Libertad + riqueza cultural = escuela concertada - Alfa y Omega

Libertad + riqueza cultural = escuela concertada

Uno de cada cuatro centros escolares en España forma parte de la red de enseñanza concertada. En total, más de dos millones de familias optan por este modelo, que la ley establece para garantizar la libertad de elección y los derechos educativos de padres y alumnos. Ahora, las principales asociaciones de padres y las patronales de los centros se han unido para mostrar por qué este modelo beneficia a toda la sociedad

José Antonio Méndez
«Tenemos casi la misma tasa de inmigrantes, y el doble de alumnos con necesidades educativas especiales», explica Alvira

Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación, con cifras del curso 2013-2014, en España hay algo más de ocho millones de alumnos cursando estudios escolares. De todos ellos, un 25,4 %, es decir, la cuarta parte de los estudiantes de Educación Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional que hay en todo el país, acuden cada día a las aulas de una escuela concertada. La cifra exacta supera los dos millones de alumnos: 2.020.998. Uno de ellos es Santiago, el hijo de Irene y Sergio.

Santi tiene cuatro años y está a punto de terminar segundo de Infantil en el colegio madrileño Blanca de Castilla, un centro concertado de ideario católico, pionero en España a la hora de aplicar la teoría de las inteligencias múltiples y el trabajo por proyectos pedagógicos. Su hermano Pablo, que ahora va a una guardería concertada, lo acompañará el próximo mes de septiembre, cuando empiece su etapa escolar. Y aunque Santi vive ajeno a las grandes cifras del sistema educativo y a los debates en torno a los modelos de enseñanza, va cada día al cole encantado, porque ha encontrado a un equipo de profesores que lo hacen sentir como en una prolongación de su propia casa.

Una prolongación del hogar

Irene, su madre, explica que «nosotros estamos encantados con este colegio. Necesitábamos que nuestros hijos pudieran a ir a un cole que estuviese cerca de casa, y queríamos uno que tuviera un buen nivel académico y contase con un ideario afín a los valores que vivimos en casa. Que el cole sea una extensión de la familia es fundamental, porque eso da un equilibrio a los niños; esto te lo dice cualquier experto». Por eso tenían claro que «queríamos un cole católico, que le diese una buena formación, le ayudase a vivir el sentido de pertenecer a la Iglesia y, sobre todo, primase la formación personal junto a la formación académica: no queremos que lo eduquen para perseguir sólo el éxito de las notas, sino para que aprenda a ser feliz y a hacer felices a los demás». El hecho de que el Blanca de Castilla sea concertado «es lo que nos ha permitido optar por una educación así, porque no podríamos ni plantearnos un privado: yo tengo reducción de jornada (y de sueldo), y Sergio, mi marido, está buscando trabajo. De todos los coles del barrio, éste era el que nos gustaba, y aunque hay buenos públicos, no responden al tipo de educación que queremos para nuestros hijos».

Un sistema para la libertad

La herramienta que permite a Santi ir al colegio que sus padres consideran mejor para él, es el actual sistema de conciertos. Un sistema vigente en España desde 1985, análogo al que tienen países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania, Polonia, Irlanda u Holanda, e implantado para responder a la exigencia de libertad de elección y de gratuidad de la enseñanza que reconoce el artículo 27 de la Constitución. Y que consiste, esencialmente, en que el Estado financia con dinero público la enseñanza que se imparte en centros de iniciativa social, para que los padres puedan optar entre varios tipos de educación. O, como dice Irene, para que «una familia como la nuestra, con un nivel económico muy, muy, muy normalito, o como los inmigrantes que llevan a sus hijos a nuestro cole, podamos elegir la enseñanza que queremos para nuestros hijos».

Además de Sergio, Irene, Santi, Pablo y el resto de esa cuarta parte de familias españolas que optan por este modelo, el respaldo social del que goza la concertada es aún más amplio, según confirman desde Escuelas Católicas, la mayor patronal de colegios concertados de España, que ampara a más de 2.000 centros y se ocupa de formar a un millón y medio de niños.

Aún más respaldo que demanda

Su Secretario General, José María Alvira, explica que «las Comunidades Autónomas no hacen públicos los datos de solicitudes que no obtienen plaza en el centro demandado, pero la experiencia nos dice que entre un 10 y un 20 % de las solicitudes que llegan cada año a nuestros centros se queda sin plaza y son derivadas a otros de titularidad estatal. Además, hay que sumar a todos los padres que saben que no van a poder obtener plaza en un concertado y ni lo intentan, y a todos los que optan por un público, pero están a favor de que otros padres puedan elegir un concertado».

Precisamente por esa buena salud social de la que goza este modelo, los agentes educativos de la concertada no se explican que, «en España, se esté instalando, cada vez con más agresividad, una dialéctica que se empeña en dividir a las familias, oponiendo la pública a la concertada, como si fuésemos enemigos y lo que perjudica a unos beneficiase a los otros. Esto está llevando a ciertos políticos a hacer de las críticas al sistema de conciertos una bandera electoral constante, con la que pretenden arañar votos a costa de no respetar los derechos de los padres». Así lo explica Luis Carbonel, Presidente de la mayor confederación de AMPAS de la escuela concertada, y la segunda entidad de padres y madres de alumnos más grande de España: CONCAPA.

Para contrarrestar esa «división artificial» y mostrar a toda la sociedad los beneficios de esta red escolar, cuatro de los principales agentes educativos de España (dos de las tres asociaciones de padres más numerosas del país, COFAPA y la propia CONCAPA; y las dos grandes patronales de centros de iniciativa social financiados con fondos públicos, Escuelas Católicas y CECE) acaban de unir sus fuerzas para lanzar la campaña Concertados: beneficia a todos.

Defensores en el vecindario

Su objetivo, como explica Alvira, es «recordar a todos los españoles, cualquiera que sea la opción educativa que prefieran, que el régimen de conciertos aporta una enorme riqueza cultural y social, garantiza la libertad de todos los padres a elegir (también a elegir la pública por convicción, y no sólo por descarte), y hace posible la pluralidad de modelos educativos, sin perjudicar a nadie. Nosotros queremos que en España haya una escuela pública fuerte, que funcione bien, porque no somos redes opuestas, sino complementarias». Y, sobre todo, pretenden «dar argumentos a las familias y todas las personas que valoran la concertada, para que cuando hablen con sus amigos, en el trabajo o con sus vecinos, puedan expresarse con libertad, sin complejos y con razones de peso ante los tópicos y los ataques».

¿Café solo, con leche, cortado…?

Los argumentos que aporta la campaña parten de una pregunta que, en principio, no tiene nada que ver con la enseñanza: A ti ¿cómo te gusta el café? La respuesta la dan en un video de treinta segundos que han lanzado por Facebook, Twitter y Youtube: «Descafeinado de máquina, con sacarina y en vaso; con leche y dos sobres de azúcar, en taza grande; cortado con hielo y leche fría… En cosas sencillas en la vida, podemos elegir. En algo tan importante como la educación de los hijos, también debemos poder hacerlo». Luis Carbonel, el presidente de CONCAPA, explica que «queremos que la gente conozca la realidad para que no se deje impresionar por las amenazas de los políticos, y tenga margen para elegir en libertad».

Como ejemplo, Alvira desmonta el estereotipo de que los concertados son elitistas: «En nuestros colegios tenemos casi la misma tasa porcentual de inmigrantes que los públicos, y atendemos al doble de alumnos con necesidades educativas especiales, normalmente con menos medios. Es algo que va en nuestra vocación: queremos servir a la sociedad, sobre todo a los más frágiles. Y por eso queremos que todos sean libres para elegir». A fin de cuentas, como señala Irene, «además de una pequeña cuota mensual para ayudar al colegio, yo pago la educación de mis hijos con mis impuestos, y no sé por qué no voy a poder escoger su educación, si tengo derecho a ello. Que cada uno elija lo que quiera. Eso es la democracia, ¿no?».

Ataques con sabor electoral

Como explica Luis Carbonel, «las amenazas contra la concertada son frecuentes en época electoral». Ejemplos no faltan. En noviembre, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, aseguraba que «hay que reducir la educación concertada a situaciones experimentales»; en abril, el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, prometía potenciar la escuela pública en un acto en el que el Coordinador General de la Confederación de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza pedía a Sánchez «replantearse el sistema de conciertos»; y también en Andalucía, la Junta entonces gobernada por Griñán, con apoyo de Izquierda Unida, emprendió en 2013 una retirada de conciertos que dieron lugar a la plataforma de padres Estamos Des-Concertados, cuyo esfuerzo logró revertir la situación. «Los derechos de los padres no son regalos del Estado, y si tenemos que defenderlos, lo hacemos… Y lo seguiremos haciendo, si es necesario», dice Carbonel.