Cultura viene de culto - Alfa y Omega

Cultura viene de culto

El domingo está en crisis. Primero fue el debilitamiento de su sentido religioso. Hoy la liberalización de los horarios comerciales y laborales amenaza la cohesión social

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Foto: Valerio Merino

Heredero del sábado judío, el domingo es uno de los elementos que más poderosamente ha contribuido a crear y sotener la civilización occidental. También uno de los más humanizadores, porque el domingo es un día reservado a Dios, a la familia, a uno mismo. Es un tiempo protegido y vedado a las fuerzas del mercado, un tiempo para el descanso y la reflexión. Y por ello mismo también un recurso clave que ayuda a aportar sentido a la vida.

Hoy el domingo está en crisis. Primero fue el debilitamiento de su sentido religioso. Después, la liberalización de los horarios comerciales y laborales, que desestructura el tejido social y familiar en las grandes ciudades. El domingo se ha convertido así en símbolo de resistencia frente a un capitalismo que, como el resto de ideologías, se presenta como una verdad científica y exige culto idolátrico. Desde Juan Pablo II y su carta Dies Domini, viene advirtiéndolo el magisterio pontificio, haciendo notar que lo que está en juego es una cuestión antropológica de muy hondas repercusiones. La Conferencia Episcopal Española ha tomado buena nota de la problemática, poniendo el foco en ella en el tramo final de su plan pastoral quinquenal.

Claro que no basta con denunciar males ajenos; también la Iglesia debe preguntarse qué debe mejorar para recuperar el domingo. Desde hace tiempo se abre paso en las grandes ciudades la propuesta de un menor número de celebraciones eucarísticas, pero más cuidadas. Celebraciones que sean un verdadero punto de encuentro para la comunidad parroquial, y no simples trámites para cubrir un expediente. Eso incluye, naturalmente, la liturgia, pero no solo. Sin espacios de socialización al terminar la Misa, difícilmente podrá construirse algún tipo de sentimiento de pertenencia común, rasgo sin el cual el propio nombre de iglesia (asamblea) pierde su sentido. Avanzar en esta línea es un proyecto perfectamente viable. No faltan iniciativas en las que cualquier parroquia pueda inspirarse. Con ello no solo contribuirán a la reconquista del sentido eclesial del domingo, sino también de un pilar básico de civilización, en el que queda plenamente patente que cultura proviene de culto.