Tomás Morales: evangelizador de bautizados - Alfa y Omega

Tomás Morales: evangelizador de bautizados

«Un gran sacerdote de Jesucristo, educador y animador de generaciones de laicos y precursor del apostolado de los laicos en nuestro tiempo»: así definió al padre Tomás Morales el secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, Guzmán Carriquiry, durante el encuentro que tuvo lugar este domingo para celebrar el 25 aniversario de la partida al cielo del venerable jesuita.

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El padre Tomás Morales durante un campamento de jóvenes. Foto: Cruzadas de Santa María

«Un gran sacerdote de Jesucristo, educador y animador de generaciones de laicos y precursor del apostolado de los laicos en nuestro tiempo»: así definió al padre Tomás Morales el secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, Guzmán Carriquiry, durante el encuentro que tuvo lugar este domingo para celebrar el 25 aniversario de la partida al cielo del venerable jesuita.

El congreso, organizado por las Cruzadas y los Cruzados de Santa María, culminó con una Eucaristía en la catedral de la Almudena presidida por el cardenal Carlos Osoro, y tuvo como hilo conductor el papel de los laicos en la vida de la Iglesia, en especial la labor de promoción del laicado por parte del padre Tomás Morales. Así, Carriquiry afirmó que «el padre Morales anticipó, preparó y después llevó a cabo todo lo que el Concilio Vaticano II ha enseñado sobre los laicos», puesto que dedicó su vida a «la reevangelización de la multitud de bautizados que ha dejado la gracia del Bautismo en el olvido o la indiferencia». De ahí que a día de hoy «son muchos los que han quedado agradecidos por haberles hecho encontrar a Jesucristo en sus vidas».

El secretario de la Comisión Pontificia para América Latina desgranó en su intervención cuál es la visión del laicado según el Papa Francisco, y recogió la «revolución copernicana» posconciliar que supuso «la superación de la imagen piramidal de la Iglesia con la jerarquía en el vértice y los fieles por debajo, siguiendo sus órdenes como masa de receptores pasivos o como mucho como ejecutores de los designios jerárquicos». Sin embargo, «¡qué lejos estaba el padre Morales de todo ese clericalismo que mantenía a los laicos en una trampa de formalidades y ritualismos! Él sabía confiar en los laicos, algo que era sobre todo confianza en lo que el Espíritu Santo va obrando en ellos haciéndoles crecer en la fe», pues para él «el intercambio de humanidad y el trabajo común entre sacerdotes y laicos resultaba fundamental».

El fundador de la familia de Santa María advertía asimismo «la creciente paganización de la sociedad» y las «apariencias de una cristiandad en proceso de erosión», por lo cual «no bastaba con quedarse encerrados dentro de los recintos eclesiásticos». La opción por la evangelización, compartida en nuestros días por el Papa Francisco, pasa para el padre Morales por el testimonio de los laicos «en los ámbitos decisivos de la familia, de la educación, de la universidad, de las comunicaciones sociales y la cultura, en plena vida pública», pues para Carriquiry «no faltan a los laicos las mociones del Espíritu Santo» que les lleven a «promover la caridad, la fraternidad y el deseo de bien, de verdad y de justicia».