Ecumenismo: así se está haciendo cada vez más católica la visión sobre la Iglesia - Alfa y Omega

Ecumenismo: así se está haciendo cada vez más católica la visión sobre la Iglesia

En el diálogo ecuménico con protestantes y ortodoxos sobre qué es la Iglesia cada vez se da más importancia a la Tradición, al ministerio ordenado y a la sucesión apostólica y se va reconociendo la experiencia histórica del primado. Lo celebró un documento de la Santa Sede publicado pocos días antes del 20º aniversario de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, que se celebra este jueves

María Martínez López
El obispo luterano de Alemania, Christian Krause, Presidente de la Federación Mundial Luterana, y el cardenal Edward Cassidy, Presidente del Consejo Pontificio para promoción de la unidad de los cristianos, firmando la declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Foto: CNS

«Es mucho más lo que nos une que lo que nos divide. El poder transformador del Espíritu Santo nos mueve y nos invita a dar testimonio de la acción de Dios en el mundo, al que Cristo ha venido para ofrecer la salvación, un don de gracia a la humanidad». Así concluye la carta del cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y de Martin Junge, secretario general de la Federación Luterana Mundial, con motivo del 20º aniversario, este jueves, de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación.

Con este documento, ambas confesiones «alcanzaron un consenso diferenciado sobre la cuestión que había dividido tan profundamente a la Iglesia en Occidente», y también «declararon que las condenas expresadas en el pasado ya no eran aplicables».

A la importancia de estos avances en sí mismos se añade el hecho de que, en los años siguientes, se sumaran a la declaración conjunta las comunidades metodista, anglicana y reformada. Les movía «la urgente necesidad de presentar de forma común el mensaje de la esperanza y de la gracia liberadora ante el mundo». Los firmantes originales del documento de 1999 reconocen, por ello, que «difícilmente hubiesen podido imaginar su poder de persuasión».

Por todo ello, el cardenal Koch y Junge invitan a los miembros de las ya cinco comunidades eclesiales firmantes a juntarse el mismo 31 de octubre (Día de la Reforma para las iglesias luteranas y aniversario de la firma) u otro día que se considere oportuno y celebrar esta efeméride con la oración preparada con este motivo.

Hacia una visión común de la Iglesia

Las dos décadas de vida de la declaración se conmemoran pocos días después de que la Iglesia católica reconociera los importantes avances que se están dando en el diálogo ecuménico global (tanto con comunidades protestantes como con iglesias ortodoxas) sobre la naturaleza y misión de la Iglesia.

Este reconocimiento está incluido en la respuesta católica a la declaración del Consejo Mundial de las Iglesias sobre La Iglesia: hacia una visión común. Aprobada en 2013, pretendía ser un texto de convergencia sobre lo que todos los cristianos pueden decir juntos sobre la Iglesia. En el proceso de redacción, de unos 20 años, participaron teólogos ortodoxos, anglicanos, protestantes, evangélicos, pentecostales y también católicos, a pesar de que la Iglesia católica no está entre las 348 denominaciones miembros del Consejo Mundial de las Iglesias.

Una vez aprobado, el texto se volvió a enviar a todas las confesiones, para que se pronunciaran sobre hasta qué punto compartían sus afirmaciones. La valoración católica, publicada la semana pasada por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, reconoce –según la nota distribuida por el mismo– que la declaración ecuménica «sintetiza bien el creciente consenso en el ámbito de la eclesiología en el diálogo ecuménico actual. Al mismo tiempo, apunta a varios aspectos sobre los que se necesita más reflexión», tanto relativos a la naturaleza y misión de la Iglesia –entendida como la comunidad de todos los cristianos–, como sobre qué visión se tiene de su unidad.

Foto: CNS

«Se aceptan las aportaciones católicas»

Ya dentro del texto, aunque se reconoce que «varias afirmaciones teológicas serían consideradas inadecuadas por la doctrina católica», también hay convergencias que, «de forma muy sustancial, reflejan la comprensión eclesiológica de la Iglesia católica», como la insistencia en la proclamación de la fe, los sacramentos y el ministerio como «elementos esenciales de la comunión». Es más, los analistas reconocen en el documento afirmaciones que «aceptan las aportaciones de teólogos católicos sobre puntos anteriormente disputados», junto con otras que «explícitamente rechazan visiones defectuosas».

En los puntos en los que el concepto de Iglesia que comparten todos los cristianos se ha hecho más católico, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos enumera:

– «No se mira solo a la Escritura sino al testimonio de la Tradición viva», citando por ejemplo a algunos padres de la Iglesia o valorando la función de los sínodos.

– «Rastrea el origen del ministerio ordenado hasta la elección que hizo el Señor de los Doce», con los que «Jesús compartió su autoridad». Es decir, «se promueve la visión de que algunos aspectos del orden de la Iglesia fueron queridos e instituidos por Cristo mismo».

– «Se valora la idea de sucesión apostólica», de la que en el documento ecuménico se afirma que, «bajo la guía del Espíritu Santo, está dirigida a servir a la apostolicidad de la Iglesia».

– «Se expande y clarifica lo que significa el ministerio de episkopé» (episcopado).

– «Se promueve el valor de la sinodalidad y el primado», al apoyar la idea de que «la unidad visible de la Iglesia se logrará por la colaboración de los que ejercen el episkopé». También se considera «la experiencia histórica de la Iglesia de un primado regional y universal».

– La definición de la Iglesia, que hasta ahora se presentaba simplemente como «una comunidad de creyentes bautizados en la que se predica la Palabra de Dios» y «se celebran los sacramentos» se amplía para incluir que «se confiesa la fe apostólica» y «un ministerio de episkopé».

La respuesta católica valora también, como positivo, que se llame la atención sobre «cuestiones que necesitan discusión». Dentro de estas, se alude, por ejemplo, al hecho de que los participantes en el diálogo ecuménico «toman nota del problema que presenta» la existencia de normas morales diferentes en las distintas confesiones; algo que «supone nuevos desafíos e introduce nuevas divisiones».