Francisco llega a Sarajevo con un mensaje de reconciliación - Alfa y Omega

Francisco llega a Sarajevo con un mensaje de reconciliación

El Papa visita este sábado Bosnia y Herzegovina para cicatrizar las heridas de una de las guerras más atroces vividas por Europa, concluida hace veinte años. Un conflicto que dejó unos cien mil muertos en este pequeño país, y entre veinte mil y cincuenta mil mujeres violadas

Jesús Colina. Roma
Imar Porig, director del coro Superar

Cien años después de la Primera Guerra Mundial, y veinte después del final de la guerra que dio origen a la independencia y constitución de Bosnia y Herzegovina, el Papa Francisco vuelve a visitar las periferias de Europa para llevar un mensaje de reconciliación. Será una misión relámpago, de ésas que le gustan a Jorge Bergoglio. Todo sucederá en una jornada maratoniana, el próximo 6 de junio.

El programa refleja la complejidad de las estructuras de este país de 3,8 millones de habitantes: el 40 % musulmanes, 31 % ortodoxos y 15 % católicos. El miembro croata de la presidencia, católico, le dará la acogida en el aeropuerto internacional de Sarajevo. Mientras que el Presidente en funciones, en estos momentos el serbio, pronunciará el discurso de acogida en el Palacio presidencial. Y es que el Presidente de la República es elegido en un régimen rotativo de ocho meses entre representantes de cada una de las minorías, musulmana, serbia y croata.

El lema escogido por el Papa para el viaje lo dice todo: La paz sea con vosotros. El padre jesuita Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, explica que el obispo de Roma busca respaldar la reconciliación para edificar un país que sale de años dramáticos de guerra, y en el que, además, la situación económica es muy dura. En el recorrido que el Papa realizará en un jeep blanco, desde el estadio hasta la Nunciatura, pasará por los jardines de Sarajevo en los que, durante la guerra yugoslava, eran sepultados los muertos. Estas tumbas siguen gritando en silencio al mundo el drama de aquel conflicto armado.

Esperando al Papa en Sarajevo

El genocidio de Srebrenica

El viaje papal tiene lugar 36 días antes del recuerdo del vigésimo aniversario de la masacre de Srebrenica, también conocida como genocidio de Srebrenica, el asesinato de aproximadamente unas ocho mil personas de religión musulmana, en julio de 1995. La matanza fue perpetrada por unidades del ejército de la República Srpska, bajo el mando del general Ratko Mladic, así como por un grupo paramilitar serbio conocido como Los Escorpiones, en una zona previamente declarada como segura por las Naciones Unidas, ya que en ese momento se encontraba bajo la supuesta protección de 400 cascos azules holandeses. La masacre incluyó el asesinato de niños, adolescentes, mujeres y ancianos, con el objetivo de conseguir la limpieza étnica de la ciudad.

El Papa Juan Pablo II había querido detener aquella masacre, programando una visita a Sarajevo en septiembre de 1994, pero al final tuvo que renunciar. No se garantizaron las condiciones de seguridad para su persona ni para la población. Tres años después, besaría esa tierra, cuando ya se había convertido en un Estado independiente.

Fue uno de sus viajes más duros. El 13 de abril de 1997 presidió la Misa en el estadio de Sarajevo, bajo una imprevista tormenta de nieve. El Papa polaco, ya enfermo, quiso mostrar incluso visiblemente cómo sufría con los corazones bosnios desgarrados.

Vídeomensaje del Papa

El Papa viaja a Bosnia y Herzegovina como «un hermano mensajero de paz, para expresar a todos —¡a todos!— mi estima y mi amistad», según decía el propio Francisco en un videomensaje a los habitantes de Bosnia. «Quisiera anunciar a cada persona, a cada familia y a cada comunidad la misericordia, la ternura y el amor de Dios», añadía. «Voy entre vosotros, con la ayuda de Dios, para confirmar en la fe a los fieles católicos, para sostener el diálogo ecuménico e interreligioso y, sobre todo, para alentar la convivencia pacífica en vuestro país».

En alusión al lema del viaje, La paz sea con vosotros, el Pontífice subraya que «es el Señor, nuestra fuerza y nuestra esperanza, el que nos da su paz, para que la acojamos en nuestro corazón y la difundamos con alegría y con amor». Y, aunque su mensaje se dirige a todos, tiene unas palabras especiales para los católicos, a los que anima «a estar al lado de vuestros conciudadanos como testigos de la fe y del amor de Dios, trabajando en favor de una sociedad que camine hacia la paz, en la convivialidad y la colaboración recíprocas». En el mensaje también invita a los fieles a «uniros a mis oraciones para que este viaje apostólico dé los frutos esperados por la comunidad cristiana y por toda la sociedad».

Encuentro con otras religiones

Uno de los momentos más emotivos de la visita lo protagonizará un coro de niños y niñas de Srebrenica, compuesto por pequeños de origen serbio y bosnio musulmán. Sus voces serán un testimonio vivo del mensaje que el Papa quiere dirigir a este país. Por este motivo, subraya el padre Lombardi, será muy importante en la visita del Papa el encuentro con los líderes religiosos del país, musulmanes, judíos y ortodoxos, que tendrá lugar en la tarde en el Centro Internacional Estudiantil Franciscano.

Uno de los momentos más multitudinarios se vivirá en la mañana, en el Estadio Koševo, con capacidad para 60 mil personas. Por la tarde, se reunirá con los sacerdotes, religiosos y seminaristas en un encuentro que promete emociones fuertes, pues se escucharán testimonios ensangrentados de sobrevivientes de la guerra.

La visita papal concluirá con esperanza: el encuentro con los jóvenes en el Centro diocesano Juan Pablo II. Francisco escuchará los testimonios de una joven ortodoxa y de un joven católico, en un país caracterizado por la fuerte emigración de los jóvenes a causa de la crisis económica. Pero, a pesar de las dificultades, el Papa quiere lanzar un mensaje de confianza, pues un nuevo clima de colaboración entre los diferentes actores del país podría servir de cimientos para la edificación de una próspera Bosnia.

El cardenal Vinko Puljić junto a Husein ef. Kavazovic, Gran Mufti de Bosnia. Foto: oasiscenter.eu

Sin menciones a Medjugorje

Entre los periodistas existe curiosidad sobre si el Papa hablará, durante el viaje, de Medjugorje, la pequeña localidad bosnia donde, según testimonios de los videntes, tienen lugar apariciones de la Virgen María desde 1981. El padre Lombardi ha afirmado que, si bien el Papa es libre de decir lo que considere oportuno, cree que el Pontífice no tocará este tema. El Papa Benedicto XVI creó una comisión para analizar esta cuestión, presidida por el cardenal Camillo Ruini, antiguo obispo vicario de la diócesis de Roma, que ya ha entregado su informe a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Este organismo vaticano, según añadió el portavoz, «está realizando sus estudios y sus consideraciones», pero por el momento no hay previsiones sobre cuándo se harán públicas sus conclusiones.

La visita del Papa, esperanza para musulmanes y serbios

El mensaje de misericordia de Francisco no sólo es esperado por la población católico-croata de Bosnia y Herzegovina, sino también (y quizá sobre todo) por la mayoría musulmana y por los ortodoxos serbios. En este país, que conoce como ningún otro a dónde puede llegar la barbarie del odio entre diferentes comunidades, Tanja Topic, analista de la Fundación Friedrich Ebert, en Banja Luka, la capital de la zona serbia de Bosnia, asegura: «Los ciudadanos de todos los grupos étnicos expresan abiertamente su alegría por esta visita. Esto se debe seguramente a los mensajes del Papa sobre la necesidad de paz y unidad, que ha ido predicando desde su elección».

En Srebrenica, donde ocho mil bosnios musulmanes fueron asesinados en una masacre genocida, una niña musulmana de 9 años confirma: «Para mí, el Papa es un hombre bueno». La pequeña cantará para el Papa en un coro multiétnico en Sarajevo de unos 40 elementos.

En la ciudad de Zavidovici, el carpintero y devoto musulmán Salim Hajderovac sorprendió al párroco católico al anunciar que quería regalar al Papa un trono de madera, con el escudo pontificio. «Los políticos nos han hecho pelearnos entre nosotros, pero nosotros, la gente normal, vivimos juntos, trabajamos juntos, celebramos momentos de la vida juntos, y morimos juntos», afirma Hajderovac, orgulloso de su magnífico trono papal.