El mundo del trabajo necesita Evangelio - Alfa y Omega

El mundo del trabajo necesita Evangelio

El martes, 7 de octubre, se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Por este motivo, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), junto con otras entidades como CONFER, Cáritas Española o Justicia y Paz, han enviado un comunicado conjunto en el que recuerdan que «la forma en que hoy se organiza el trabajo no es compatible con la vida digna a la que estamos llamados»

Cristina Sánchez Aguilar

El texto afirma que «tener un salario suficiente para poder vivir, realizar el trabajo en condiciones dignas o no, son condiciones que posibilitan el crecimiento y el desarrollo de las personas o lo impiden». Y ejemplifican esta afirmación con datos:

– En el mundo, hay más de doscientos millones de hombres y mujeres desempleados.

– Casi mil millones trabajan, pero sus ingresos no superan los 2 dólares al día.

– Más de 200 millones de niños y niñas trabajan en condiciones de explotación.

– En nuestro país, según los datos más recientes de la EPA, hay más de 5,6 millones de parados.

– En más de 1.300.000 familias ningún miembro percibe ingresos.

– Las reformas laborales sucesivas han contribuido a la precarización del trabajo. Y se han reducido los derechos laborales que tantos esfuerzos y luchas costaron a los trabajadores.

«Como Iglesia –continúan–, no podemos permanecer callados y pasivos cuando las condiciones sociales dificultan que el ser humano pueda vivir con arreglo a su dignidad de hijo de Dios». Por eso, invitan a todos los fieles a reflexionar «sobre lo que está aconteciendo en el mundo laboral, y descubrir y denunciar las causas que propician el sufrimiento de tantos trabajadores».

También piden ayuda para «las iniciativas que muchas personas y organizaciones están desarrollando en el campo del trabajo cooperativo, de empresas de inserción laboral, del trabajo social, de la reivindicación de un ingreso familiar mínimo para poder vivir, la banca ética o la economía de comunión».

Todas ellas son manifestaciones de que es posible organizar el trabajo desde otros valores y criterios «donde las personas y las familias sean el centro y fin de la producción, de la actividad económica y de la sociedad, y no meras herramientas de producción o mercancías a merced de los mercados».

Finalmente, recuerdan que «la buena noticia del Evangelio pasa por ser buena noticia para el mundo del trabajo».