El exorcismo no es un espectáculo - Alfa y Omega

El exorcismo no es un espectáculo

Dino Boffo, el director del canal de televisión de la Conferencia Episcopal Italiana ha pedido disculpas por haber dado origen a un revuelo mediático entorno a un supuesto exorcismo practicado por el Santo Padre. Al parecer, el Papa se limitó a hacer una «oración de liberación» sobre una persona poseída, pero la Santa Sede quiere evitar que este asunto se convierta en un espectáculo

José Calderero de Aldecoa

El domingo 19 de mayo la Iglesia celebró la festividad de Pentecostés. El Papa Francisco presidió una multitudinaria Misa en la Plaza de San Pedro a la que acudieron varios miles de personas. Al finalizar la Eucaristía, el Santo Padre saludó a un grupo de enfermos que se encontraban en la plaza. Uno a uno fue saludando personalmente a cada enfermo.

El Papa Francisco se detuvo ante uno de ellos. El sacerdote que acompañaba al enfermo le susurró algo al Papa y entonces, Francisco, imponiéndole las manos sobre la cabeza, rezó intensamente durante algunos segundos.

El caso ha generado gran revuelo mediático. Medios de comunicación de todo el mundo, se hicieron eco de la noticia del canal TV 2000 de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), según la cual el Papa habría practicado «una plegaria de liberación del demonio o un exorcismo» en plena Plaza de San Pedro.

A la vista del revuelo mediático, el director de TV 2000, Dino Boffo, ha pedido disculpas y ha aclarado lo sucedido. «Pido disculpas por haber faltado a la verdad de los hechos y por las personas involucradas, en especial le pido disculpas al Santo Padre», afirmó Boffo, que aseguró estar muy «apenado». El veterano periodista explicó también que «involuntariamente determinó la difusión de una noticia verdadera, pero sólo en parte, y en parte no verdadera, porque el Papa no reconoce la palabra exorcismo».

El sacerdote que acompañaba al enfermo es el padre Juan Rivas, Legionario de Cristo, que ha aclarado que lo que hizo el Papa Francisco no fue un exorcismo sino una «oración de liberación» sobre «una persona poseída», que, pese a lo inicialmente publicado, no es un niño, sino un adulto. «Como nadie escuchó las palabras que dijo» el Papa, «ni yo que lo tenía enfrente, se puede afirmar que hizo oración de liberación pero no más», añadió.

No tratar este asunto a la ligera

El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, salió el al paso de todas las noticias difundidas sobre este asunto asegurando que el Papa Francisco «no pretendía hacer ningún exorcismo. Pero, como hace con frecuencia con las personas enfermas y con los que sufren, ha querido sencillamente rezar por una persona que sufría y que le habían presentado».

El Ritual de Exorcismos del Vaticano, renovado en 1998 bajo la autoridad de Juan Pablo II según el decreto del Concilio Vaticano II, aconseja realizar el exorcismo «si es posible» en «un oratorio u otro lugar oportuno, apartado de la multitud», donde esté destacada la imagen del crucifijo así como una imagen de la Virgen María.

Además, se señala que el exorcista solo deberá proceder tras una «diligente investigación», teniendo que preservar siempre el secreto de confesión, y que el rito «no se convierta en un espectáculo». En este sentido, remarca que «de ningún modo» se debe dar espacio a los medios de comunicación ni divulgar la noticia.

Por otro lado, se precisa que el obispo o sacerdote «no debe creer fácilmente que alguien que padece alguna enfermedad, especialmente psicológica, esté poseído por el demonio», y, por tanto, ha de celebrar el exorcismo sólo cuando tenga seguridad de la verdadera posesión y, si es posible, con el consentimiento del mismo sujeto.

Todas las aclaraciones surgidas a raíz de este episodio, unidas al Ritual de Exorcismos, vienen a confirmar que la Santa Sede no quiere que se haga espectáculo, o se trate a la ligera, con asuntos de tanta importancia. Esto no significa que se quiera ocultar el tema del demonio. El propio Santo Padre, desde que salió elegido, ha sorprendido al hablar abiertamente de él en varias ocasiones, de sus armas, y de los mejores medios para combatirle.