, coordinador de docencia e investigación de la provincia Bética de los Hermanos de San Juan de Dios, explica que «las secciones de psiquiatría de los hospitales generales normalmente sólo atienden a los agudos», durante estancias breves. Cuando el trastorno se alarga, gran parte de la atención la hace la Iglesia, sobre todo a través de conciertos. Plumed estima que es más del 50 % de la atención a la salud mental en España. «En algunas Comunidades, como Cataluña, incluso los hospitales en torno a los que giran los dispositivos de seguimiento son de la Iglesia o concertados». Gracias a esta importante aportación, «la atención a la salud mental está bien cubierta en España, aunque faltan recursos y siempre hay que estar negociando y reclamando» los pagos que se retrasan, y que tampoco cubren la totalidad del coste de las plazas. Lo que falta lo asumen las congregaciones.

Según la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), entre el 2,5 % y el 3 % de la población adulta de España –más de un millón de personas– padecen trastornos mentales graves. Más de la mitad de estas personas que necesitan tratamiento no lo reciben. Plumed lo atribuye, sobre todo, a que «todavía continúa el estigma de la enfermedad mental», que hace que, «cuando surge una, se tarde en abordarla».

Los recursos sociales, clave

El proceso de recuperación es largo, y una de las prioridades es la rehabilitación psicosocial. El doctor Francisco del Olmo, Director Médico de la Clínica San Miguel, explica que ésta tiene dos partes: ayudar a la persona para que funcione de la forma más normalizada posible y, cuando eso cueste, reforzar las funciones que le fallan. Una atención integral y los recursos sociales son clave –explica–, porque en los trastornos mentales graves hay síntomas como déficit cognitivo, de motivación y expresión de los afectos, que no son fáciles de resolver con medicación. Una crisis puede suponer la pérdida de habilidades sociales que hay que intentar recuperar «combinando distintos recursos» y buscando la mejor alternativa «a lo largo de la vida de la persona».

Alberto Martín, gerente de San Miguel, cree que hoy, en Madrid, se ha conseguido crear «una amplia red de recursos de atención a la enfermedad mental grave y crónica. En los dos últimos años, los centros de las Hospitalarias hemos crecido, con 85 nuevas plazas residenciales concertadas. Pero, para responder a las necesidades, deberíamos hacerlo a mayor ritmo», reconoce. «Las familias se quejan de que no hay suficientes recursos extrahospitalarios», explica sor María Angustias. «Ha habido un esfuerzo en promover la rehabilitación psicosocial, pero seguimos por detrás de los países de nuestro entorno –concluye el doctor Del Olmo–. Además, hay mucha heterogeneidad entre Comunidades Autónomas».

«Hacer presente la misericordia de Dios»

El sexto domingo de Pascua, se celebra la Pascua del Enfermo, con la esperanza de que la Vida del resucitado alivie las dolencias de quienes se acercan a Él. Entre ellos, hay personas con trastorno mental como Olga, que cada día saca un rato para ir a Misa con otro residente y con la comunidad de 11 Hospitalarias que hay en San Miguel. Esta celebración diaria, explica, «me da mucha paz, y salgo de ahí como en una nube».

La cercanía de los enfermos con Dios llega también a quienes los cuidan: «Siempre que veo un enfermo se me enciende el corazón –reconoce sor María Angustias–. Como religiosa, esta labor ha sido para mí hacer presente el amor y la misericordia de Dios».

También Guillermo, el psiquiatra, tiene la mirada puesta en el próximo Año de la Misericordia: «La forma de rehabilitar en psiquiatría, en el fondo, es cumplir las palabras de Jesús: Misericordia quiero, y no sacrificios. Jesús es un ejemplo para nosotros, los psiquiatras, porque lo que hacía era decir: Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Y trataba a los enfermos con respeto, era un médico de los cuerpos y de las almas».