Rock and God para «tocar el corazón de la gente» - Alfa y Omega

Rock and God para «tocar el corazón de la gente»

Juan, Carlos, Rocío y Luis abandonaron su sueño de ser estrellas del rock and roll, cuando estaban cerca de conseguirlo, para «revolucionar la música cristiana». Tras un retiro espiritual, decidieron dejar morir su grupo Jelly Bullet, y ahora vuelven a los escenarios con AAIRA. «Buscamos que nuestra música permita a la gente tener un ratito para pensar en Dios, para ser conscientes de su grandeza y de cómo nos quiere»

José Calderero de Aldecoa
Luis Vivanco, Carlos de Juan, Rocío Navarro y Juan Carbajal, componentes del grupo AAIRA. Foto: AAIRA

Su sueño como músicos amateur era poder llegar a vivir de la música y Juan, Carlos, Rocío y Luis, que se conocían de los Grupos Católicos Loyola de los jesuitas, estaban a punto de conseguirlo. Grabaron una maqueta que gustó a sus amigos, a las radios a las que se la mandaron, y que les permitió ganar muchos de los concursos nacionales a los que se presentaron. La banda de música sonaba a rock and roll, se llamaba Jelly Bullet y con ella tocaron en salas míticas de la noche madrileña como Cats o Gruta 77, y en un sinfín de festivales y locales de gran parte de la geografía española. Incluso salieron de gira por Francia y Eslovenia, grabaron un disco con Daniel Alcover, productor de Dover o La Musicalité, y tocaron en concierto —como teloneros— junto a grupos como Celtas Cortos, Mago de Oz o Los Secretos.

Pero cuando estaban a punto de convertirse en músicos profesionales, con dos discos en el mercado, decidieron dar un giro de 180 grados y pasarse al rock and God, con la intención de «revolucionar la música cristiana», aseguran. Formaron entonces el grupo de música católica AAIRA, que acaba de presentar su primer disco homónimo (Santafé producciones).

Piezas que encajan

«No fue un cambio fácil. La decisión solo se tomó después de una serie de experiencias personales contrarias, a primera vista, a la ruta que nos habíamos trazado como banda», asegura el batería, Carlos de Juan. «Cuando sacamos el segundo disco con Jelly Bullet, el guitarrista nos dijo que se iba a vivir a Rota. Decidimos seguir adelante con un guitarrista subcontratado, pero ya no era lo mismo». Paralelamente, «me empecé a interesar, sin ninguna pretensión, por la música católica. Hice una playlist en Spotify con los grupos que más me gustaban y mejor sonaban», asegura De Juan.

Por otro lado, el cantante, Juan Carbajal, se fue de retiro. «El guía espiritual nos invitó a ponernos en el lugar de Dios e imaginar cómo es ese sueño que tiene de nosotros. Mi sueño siempre había sido ser una estrella de rock, pero me di cuenta que no casaba con mis valores cristianos ni con mi pretensión de formar una familia. Sin embargo, yo seguía teniendo ese sueño y después de la meditación llegué a la conclusión de que Dios lo que nos pide no es el qué, no nos dice a qué nos tenemos que dedicar, sino el cómo. Nos interroga sobre cómo hacemos lo que hacemos», asegura el cantante en conversación con Alfa y Omega. Tras la reflexión y todavía durante la celebración de los ejercicios espirituales, Carbajal compuso la canción Como tú me soñaste, que con el tiempo se convirtió en el segundo single —estrenado el pasado viernes— del primer disco de AAIRA. «Al volver del retiro espiritual le pasé la canción a Carlos y él me enseñó su lista de música cristiana». Las piezas encajaron y «desde aquel momento decidimos poner nuestras cualidades musicales al servicio del Señor».

Transmitir el amor de Dios

El primer trabajo de la nueva banda se compone tan solo de cinco canciones, cada una de las cuales se estrena, individualmente, cada dos semanas. Acompañada de un videoclip, se publica de forma simultánea en más de 30 plataformas digitales. «Ahora se consume música de otra forma. Ya casi nadie compra discos físicos y mucho menos los reproduce enteros en casa. Hoy la gente escucha la música en sitios como Spotify o YouTube», explica Carlos de Juan.

Pero más importante que la forma de publicación, que está muy pensada con la intención de «colocar nuestra música, nuestro mensaje, allí donde sabemos que la gente acude a escucharla», para AAIRA es fundamental la calidad del sonido —«hay que hacer las cosas bien, de forma profesional, no le podemos presentar a Dios y a los fans una chapuza»— y, principalmente, las letras, «en las que sobre todo tratamos de transmitir el amor de Dios y que la gente se lo crea un poquito más». «Hay una canción —Me levantas del suelo— que por ejemplo habla del pecado y del perdón de Dios. Otra —Si tu supieras— pretender ser una carta de Dios a ti como persona, en la que habla de cómo te quiere, de ese amor que no es humano y que cuesta tanto entender y creernos», afirma el cantante.

Al final, «nosotros lo que buscamos es que nuestra música toque un poco el corazón a la gente, que les permita tener un ratito para pensar en Dios, para ser conscientes de su grandeza y de cómo nos quiere», concluyen.