Sínodo para la Amazonía y para el mundo - Alfa y Omega

Sínodo para la Amazonía y para el mundo

Toca hacer un nuevo esfuerzo para presentar el Evangelio de un modo comprensible al mundo de hoy. El Sínodo de la Amazonía va a indicar caminos

Alfa y Omega
Foto: Rafael Cob

Pocas veces ha tenido un sínodo de ámbito regional una repercusión universal tan acentuada como la Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica. En primer lugar, por tratarse de una puesta en práctica de la encíclica hasta ahora señera del pontificado, Laudato si. Las cuestiones ambientales y sociales, dice el Papa, son indivisibles, y en pocos lugares del planeta se visibiliza esto de forma más evidente que en la Amazonía, donde la devastación de la tierra tiene como víctimas inmediatas a las comunidades indígenas obligadas a emigrar, a menudo para malvivir en la barriada de alguna gran ciudad. Pero las repercusiones ecológicas van más allá. Contra lo que afirma el actual Gobierno brasileño, la degradación medioambiental de esta región afecta al planeta entero. Igual que, a la inversa, la Amazonía es víctima de los hábitos de consumo en los países ricos y de un modelo de producción cuyos mayores beneficiarios se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Por eso insiste el Papa en que vivimos en una «casa común» indivisible.

El otro gran debate de este Sínodo será la inculturación de la fe, con la búsqueda nuevas formas (eventualmente, también «nuevos ministerios») y nuevos lenguajes para que la Iglesia pueda tener una presencia eficaz en cada lugar. Es la vieja tensión entre lo particular y lo universal, entre la necesidad de traducir el Evangelio a cada cultura concreta y la custodia de la comunión. Los equilibrios no siempre son sencillos. Las respuestas que dé el Sínodo a estas cuestiones inevitablemente condicionarán el tipo de formatos que está llamada a tener la misión en el mundo. También en la vieja Europa, a pesar de que aquí la inculturación se produjo ya en los albores del cristianismo, mediante el diálogo con el mundo grecorromano y, posteriormente, con la conversión de los pueblos bárbaros. Hoy, sin embargo la secularización ha hecho que la Iglesia y una buena parte de la sociedad hablen idiomas distintos, como evidenció el Sínodo sobre los jóvenes. Toca, pues, hacer un nuevo esfuerzo, para presentar el Evangelio. Y el Sínodo de la Amazonía va a indicar algunos caminos.