«La nueva evangelización pasa por la familia» - Alfa y Omega

«La nueva evangelización pasa por la familia»

«A los fieles hay que formarlos más para que sean conscientes de que son Iglesia y de la necesidad de evangelizar», ha afirmado monseñor Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz, a Iglesia en camino, el semanario de la diócesis

Juan José Montes

Tras 27 años de trabajo en la Santa Sede, ahora pasa a Mérida-Badajoz. Me imagino que adaptándose poco a poco y viendo la riqueza de la Iglesia.
El cambio es grande. Allí tenía unos horarios prefijados, los asuntos ya sabes cuáles van a ser… Aquí, en cambio, el trabajo es más pastoral: ayer y hoy, por ejemplo, tuve confirmaciones. Eso supone que llegas a casa por la noche y al día siguiente hay que estar de nuevo en la oficina o visitar otros lugares. Es un trabajo más desordenado en cuanto a horario, más de improvisación (tengo un abanico de cosas que hacer, no solo oficina), aquí es más rico porque tratas siempre con personas con sus problemas y esperanzas (allí sabes que detrás de los papeles hay personas, pero lo que tienes delante son papeles). Este es un trabajo más rico desde el punto de vista pastoral y menos ordenado.

Ya le hemos oído decir que sus prioridades pastorales son: la promoción de las vocaciones sacerdotales, las familias y las personas más débiles…
Ese es el plan pastoral que tengo en la cabeza.

Estamos en un momento en el que ya es complicado cubrir todas las necesidades pastorales de las parroquias y de la Diócesis; por lo tanto, hay que reforzar el presbiterio y el Señor nos tiene que mandar vocaciones. Yo se lo pido así al Señor porque es básico para la Archidiócesis tener vocaciones suficientes para cubrir todas las parroquias y puestos pastorales que tenemos y, a la vez, ayudar a las iglesias hermanas de otros países.

El segundo punto es la Nueva Evangelización. Desde el Concilio Vaticano II todos los Papas han tenido este punto como central: Pablo VI empezó a recorrer el mundo, Juan Pablo I los meses que estuvo, Juan Pablo II dio varias veces la vuelta al mundo, Benedicto XVI y ahora el papa Francisco… Es un tema fijo en la doctrina pontificia en estos momentos, por lo tanto es claro que por ahí nos está llamando el Espíritu Santo. Además, es una urgencia para los obispos y para las conferencias episcopales.

Yo hablo de nueva evangelización a través de las familias porque mirando la primera evangelización, cuando leemos las cartas de san Pablo o de los Hechos de los Apóstoles, nos damos cuenta que fueron los fieles y las familias cristianas los que hicieron la primera evangelización, los que dieron la vuelta al Imperio Romano. A los fieles hay que formarlos más para que sean conscientes de que son Iglesia y de la necesidad de evangelizar.

El tercer punto es la atención a los pobres, un punto fijo en la doctrina pontificia de los últimos Papas. Es claro que los primeros en ser evangelizados son los pobres de espíritu y/o en lo material. La atención preferencial por los pobres es un punto clarísimo de la actual doctrina de la Iglesia y en nuestra Diócesis hay que tenerlo muy presente porque, aunque no es una situación de pobreza que se vea por las calles, sabemos que hay muchas personas sin trabajo, que no llegan a final de mes. Ellos tienen que estar muy presentes en la pastoral y en la evangelización.

Usted ha tenido la suerte de tratar directamente con los tres últimos Papas de la Iglesia católica: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco…
Yo digo que es una gracia de Dios muy particular y una providencia de Dios muy significativa. He convivido con estos tres grandes papas.

Con Juan Pablo II mis recuerdos son de un hombre muy apostólico, evangelizador nato, no paraba en la oficina, estaba continuamente en movimiento para evangelizar, pero a la vez un místico, un hombre de vida interior y espiritual. Un obispo que concelebraba con él en su capilla privada me contó que durante la celebración de la Santa Misa a veces sucedía que después de la consagración no podía continuar, sabía que tenía allí al Señor y se agarraba con las manos al altar y no continuaba. Don Stanislao, actual arzobispo de Cracovia, le decía a los con-celebrantes que continuaran como algo normal. Él estaba ya en otro mundo o dimensión. Juan Pablo II era un hombre de vida interior muy grande.

A Benedicto XVI he tenido la oportunidad de tratarlo más. Ha sido un Papa de una categoría intelectual muy grande y a la vez muy sencillo. La imagen de un hombre frío no responde a la realidad. Es muy cordial en el trato personal y ha dejado a la Iglesia documentos extraordinarios como la encíclica Deus caritas est o los tres tomos de Jesús de Nazaret, que aunque no son un acto magisterial es un libro que va a hacer mucho bien a la Iglesia, sobre todo en la Cristología, saber quién es Cristo, superando teorías muy reductivistas.

Al papa Francisco he tenido la oportunidad de tratarlo un poquito más. Es un hombre de características latinoamericanas. Tiene marcada en su línea pastoral su gran preocupación por la Nueva Evangelización y la evangelización de los pobres. En el último documento que nos ha regalado, Evangelii Gaudium, y en la Bula convocatoria del Año Extraordinario de la Misericordia se muestra cómo es él y hacia dónde quiere llevar a la Iglesia.

Además de aterrizar en la diócesis también lo ha hecho en la Conferencia Episcopal Española, ¿cómo son los obispos españoles?
Los conocía a casi todos porque los obispos visitan Roma con cierta frecuencia. Me he encontrado con un clima muy cordial, de amistad, de comprensión. Claro que se discuten los problemas y cada uno muestra su opinión con diversos matices, pero no deja de ser un clima cordial, sano y amable.

Tenemos un episcopado en España para dar gracias a Dios porque no siempre es así. Encontrar un número bastante grande de obispos, que son personas humanas, que tengan unidad de miras, que tengan la pretensión de llevar la pastoral por un determinado camino y que todos juntos estemos trabajando ahí es una providencia de Dios para España muy particular.

Además usted tiene presencia en la Comisión Permanente.
En junio voy a participar en la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal porque la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz tiene que estar representada ahí y va el Arzobispo.