Es el Señor... ayer y hoy - Alfa y Omega

Es el Señor... ayer y hoy

En las humildes casas de Guatemala o al lado de los canales de la secularizada Ámsterdam, los fieles echan mano de lo mejor que tienen para rendir homenaje y adorar a Jesús Eucaristía, que pasa por sus calles. En varios sitios del mundo, el Corpus Christi es una tradición centenaria que no pierde actualidad. Pero también hay lugares en los que antes se celebraba menos, o incluso estaba prohibido, y ahora está cogiendo fuerza con nuevas tradiciones

Redacción
Custodia de Arfe, de Toledo. Foto: María Pazos Carretero

La Gracia que vence al pecado

En el pueblo toledano de Camuñas, el Corpus se acompaña de la fiesta de Pecados y danzantes. Esta tradición tiene su origen en el siglo XVI y ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Tras la celebración de la Eucaristía, comienza la procesión por las calles del pueblo. Acompañan al Santísimo Sacramento los Pecados, disfrazados con ricos atuendos, varas y una careta que representa todos los defectos del hombre. Frente a ellos, los Danzantes, que representan la virtud, van vestidos con colores alegres y cantan y bailan al son de la música. Al llegar a la Plaza del Reloj, comienza la representación. Los danzantes intentan ser seducidos por la Pecadilla y el Pecado Mayor. Pero, finalmente, es la Gracia la que salva a las almas, y gana la batalla.

Reconquistando la ciudad

Cuenta la leyenda que los habitantes de Béjar (Salamanca) reconquistaron la ciudad de las manos musulmanas después de celebrar una Misa. Inspirados por el Espíritu Santo, recubrieron sus ropas con el musgo de las rocas que había en el lugar donde estaban escondidos. «Los moros, creyendo que eran alimañas o monstruos, salieron corriendo», explican los cuentos populares de la zona. Desde entonces, el pueblo de Béjar recuerda su hazaña, año tras año. Fue en el siglo XIV cuando esta tradición se funde con la procesión del Corpus, la más importante del año en la localidad. Al terminar la celebración, como en otros lugares, la gente se lleva el Corpus a casa, recogiendo del suelo el tomillo, que ha quedado bendecido por el paso del Santísimo.

Flores, serrín y café

En Curitiba, al sur de Brasil, ya es casi invierno y a las seis de la mañana hace bastante fresco. A pesar de ello, 2.000 fieles comienzan a esa hora de esta mañana a elaborar con flores, posos de café, serrín y material reciclado los casi dos kilómetros de alfombra para que pase el Santísimo. Por la tarde, la procesión de Corpus sale de la catedral y llega hasta el Palacio de Iguaçu, sede del Gobierno del Estado de Paraná. Esta forma de celebrar el Corpus empezó en 2005, y se ha convertido en tradición. El año pasado hubo 15.000 participantes, y hoy se esperan 20.000. Para profundizar en su sentido, especialmente en el Año Misionero que está viviendo la diócesis, el templo de Adoración Perpetua ha acogido estos días una Semana Eucarística, en la que han participado parroquias, congregaciones y grupos.

En barco por los lagos de Baviera

El pueblo alemán de Seehausen, en Baviera, tiene apenas 2.500 habitantes. Pero en el Corpus reúne a muchas más personas por su peculiar manera de celebrarlo. En 1935, la procesión por las calles comenzó a prolongarse por el lago Staffel, uno de los muchos que tiñen de azul esta región a los pies de los Alpes. En docenas de botes, el Santísimo y los fieles, vestidos con sus mejores galas tradicionales –lederhose ellos y dindl ellas–, navegan hasta la pequeña isla de Wörth, en la que se erige una capilla histórica. En cuatro momentos, se lee el Evangelio y se da la bendición. Baviera es uno de los seis Länder alemanes –de 16– en los que el jueves de Corpus es festivo. También ocurre así en algunos municipios sueltos, predominantemente católicos. En el resto, los católicos tienen derecho a cogerse ese día libre, y los estudiantes a no acudir al colegio.

Altares en la puerta de casa

En Guatemala, durante la época colonial, la celebración del Corpus Christi era la más importante. Más incluso, en cuanto a expresión popular, que la Semana Santa. Cada pueblo tenía cuatro capillas, en las que se evangelizaba a los indígenas durante el año, y donde en la fiesta de Corpus se montaban altares para que pasara la Custodia, que salía de la iglesia principal. Actualmente, la fiesta mantiene su vigor. Ahora son los propios vecinos los que, a las puertas de casa, montan su particular altar para que la Sagrada Forma no quede sin visitar su hogar. De hecho, «la juventud se está incorporando más en las actividades de la Iglesia, como el Corpus Christi». Lo comentaba el año pasado, muy contento, el padre Eduardo Escobar, durante la celebración en la catedral. Fueron los jóvenes quienes «llevaron el símbolo de alegría de Cristo resucitado».

El Corpus vuelve a las calles de Ámsterdam

Foto: Alfred Driessen

«Vamos con el Señor por la ciudad para dar testimonio de que Dios se ha hecho hombre, de que murió por nosotros y resucitó. El mundo lo necesita». Lo dijo el obispo de Haarlem durante la primera procesión del Corpus celebrada en Ámsterdam en más de 400 años. En el norte de Holanda, la zona protestante del país, las procesiones católicas estuvieron prohibidas entre 1578 y 1989. En 2004, la iglesia de Nuestra Señora quiso volver a celebrar una con motivo de su 150º aniversario. «Fue muy bien acogida –explica el padre Christiaan van der Ploeg, entonces Rector de la iglesia–. Participaron más de mil personas». Desde entonces, las procesiones se han extendido a otras parroquias y ciudades. En Ámsterdam participan, además, «muchos fieles ortodoxos. Es muy bonito vivir en público la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía».

Por María Martínez López y Cristina Sánchez Aguilar