Objetivo: reventar el termómetro del estudio por los cristianos perseguidos - Alfa y Omega

Objetivo: reventar el termómetro del estudio por los cristianos perseguidos

La asociación juvenil Alfar llevaba tiempo preguntándose qué podían hacer por los cristianos perseguidos. San Josemaría decía que «una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración». Ante la proximidad de los exámenes finales van a ofrecer todas sus horas de estudio

José Calderero de Aldecoa

Mañana, 13 de mayo, la fundación de la Santa Sede Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) celebra la Jornada de Oración por los cristianos perseguidos. A su vez, la Conferencia Episcopal Española dedicará, entre el 13 y el 17 de mayo, una semana de oración por este mismo motivo.

AIN invita a todos a ofrecer «la Misa, el Rosario, tu jornada… especialmente por los cristianos que sufren persecución. Con nuestro apoyo y oración, demostrémosles que no están solos», piden.

En la asociación juvenil Alfar, de Salamanca, llevaban «tiempo pensando qué podemos hacer por los cristianos perseguidos». Ante la proximidad de los exámenes de final de curso les vino, entonces, a la cabeza aquella frase de san Josemaría: «Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración».

Y ahora han recogido el guante de AIN y han «pensando convertir las horas de estudio en oraciones por los cristianos perseguidos», explican desde la asociación.

«Hemos querido lanzar la iniciativa coincidiendo con la época de exámenes finales, tanto escolares como universitarios, ya que son los que más estudio —y por tanto más oración— generan. Por eso la iniciativa abarca los meses de mayo y junio completos», asegura Cristina, una de la organizadoras.

No hay límites para estudiar/rezar

El termómetro de estudio marca sólo 195 horas. Había que terminar en alguna cifra, pero «si alguien lo supera, genial, no nos hemos puesto límites», explica Cristina.

La dinámica es sencilla. El termómetro se recorre en solitario. El primer día que participan, las estudiantes escriben su nombre en una ficha y la sitúan al principio del termómetro. Cuando terminan el estudio sitúan su ficha en el número de horas realizadas o entre dos cifras si las horas no son múltiplos de cinco. La próxima vez que estudian siguen la misma dinámica, partiendo de las horas de estudio y oración que ya ha hecho. «Además del termómetro contamos con un registro de las horas exactas de estudio, para poder conocer con certeza las horas totales».

De momento, «hemos alcanzado las 90, por lo que, en breves, esperamos romper la barrera de los 100. Cuando terminemos junio queremos enviarle al Papa Francisco nuestras horas de estudio, para enseñarle nuestra manera de ayudar a los cristianos perseguidos», asegura Cristina.