El hombre que sembró paz - Alfa y Omega

El hombre que sembró paz

Desde todos los rincones del mundo, desde Rusia hasta Sudáfrica, Jefes de Estado y de Gobierno de países católicos y no católicos, de regímenes democráticos, autoritarios o totalitarios, han mostrado su pesar por la muerte de un hombre que llevó la paz a los pueblos y la dignidad a las personas a través del Evangelio

María Solano Altaba
Juan Pablo II saluda a George Bush

«Un verdadero apóstol de la paz en el mundo entero». Con estas rotundas palabras explicaba el Presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, quién fue su amigo Juan Pablo II. En efecto, tras la muerte del Santo Padre, en las palabras de alabanza por parte de los líderes mundiales se dejaba ver una profunda sinceridad. Católicos y no católicos, políticos de todo signo, han reconocido en el Papa al hombre que sembró la paz allí donde fue. El fruto de su siembra se recogió en una cosecha inigualable tras la caída del Muro de Berlín y el final del comunismo. El Canciller alemán Gerhard Schroeder ha dicho del Papa que «escribió la Historia. Con su trabajo y con su increíble personalidad, cambió el mundo». Y recordaba Lech Walesa, ex Presidente polaco y líder del movimiento Solidaridad, que, sin él, «no habría acabado el comunismo o, sin duda, habría caído mucho más tarde y su final habría sido sangriento». El Dalai Lama rememoraba también en estos días cómo se siente vinculado a Juan Pablo II, porque los dos han sentido el peso del comunismo. Carlos Custer, embajador de Argentina ante la Santa Sede, decía: «No nos olvidemos de que este Papa es el que evitó la guerra con Chile». Hasta tan lejos llega su siembra de paz.

El Papa, con sus múltiples viajes, «ha sabido llevar su mensaje de paz a cada rincón del mundo», expresó el Primer Ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker. Y es que Juan Pablo II no supo de fronteras físicas, políticas, ni religiosas y se acercó por igual a todos los pueblos. El Presidente cubano, Fidel Castro, mostró sus condolencias al Vaticano y rememoró la visita a la isla en 1998, que «quedará grabada en la memoria de nuestra nación». El Canciller Felipe Pérez Roque rememoraba «su visita al país, sus palabras amistosas, su pronunciamiento contra el bloqueo». Hugo Chávez también aprovechó el fallecimiento del Papa para mandar un mensaje en contra de Estados Unidos.

Juan Pablo II saluda al presidente ruso Vladimir Putin

Tanto el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, como su homólogo argentino, Néstor Kitchner, hicieron sendas referencias al papel de Juan Pablo II en su lucha contra la pobreza. Lula mostró el pesar del «mayor país católico del mundo, donde conviven en armonía personas de diversas creencias», por la marcha de «uno de los hombres que, como pocos, incluyó de forma tan decisiva y positiva en el curso de la Historia contemporánea». El Primer Ministro de la India, Marimohan Singh, describía a Karol Wojtyla como «el Papa del pueblo». Filipinas, país con gran número de católicos, recordaba al Santo Padre a través de su Presidenta Gloria Arroyo: «El mundo echará de menos a este gran vínculo espiritual entre las naciones». El Presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, lo catalogaba como el hombre que prestó «un increíble servicio a la paz». Incluso el Presidente iraní, Mohammed Jatami, dijo de él que era «la verdad, la justicia, la paz» y el Parlamento guardó un minuto de silencio.

El Presidente estadounidense, George Bush, calificaba al Pontífice de «campeón de la libertad humana», y añadía que «Juan Pablo II nos recordó nuestra responsabilidad de defender la cultura de la vida». Para el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, el Papa fue un «inagotable abogado de la paz y pionero del diálogo entre religiones». El Presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, explicaba por qué el Papa siempre sembró la paz: «Era la personificación de la virtud del amor».

El Papa con Kofi Annan, Secretario General de la ONU

Por su talla política y moral, se mostraba agradecido el Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi, que traía a colación «la labor sufrida y sin descanso que ha desarrollado el Papa contra cualquier forma de totalitarismo, de violencia, de degradación moral, y en nombre de los valores de la Iglesia católica, que son los valores de la dignidad del hombre y de la solidaridad». El Presidente sudafricano, Thabo Mbeki, hacía mención del papel de Juan Pablo II como refuerzo a la moral en el mundo, y su homólogo keniata lo calificaba como «el hombre que cambió el mundo; para mejor». También el Rey de Marruecos, Mohammed VI, se mostraba afligido por el fallecimiento de un Papa que «ha consagrado su vida al servicio de los ideales más nobles y de las virtudes sublimes que comparten las religiones celestes: la fe, la libertad, la paz, el amor, la concordia entre todos los hombres sin discriminación alguna».

El ex Presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, agradecía a Dios el que «nos haya dado este hombre de paz y de fe», que «ha testimoniado hasta el fin de sus fuerzas su pasión por el hombre y su fe en Dios». Tony Blair, cuya esposa Cherri es católica, dijo que «fue una inspiración, un hombre de extraordinaria fe, dignidad y coraje». El actual Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció el «papel esencial en la reunificación de Europa y en el progreso de las ideas, la libertad y la democracia en nuestro continente» que ha jugado el Papa.

Polonia: la cuna de Karol Wojtyla

El país natal de Juan Pablo II ha vivido con especial dolor e intensidad la marcha de su compatriota más ilustre, que, con su impulso, propició la caída del comunismo. El Presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, expresaba así su dolor: «Nos ha dejado nuestro compatriota más destacado, uno de los más grandes creadores del mundo contemporáneo, el buen padre de todos, de los creyentes y de los no creyentes, el hombre que supo llegar hasta los rincones más alejados de la tierra para conocer las almas de la gente».

Grazyna Bernatowicz, Embajadora de Polonia en España, explicaba a Alfa y Omega lo que ha supuesto la muerte de Karol Wojtyla, y afirmaba que, «para todos los polacos, son días de una gran tristeza. Con dignidad, Polonia reza y llora al polaco más grande de todos los tiempos. Quisiera destacar la participación multitudinaria de los jóvenes que se identifican plenamente con el mensaje de Su Santidad, y nuestra expresión de gratitud por todo el cariño recibido. Lo que mejor resume los sentimientos de todos los polacos son las palabras de Czeslaw Milosz, nuestro Premio Nobel de Literatura, fallecido el año pasado: Polonia tuvo al Rey con el que siempre había soñado».

Desde la delegación diplomática en Madrid se recordaba cómo, en Polonia, políticos de toda tendencia, orientación e ideología, han expresado un único comentario unánime tras la muerte del Papa: «Hemos perdido al polaco más grande de todos los tiempos». El Primer Ministro se reunió con el Consejo de Ministros y con el Presidente de la República nada más conocer la noticia, y se decretó luto oficial hasta que el Papa fuera enterrado. El país prácticamente se paralizó.

Palestinos e israelíes, unidos por el dolor

Juan Pablo II promovió la paz entre los pueblos, y ese gesto ha tenido su respuesta en mandatarios tradicionalmente enfrentados entre sí, como es el caso de palestinos e israelíes. El Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazén, reconoció que «le echaremos de menos como una figura religiosa destacada que dedicó su vida a los valores de la paz, la libertad y la igualdad». Asimismo, el Presidente de Israel, Moshe Katzav, afirmó que «Karol Wojtyla será recordado como un hombre de ética y de derechos humanos cuyo corazón estaba con los que sufrían y los oprimidos. Los judíos recordarán a Juan Pablo II como aquel que se levantó con valor para acabar con una injusticia histórica cuando oficialmente disipó los prejuicios y las acusaciones contra los judíos».

El Viceprimer Ministro israelí, Silvan Shalom, expresó su profundo pesar por el fallecimiento del Papa, que considera una gran pérdida, en primer lugar y sobre todo para la Iglesia católica y cientos de miles de creyentes, pero también para la Humanidad en su conjunto». En una nota, el Ministerio de Exteriores recordaba que Juan Pablo II fue el primer Papa en la Historia en visitar una sinagoga. En aquella ocasión, en Roma, en 1986, Juan Pablo II se refirió a los judíos como «nuestros hermanos mayores». Además, a lo largo de su vida ha hecho encomiables esfuerzos por luchar contra el antisemitismo, y será recordado por su valentía para conseguir establecer las relaciones diplomáticas entre Israel y la Santa Sede. «Israel, los judíos y el mundo entero han perdido a un gran campeón de la reconciliación y del hermanamiento entre las religiones», concluye el comunicado.

La representación palestina en España explicó a Alfa y Omega lo que el Papa había significado para ellos por su «gran talla humana y espiritual». El pueblo palestino considera a Juan Pablo II «un luchador por la justicia y un gran amigo de todos los pobres. Hemos encontrado en él a un aliado y a un amigo». El jefe de prensa de la legación recordaba unas palabras especialmente significativas para los palestinos, cuando el Papa, en medio de la polémica por el muro defensivo que construía Israel, dijo: «Necesitamos construir puentes de cariño y amor, construir la hermandad entre los pueblos, no muros de separación».

Rusia y China, los países que nunca pisó

El Papa viajero se quedó sin visitar dos países: Rusia y China. A pesar de ello, desde estos dos Estados asiáticos han llegado mensajes de condolencia. El Presidente ruso Vladimir Putin calificó al Santo Padre como una «figura líder en el mundo moderno, cuyo nombre está ligado a una era entera. Su servicio incansable para construir un sistema más justo de relaciones internacionales, para formar a la sociedad en los principios del humanismo y la solidaridad, y para fortalecer los principios espirituales y morales de la vida de los pueblos, le han granjeado el cariño incondicional de los católicos de todo el mundo y el respeto de cientos de miles de pueblos de diferentes religiones y nacionalidades». Putin recordó que fue en su pontificado cuando Rusia y la Santa Sede establecieron relaciones diplomáticas. Para el mandatario soviético, el Papa ha sido una persona «sabia, receptiva y abierta al diálogo». El último presidente soviético, Gorbachov, ha calificado al Papa como «el humanista número uno del planeta» y ha recordado que «desempeñó un papel enorme en el fin de la Guerra Fría»

La expresión de pesar por parte del Gobierno comunista de China fue más escueta. El Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín, Liu Jianchao, dio su pésame y afirmó que «la Asociación Patriótica Católica y el Colegio de Obispos Católicos de China han enviado al Vaticano un telegrama expresando sus condolencias en nombre de los clérigos y fieles de la Iglesia católica de todo el país». Recordó cómo, a lo largo de su vida, el Papa pidió disculpas por los errores cometidos por algunos misioneros contra el pueblo chino. Sin embargo, también aprovechó la oportunidad para recordar que el catolicismo «no puede minar la unidad de la nación china, ni siquiera en lo insignificante, ni tampoco debilitar de ninguna manera la independencia y la soberanía de China». Los católicos en China están perseguidos. Sólo está permitido el culto bajo estrictas condiciones y con la intervención del poder.