Fátima, ejemplo para las mujeres de Lavapiés - Alfa y Omega

Anoche Fátima nos invitó a la cena del Ramadán en su casa. Compartimos un plato de hadira, dátiles y algunos dulces. Estaba muy contenta. Después de ocho años sin ver a su madre enferma, por fin podía viajar a Marruecos y reencontrase con ella. Fátima tiene 24 años, y es una mujer fuerte y luchadora. Nada que ver su alegría de hoy con la Fátima entristecida y cabizbaja que conocimos hace unos años. Fátima llegó a España reagrupada por un matrimonio concertado que fue un auténtico infierno, hasta que con el apoyo de Busara, una amiga marroquí que lleva mucho años en España, decidió separarse, aun con el riesgo de perder sus papeles, como así sucedió.

Empezó entonces a trabajar en un restaurante de forma sumergida, primero en la cocina y luego en todo lo que hiciera falta, ya que con la promesa de que iban a hacerle papeles enseguida se convirtió en chica para todo con unas jornadas laborales abusivas. Durante año y medio estuvo trabajando sin percibir ningún salario. Hasta que un día Fátima se plantó y exigió a su jefe todo lo que le debía. Él entonces la humilló y sus palabras quedaron clavadas en la conciencia de Fátima como un grito que la hizo despertar y reaccionar del mismo modo que cuando se sublevó y decidió romper con su matrimonio.

Fue entonces cuando la conocimos. Acompañada de su amiga Busara llegó a la asesoría legal del Centro de Encuentro e Integración San Lorenzo (ASTI). Nos contó su historia de explotación laboral y su deseo de denunciar a su jefe para que ninguna mujer volviera a pasar por lo mismo. Apoyada por un equipo de voluntarias y la abogada del centro, Fátima ha ganado dos juicios. Ha cobrado el dinero que le correspondía y camina desde entonces mucho más erguida y sonriente por la vida. También en este tiempo Fátima se ha capacitado profesionalmente como cuidadora de personas mayores con la asociación Senda de Cuidados. Con el apoyo de este colectivo por fin ha conseguido un contrato que le ha permitido regularizar a su situación. Hoy, Fátima se ha convertido en otra Busara para muchas mujeres del barrio de Lavapiés.