Algunas hermanas piden limosna para atender a los pobres - Alfa y Omega

Algunas hermanas piden limosna para atender a los pobres

Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, presidirá el próximo domingo, 5 de julio, a las 19:00 horas, una Misa de Acción de Gracias en el Convento de las Hermanas de la Cruz (calle Rey Francisco, 19), fundada en 1928

Sandra Madrid
María Madre de la Purísima, con Juan Pablo II

La Hermana María del Robledo, Superiora del convento, quien lleva cinco años en esta casa donde viven 14 hermanas, subraya su especial dedicación «a atender enfermos en sus domicilios, de día y de noche. De noche los velamos en sus casas, y hacemos los servicios que ellos necesitan: arreglar a las abuelas, ayudar en la casa, hacer la comida. A través de esas necesidades materiales, llegan al corazón. Porque es una época propia para acercarse al Señor».

Las Hermanas de la Cruz también atienden a los más necesitados: «Vivimos de la limosna. Otras hermanas, incluso, la piden de casa en casa para atender a los pobres».

Respecto a la visita que realizará dentro de unos días, el Arzobispo de Madrid, la Hermana Superiora asegura que Monseñor Osoro ya conoce a las hermanas de Valencia y ha tenido relación con María Madre de la Purísima, ya que «cuando estuvo por el Norte», ella «le pidió una fundación en Santander y él tiene recuerdos de ella».

Madre María de la Purísima

Beata María de la Purísima de la Cruz –Madre María de la Purísima– nació en Madrid, el 26 de febrero de 1926 en la calle Claudio Coello 23 –hoy 25–, en el barrio de Salamanca. Fue bautizada en la Parroquia de la Concepción, en la calle Goya, a los siete días, con el nombre de María Isabel.

En 1942 conoce a las Hermanas de la Cruz, en una de las visitas que ellas hacen para pedir por el barrio de Salamanca. Margarita, su madre, colaboraba asiduamente con varias organizaciones religiosas, y siempre recibió a las hermanas con cariño y generosidad. La vocación se le había despertado por el amor a los pobres y enfermos, por el ambiente educativo que recibió de las religiosas Madres Irlandesas y la Compañía de María, por el apoyo familiar fundamentalmente en la figura de su madre, y por la irrupción de las Hermanas de la Cruz en barrio de Salamanca. Tomó el Santo Hábito el 9 de junio de 1945, con el nombre de Sor María de la Purísima de la Cruz.

En sus diversos destinos, dio ejemplo de las virtudes que caracterizan a las Hermanas de la Cruz: sencillez, espíritu de sacrificio y abnegación, desprendimiento y pobreza. Tuvo en toda ocasión un gran amor a los enfermos y pobres y una entrega generosa hasta el límite.

En 1994 le diagnostican un cáncer en el pecho. En las dos semanas de convalecencia mantuvo su sonrisa, aceptando la enfermedad con abnegación cristiana y fortaleza. Recibió quimio y radioterapia y se restableció, de momento, satisfactoriamente. Cuatro años después de su operación del tumor en el pecho, volvió a recaer por la enfermedad. Volvieron las sesiones de quimioterapia, pero esta vez el cáncer estaba extendido. Le diagnosticaron hígado metastático, ascitis, cálculos en la vesícula y metástasis en el pulmón. Cuando lo supo demostró una entereza colosal. El 31 de octubre de 1998, con 72 años de edad, partió para la Casa del Señor.

El 18 de septiembre de 2010 fue beatificada en una multitudinaria misa presidida por monseñor Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Y el próximo 18 de octubre se celebrará en Roma la ceremonia de canonización de la beata Madre María Purísima de la Cruz, sexta madre general del instituto fundado por Santa Ángela en Sevilla en 1876.

La alegría de la canonización

Además, la Hermana María del Robledo asegura que «cuando se enteraron de la canonización de la Madre María de la Purísima, lo recibieron con mucho gozo», porque «todas, salvo dos o tres hermanas que están en la casa, hemos convivido con ella. El haberla conocido y tenerla tan cerca… todos esos sentimientos se hacen más vivos. Es un aliciente para nosotras», cuenta la Madre Superiora, «para vivir el carisma como el Señor se lo hizo a nuestra Santa Madre, porque ha sido camino de santidad para muchas hermanas de la Cruz, y ahora para María Madre de la Purísima, que fue fiel reflejo de la santa madre fundadora».