Monseñor Celso Morga: «Tenemos que usar un lenguaje simple y poético que llegue al corazón» - Alfa y Omega

Monseñor Celso Morga: «Tenemos que usar un lenguaje simple y poético que llegue al corazón»

En el marco del Año de la fe, en coincidencia con el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y de los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra invitó a monseñor Celso Morga, secretario de la Congregación para el Clero, a pronunciar una conferencia acerca de El Catecismo de la Iglesia Católica. La UNAV ha difundido esta entrevista con el prelado

Redacción

¿Qué ha pasado con el Catecismo de la Iglesia 20 años después de su publicación?
El Catecismo de la Iglesia Católica no ha calado en el cristiano de a pie, porque tenemos la idea antigua de que es para niños o para jóvenes que se preparan para la Confirmación. Hay que seguir trabajando por la necesidad de una formación cristiana permanente. Los obispos y los sacerdotes, como colaboradores de los obispos, son quienes tienen que hacer posible que esa praxis llegue a todos los fieles cristianos, para que la catequesis sea accesible a los niños y jóvenes, pero también a los adultos que a menudo carecen de la preparación o tiempo necesarios para cultivar su fe. Los textos del Catecismo son para repasar y estudiar. Es un libro de siempre.

Para que la adaptación e inculturación del Catecismo sea efectiva, la Iglesia tiene que acercarse más al hombre. No podemos entrar como un elefante en una cacharrería. Tenemos que hablar desde el diálogo y la recepción de valores que son cristianos, pero también humanos. Así es cómo tenemos que hacer la nueva evangelización.

La inculturación del Catecismo se llevará a cabo si se usa un lenguaje simple y poético que llegue al corazón y no sólo a la cabeza, como el evangelio. Jesucristo cuando habla de que «las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mateo 8, 20) es algo que llega al corazón, se entiende perfectamente y el lector se siente —o se debería sentir— interpelado. Esa voluntad de querer llegar a todos no puede desfavorecer la doctrina. Jesucristo no es Buda. Y es Jesucristo quien salva a las almas. No podemos aguar la doctrina de Jesucristo.

Usted tiene ocasión de trabajar con el Papa Francisco, ¿qué rasgos destacaría de su personalidad?
Es un hombre muy libre. Hace uso de su libertad y no tiene inconveniente en cambiar cosas; por ejemplo, el hecho de vivir en la residencia Santa Marta y no en su apartamento. Es muy piadoso, reza y tiene un contacto permanente con Nuestro Señor. Tiene muy claro que él es el garante de la fe. Algunas personas se asustan con esos modos distintos de proceder, pero él es el sucesor de Pedro, no de Constantino; es decir, él carga con el peso espiritual de la Iglesia. Me llama la atención la gran capacidad que tiene para memorizar el nombre de las personas que le saludan y su atención a cada persona concreta.