El nuevo perfil del capellán castrense - Alfa y Omega

El nuevo perfil del capellán castrense

El arzobispo castrense de España, Juan del Río, define en un encuentro en Roma las cualidades básicas que deben tener los sacerdotes militares ante los cambios culturales, la moderna configuración de los ejércitos y los desafíos de la evangelización del siglo XXI

Fran Otero
Trabajo en grupo durante el V Congreso Internacional para la Formación de Capellanes Militares

El Instituto Patrístico Agustinianum de Roma, de la Pontificia Universidad Lateraenense, acogió esta semana el V Curso Internacional Para la Formación de Capellanes Castrenses en Derecho Internacional Humanitario, un evento que abordó cuestiones como la privación de libertad en situaciones de conflicto armado y la misión de los capellanes castrenses. Precisamente, sobre esto último disertó el arzobispo castrense de España, Juan del Río, que además de reclamar un Estatuto Internacional del Capellán Castrense «que refuerce su capacidad de servicio en favor de la paz», ofreció una interesante descripción de cómo debe ser el nuevo perfil de un capellán en las fuerzas armadas.

Son cuatro las cualidades que destacó en su intervención el prelado español:

  • «Cercano y dialogante Con todos, tanto con los mandos como con los soldados y civiles que trabajan en el ámbito de la milicia»
  • «Acogedor con los que están lejos y con los más próximos. Siendo siempre cálido en el trato con aquellos que son de otras confesiones y culturas, sin dejar de lado a los que abandonaron hace mucho tiempo la propuesta cristiana»
  • «Respetuoso con las diversas situaciones y personas que nos encontramos en una sociedad plural y en el mundo militar. Ejercerá su oficio: escuchando, acogiendo, acompañando, entregados en la caridad a todos por igual».
  • «Un buen capellán con corazón de pastor sabe descubrir las periferias sociales y existenciales. Se trata de una preocupación en unos ámbitos que han de ser primordiales para los sacerdotes y donde no llegan ni los psicólogos militares, ni los asistentes sociales de los cuarteles. El futuro del capellán castrense dependerá de su compromiso con los pobres y excluidos».

Del Río define al sacerdote castrense como «un nómada pastoral y espiritual» y como «un contemplativo de las armas en medio de la soledad de los cuarteles, en la estrechez de un buque o en zonas lejanas y abruptas». Por ello, citando al Papa Francisco, afirma que deben orar, pues «sin oración no podemos hacer todo lo que la humanidad, la Iglesia y Dios nos demandan en este momento histórico».

Visita al Papa

Precisamente, los participantes en el curso fueron recibidos en audiencia este miércoles en el Palacio Apostólico por el Papa Francisco que, como en encuentros anteriores, les recordó «la necesidad de rechazar la tentación de considerar al otro como un enemigo al que destruir y no como una persona, dotada de dignidad intrínseca, creada por Dios a su propia imagen».

Asimismo, el Papa puso deberes a los capellanes sobre el tema del curso –las personas detenidas en un conflicto– y les pidió que no escatimen esfuerzos «para que las normas del derecho internacional humanitario sean aceptadas en lo más profundo por los que han sido confiados a vuestro cuidado pastoral».

Y concluye: «Se trata de ayudar a esa porción particular del Pueblo de Dios confiada a vuestro cuidado a identificar en el patrimonio común que une a todos los hombres, y que tiene su origen ya en la ley natural, aquellos elementos que pueden llegar a ser un puente y una plataforma para el encuentro con todos. Los ministros de Cristo en el mundo militar son también los primeros ministros del hombre y de sus derechos fundamentales».