Seréis mis testigos - Alfa y Omega

Seréis mis testigos

Ofrecemos una serie de testimonios recogidos por Rosa Puga Davila

Rosa Puga Davila

¡Qué belleza!

La vida es bella a despecho de cualquier dolor, ya que ha nacido de un amor insondable. El Papa sufría muchas veces, pero en su rostro había siempre algo de victorioso, de indomable: y eso se llama precisamente cristianismo; lo contrario de lo que se ha enseñado a varias generaciones de europeos: que el cristianismo significaba atraso cultural, impotencia, derrota humana. Habíamos empezado a creérnoslo, pero en la ventana apareció Juan Pablo II, el Papa venido del Este, e inmediatamente comprendimos que no era verdad. Cuando irrumpió en escena como un torrente, la belleza humana de la fe, su potencia creadora parecía haberse ocultado tras las bambalinas de la Historia. Él nos recordó que Jesús resucitado nos busca. El hombre es el camino de la Iglesia: un camino que hemos recorrido sin miedo, tras el fiel montañero de Polonia.

José Luis Restán
periodista

* * * * * * *

Él sigue con nosotros

Juan Pablo II está con el Señor, y a nosotros nos queda la dolorosa ausencia, pero también la dulce memoria de su admirable vida de apóstol entregado y la lección de su muerte ejemplar, que es una lección de vida.

El dolor por su muerte es un dolor universal. Gentes de todo el mundo le han visto recorrer los caminos de sus patrias con el Evangelio en la mano. Juan Pablo II ha cambiado la Historia, ha sido la personalidad más sobresaliente del siglo XX, cuyas hieles y miserias vivió muy de cerca. Ha proclamado la verdad de Dios y la verdad del hombre frente a todas las manipulaciones de las ideologías contemporáneas. Recuerdo aquella viñeta en la que un chaval preguntaba a su padre: «¿Cómo se dice valiente en polaco?». -«Wojtyla, hijo, Wojtyla».

Mercedes Gordon
periodista

* * * * * * *

El Papa ha muerto

Su personal vía crucis se ha cumplido. El dolor, hoy ya sólo nuestro, es siempre irreducible a una noticia o a una glosa necrológica, y en este día es obligado reconocer, sobre todo, el testimonio heroico de su fidelidad, su muerte nos abre la puerta a la esperanza en un tiempo en que la fidelidad es un valor escaso, cuando todo tiende a ser fungible, efímero y relativo. Su palabra ha puesto siempre una luz en nuestra noche oscura. Nos ha ayudado a identificar el amor auténtico con el compromiso personal sin reserva alguna. Toda la obra, inmensa, de Juan Pablo II es un canto a esa entrega sin límites que permanece y resuena hoy en lo más hondo de nuestra conciencia.

Claro J. Fernández-Carnicero
Presidente Fundación Tomás Moro

* * * * * * *

Mi Papa

Pensaba que esto nunca iba a llegar. Muchos escribirán estos días sobre la importancia histórica, social, eclesial de Juan Pablo II… Yo hoy sólo puedo hablar desde lo más profundo de mi corazón, desde el dolor y la gratitud filial. Como tantos otros de mi generación, que hoy se han quedado huérfanos, he crecido apoyada en la solidez de su fe; me he formado en su cálido amor a María; he descansado en su seguridad en Cristo; me ha iluminado su ejemplo vital; su fortaleza me ha levantado en el desánimo; su paz me ha confortado. Aún recuerdo cuando, adolescente, oía en la radio ese No tengáis miedo que me ha marcado toda la vida. Después vino a España, y se me quedó grabada una banderola gigante en la Castellana, y decía simplemente Totus tuus. Le oí junto a unos amigos en el Bernabéu y mi padre nos llevó a toda la familia a despedirle en Labacolla. Cuando vino el 2003 a Madrid, ya casados y con hijos, fuimos nosotros los que llevamos a mi padre, enfermo, a la Castellana, y allí estuvimos todos. Él ha sido mi padre, mi ejemplo, mi guía. Cuando me enteré que, siendo cardenal, escribía en una mesita, a los pies del Sagrario, me daba paz escribir lo que más me preocupaba a la luz del Tabernáculo, pues pensaba: Cada cual a su nivel; él sus Cartas pastorales, yo mis pequeños textos vitales. En los momentos de desánimo, al ver su fortaleza en la ancianidad, me volvía a levantar pensando: Si él puede, yo también.El gran Papa de la esperanza nos ha dejado con una gran paz, llenos de amor; con la certeza de que él, desde lo alto, velará por cada uno de nosotros con la misma tenacidad, comprensión y ternura que lo hizo a lo largo de su pontificado. Yo ya he empezado a pedirle por mis enfermos, para que les sostenga y dé fe en el sufrimiento.

Carla Diez de Rivera
profesora Universidad San Pablo-CEU

* * * * * * *

Conocía nuestros nombres

La última vez que estuve a solas con Juan Pablo II nos acompañaban 750.000 personas. En aquella explanada de Cuatro Vientos, conocía cada uno de nuestros nombres y nos hablaba al oído. Aquel abuelo sabía quiénes éramos cada uno de nosotros. Y nos lo dijo claro: «Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo». Nos deja el legado de acabar de creernos estas palabras, y ponerlas en práctica. Un Papa que nos ha animado a no tener miedo, a que afrontemos con valentía el futuro: «Seguir a Cristo exige valentía para hacer opciones radicales, a menudo yendo contra corriente». Un Papa que nos ha proclamado que, «si sois lo que debéis ser, es decir, si vivís el cristianismo sin componendas, podréis incendiar el mundo». Este encargo, esta tarea, esta misión…, la misma que dio Jesús a los Apóstoles. No necesitamos nada más…, sólo decir .

Txomin López
periodista

* * * * * * *

Un Rosario

Ha sido un Papa muy bueno por todas las cosas que ha hecho. Lloré cuando supe que estaba enfermo. Entonces recé el Rosario con mis padres, y después, por la noche, recé yo un misterio. Iba a rezar otro más, pero me quedé dormida.

Almudena Mirón
10 años

* * * * * * *

Sobradas huellas

He sentido simpatía por la forma en que este Papa gobernó la Iglesia. Me uno al fervor de los católicos, aunque yo no sea practicante. Realmente, me ha admirado lo que la gente ha rezado por su salud y todas las muestras de dolor tras su muerte. He sentido incluso algo de culpa porque no me brotase el mismo sentir… Me parece que este Papa ha dejado sobradas huellas y manifestaciones de su sacerdocio al mundo, digan lo que digan muchos no católicos.

Saturnino García
actor

* * * * * * *

Se va alguien de la familia

El vacío que deja Juan Pablo II es semejante al que me provoca la muerte de un familiar querido, porque, sin duda alguna, el Santo Padre era una persona cercana, próxima, que, como un familiar más, me ha guiado durante la mayor parte de mi vida. Pero si grande es su ausencia, más aún lo es su ejemplo. La fe inquebrantable en Nuestro Señor Jesucristo y su Madre la Virgen María le han conducido a una entrega y sacrificio encomiables, en pos de la tarea que Dios le encomendó. Juan Pablo II es un espejo en el que mirarnos. Y será una persona que quedará profundamente enraizada en nuestra memoria y nuestro corazón.

Fernando de Armas
abogado

* * * * * * *

Su intimidad con Dios

Cuánto ha luchado, cuánto ha trabajado por buscar la paz, la libertad…, por los sencillos…, por la Verdad. En 1986 hice mis Bodas de Plata de vida consagrada, y celebramos la misa con el Papa en su capilla privada. Era el centenario de la fundación de la Congregación. Nos recibió en audiencia privada a las 47 religiosas que íbamos y nos saludó una por una. Estaba pendiente de todo. Cuando nos íbamos a sacar la foto de grupo, dijo: «Juntaos, que ninguna se quede fuera». Me impactó mucho el momento de la oración con él, rezaba con intensidad y recogimiento, me impresionó enormemente su intimidad con Dios. Fue un hombre que luchó mucho, trabajó en distintos ámbitos, era artista… Pero nada le llenaba, sólo la vida de oración.

F. Pastor
religiosa

* * * * * * *

Victoria Martín y Ana Gonzalo (a la derecha), con Juan Pablo II

Ejemplo de vida

Soy católica, y alrededor de mí hay mucha gente que me decía que éramos inhumanos por no dejar descansar al Papa tal y como estaba. Yo he intentado explicar que estaba dando ejemplo de lo que era la vida humana y el sufrimiento. Fue capaz de vivir cara a Dios hasta el final, y entiendo que esto puede ser muy difícil de comprender; creo que es necesario apoyarse en la oración y tener fe. De ser cristiano o católico uno no se puede jubilar nunca, hay que apoyarse en Dios y seguir el ejemplo del Papa: por muy desfavorables que sean nuestras circunstancias tenemos que seguir estando al pie de la cruz, agarrándonos a ella, que la voluntad de Dios sea para nosotros la que sea.

Esperanza V.
pedagoga

* * * * * * *

Defendió mi dignidad

Como mujer, quiero resaltar su trabajo por defender del valor de la mujer dentro de la vida familiar. Recuerdo su Carta sobre la dignidad de la mujer. Las amas de casa estamos un poco infravaloradas, y más en esta sociedad de consumo. El Papa ha hecho mucho hincapié en la defensa de la dignidad de la mujer.

Esperanza Gómez
ama de casa

* * * * * * *

Deja una Iglesia joven

Conocer a Juan Pablo II, sostener su mano y mirarle a los ojos sabiendo que rezaba por mí, fue un privilegio inmerecido. Inmerecido porque hasta unos meses antes de aquel encuentro en Roma, en mayo de 2003, yo ni siquiera era creyente. Cuando en 2002 me acerqué a la Iglesia, esperaba encontrar algo en ella que me produciría rechazo. No fue así. Durante meses, leí encíclicas, Cartas apostólicas y mensajes escritos por el Papa, y sólo hallé respuestas a mis preguntas. Todas respuestas que satisfacían a la vez el corazón y la razón. Aquel mes de mayo viajé a Roma pensando que asistiría entre la muchedumbre a una Audiencia general, pero, por varias casualidades, pude saludar, con mi amiga Ana, a Juan Pablo II. Me cautivó, quise saber más de él, leí y viajé a Polonia. Recuerdo la emoción de entrar en su casa natal de Wadowice. Lo imaginaba por allí de niño correteando, ante la atenta mirada de su padre. Aunque me he perdido prácticamente todo su pontificado, me queda la alegría de haberlo descubierto con el tiempo suficiente como para comprender la bendición que ha supuesto para los católicos y para el mundo. ¿Quién más habría conseguido que el mundo entero se uniera en oración a su muerte? Jamás había visto tantos rosarios en televisión. Los medios de comunicación, que tantas veces lo vapulearon a él y a los católicos, sirven ahora de altavoz para su mensaje: que todos somos uno en Cristo. Deja una Iglesia joven, fuerte y llena de energía. Una Iglesia sin miedo. Y para los que llegamos tarde, la posibilidad de seguir aprendiendo de su riquísimo magisterio.

Victoria Martín
periodista

* * * * * * *

Me miraba a mí

Me llegó el mensaje y decidí que tenía que ir , entre otras cosas porque no había ido a ver al Papa en España, había ido a Roma. Cuando estaba en Colón, me evocó la primera vez que vi al Papa con 7 añitos, subido a los hombros de mi padre. Entonces, el Papa seguramente miró a todos, pero yo creí que me miraba a mí. Para mí es mi Papa, el único que recuerdo, es como si se hubiera ido una parte de mi vida, el Papa formaba parte de ella, era el Papa.

Camilo García
economista

* * * * * * *

Ha durado toda mi vida

En Inglaterra me he sentido un poco incomunicado, la cobertura no ha sido como la que se ha dado en otros países.Todos los periódicos británicos, desde los más serios a los más sensacionalistas, recogían la muerte del Papa. Hablaban de él más como persona que como líder religioso, y coincidían en su papel en la caída del comunismo, en su compromiso con los pobres, hablaban de sus viajes… Cuando me enteré, recé. Tengo 28 años y realmente ha sido el padre, el Papa, una persona que ha durado toda mi vida. Me asombra, cuando se muere alguien así, que se desvanezca todo el conocimiento: tantos viajes, tantas personas conocidas, tantas experiencias…, todo lo que acumula una persona con esa cultura y esa valía durante tantos años. Por eso a mí me parece que cada Papa es único, y siento que Juan Pablo II siempre va a ser mi Papa.

V. López
financiero

* * * * * * *

El hombre

Desde la visión de un agnóstico, que es en lo que me he convertido con el paso de la vida (envidio a los creyentes…), Karol Wojtyla ha sido un ejemplo para todo el conjunto de la Humanidad, bandera de los mejores valores humanos, esperanza para los más desfavorecidos, firme acusador de las desigualdades de este nuestro mundo, ejemplo hasta el final, con su entereza personal, para los sufrientes de este mundo, que al final, somos todos. Juan Pablo II ha defendido a la familia, que hoy en nuestro país agoniza, a los jóvenes, que están perdidos en este primer mundo… Cuando el sábado supe que había muerto, no dudé en ir a la plaza de Colón para hacerle un pequeño homenaje, a este gran y buen hombre, las críticas que, desde los sectores más progres, llegan ahora a su papado, me parecen fuera de sitio, y algunas de ellas me parece que hacen un daño muy fuerte al mismo que las hace, por la estupidez, y falta de respeto, que encierran. Menos mal que el progresismo es otra cosa.

J. Ríos
topógrafo industrial

* * * * * * *

Un hombre humilde

Ha sido el mejor, ha sido siempre un hombre muy humilde. Se ha hecho querer por la juventud. A los jóvenes se los ha llevado de calle. Y con todo lo que ha sufrido, nos ha dado un ejemplo de fortaleza. No ha tenido una vida bonita, de color de rosa. Ha sido una vida muy complicada. El que venga ahora lo va a tener muy difícil.

Paloma Consuegra
trabajadora

* * * * * * *

¿Y ahora, qué?

Después del intenso fin de semana homenajeando al Papa, después de dar muchas gracias a Dios por su vida, después de recordar y tener presente todos los encuentros y Jornadas Mundiales de la Juventud, su último -e intensamente vivido por todos- viaje a España, lo primero que me viene a la mente es la pregunta: ¿y ahora, qué? Creo que el legado espiritual que nos ha dejado, traducido en un amor a Dios y a los demás, su coraje, su valentía, su fuerza de voluntad, su bondad, no puede pasar desapercibido. Ya noto en la tierra la presencia del Papa en el cielo, siento su amor, su ternura. Rezo porque siga siendo mi guía y padre espiritual, un referente, una ayuda. Ahora más que nunca le pido que, desde ese lugar privilegiado, nos vigile, y nos siga queriendo tanto, y encomiende desde el cielo a todas las personas enfermas que tenemos cerca y lejos, porque el Papa, de eso, sabe un rato.

Sonsoles de la Vega

* * * * * * *

Está vivo

Hace dos años y medio, mi esposa y yo tuvimos la inmensa suerte de ser recibidos por el Santo Padre, junto con una delegación de Alfa y Omega; anteriormente me dijeron que el Papa se encontraba muy mal y que seguramente no podría atendernos. Al acercarme y estrechar su mano, me fue imposible articular palabra, pero sí nos miramos, y descubrí que sus ojos despedían vida; esa mirada inundó todo mi ser para mientras viva.

Ahora he visto y oído por todos los medios de comunicación, la gente, todo el mundo, que el Papa ha muerto; yo no me lo creo porque sigo teniendo en mí su mirada. Por lo tanto está vivo.

José María Navidades Mota

* * * * * * *

Ha dignificado el dolor

Ha llenado mi vida porque he compartido con él los veintiséis años de mi existencia. Ha dado constante testimonio de Cristo y, con su cercanía, ha enseñado que el amor de Dios está en la Humanidad. Me gustaría destacar su carisma de proximidad con la juventud. Cuando estaba entre los jóvenes, se crecía con la alegría y las muestras de cariño que recibía de nosotros.

Ha sido un Papa sufriente, que, con su ejemplo, ha dignificado el dolor. Ha llevado la Cruz de Cristo, y como un nuevo san Francisco ha vivido abrazado a ella. El Papa se ha encontrado con Aquel que da luz al mundo. Por ello, no es un momento de tristeza, sino de profunda alegría: su mirada, clavada en mi memoria, está gozosa: está viendo al Señor. A ti, mi Santo Padre, gracias. Te pido que no olvides a tus hijos, y ahora, en compañía de Nuestro Señor, sigas intercediendo por nosotros y por la Santa Madre Iglesia.

María Pazos Carretero

* * * * * * *

Si él puede, nosotros también

Cuatro Vientos ha marcado mi vida. En aquel momento, vi al Papa a mi lado, y lo vi como una persona de carne y hueso igual que yo; pensé que, si él podía, por qué yo no, pensé que todos los que estábamos allí podíamos, y podíamos mucho… Me transmitió mucha fuerza. Al haber sido una de las representantes de los jóvenes en España, me sentí con una responsabilidad mayor, y la alegría de aquella gran fiesta se me contagió y me ha ayudado a seguir siendo coherente con lo que dije y sentí en aquel momento. Yo no estaba allí por casualidad, y hoy no puedo cambiar mi modo de ver las cosas. Los jóvenes nos hemos sentido queridos y acompañados. Muchas veces a los jóvenes sólo se nos critica y todo se enfoca desde lo que tenemos que hacer. Este hombre estaba allí con nosotros sin preguntarnos nada. Me quedo con su ejemplo de vida y testimonio del Evangelio hasta el final.

Margarita Ortega
psicóloga

* * * * * * *

Testigo fiel en mi vida

Estos días han sido muy serenos; cuando un hombre es tan de Dios, su muerte es una vida nueva. Para mí, el Papa ha significado una llamada muy fuerte. A raíz de escucharle en París aquel «No tengáis miedo», estas palabras han ido resonando en mí a lo largo de toda mi juventud. En Toronto di mi respuesta a la vocación, y él ha sido un testigo fiel de la llamada del Señor. En Cuatro Vientos, el Señor me hizo el regalo de darle la bienvenida en nombre de los jóvenes de España. No tengo palabras para expresar lo que sentí ante el Papa. Fue una confirmación clara de que el Señor quería que respondiese como hizo el Papa a la vida de sacerdocio.

José