El Papa reivindica «el martirio de la fidelidad cotidiana al Evangelio» - Alfa y Omega

El Papa reivindica «el martirio de la fidelidad cotidiana al Evangelio»

Hay más mártires que en los primeros años del cristianismo, pero Francisco durante la audiencia general de este miércoles ha reivindicado el martirio de la perseverancia cotidiana

José Calderero de Aldecoa
Foto: REUTERS

«La Iglesia de hoy es rica en mártires, está irrigada por su sangre que es semilla de nuevos cristianos y asegura el crecimiento y la fecundidad del Pueblo de Dios», ha asegurado el Papa durante la audiencia de este miércoles. De hecho, en la actualidad «hay más mártires que al principio de la vida de la Iglesia. Los hay por doquier», ha añadido.

Los mártires de hoy «no son santitos, sino hombres y mujeres de carne y hueso que, como dice el Apocalipsis, “han lavado sus vestiduras, blanqueándolas en la sangre del Cordero”. Ellos son los verdaderos vencedores».

Sin embargo, la gran mayoría de cristianos no están llamados por Dios al martirio físico, a derramar su sangre por la fe, sino a «vivir una vida plena, acogiendo el martirio de la fidelidad cotidiana al Evangelio y de la conformación a Cristo», ha asegurado el sucesor de Pedro.

El servicio de los diáconos

El Pontífice se ha referido al martirio durante la audiencia por ser la forma en que fueron asesinados en los primeros años del cristianismo muchos diáconos, tema principal sobre el que ha hablado Francisco.

«Han sido creados para el servicio», porque los apóstoles son cada vez más conscientes de que su vocación es la oración y la predicación de la Palabra de Dios. «El diácono en la Iglesia no es un sacerdote de segunda categoría, es otra cosa; no está para el altar, sino para el servicio. Es el custodio del servicio en la Iglesia», ha explicado el Santo Padre.

De hecho, «cuando a un diácono le gusta demasiado subir al altar se equivoca. Ese no es su camino. Esta armonía entre el servicio a la Palabra y el servicio a la caridad representa, en efecto, la levadura que hace crecer el cuerpo eclesial».

La calumnia, un cáncer diabólico

Además del martirio, la referencia a los diáconos le ha servido a Francisco para volver a insistir en que «las calumnias son un cáncer diabólico que mata». El falso testimonio nace «del deseo de destruir la reputación de una persona», pero «ataca también al resto del cuerpo eclesial y lo daña gravemente cuando, por intereses mezquinos o para cubrir los propios defectos, se entra en coalición para difamar a alguien».

Por último, el Papa ha cargado contra «la cizaña de la murmuración» y «la cizaña del chismorreo», que pueden destruir una «comunidad».