¿Los alcaldes deben estar en los actos religiosos de las fiestas patronales? - Alfa y Omega

«Identificar personal y privado es un error muy grande: la fe es algo personal, y un acto personal tiene dimensiones privadas pero también tiene dimensiones públicas», declaró el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, este lunes 27 de julio en su programa radiofónico Sexto continente.

En Santiago de Compostela, este sábado 25 de julio, Martiño Noriega rompió la tradición de que el alcalde entre en la catedral a participar en la ofrenda al Apóstol. Recibió a los participantes del acto en la plaza del Obradoiro y allí se quedó.

Después, dentro de la basílica visitada por millones peregrinos de todo el mundo, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, expresó su opinión en su discurso, informa el diario local La Voz de Galicia.

«La ofrenda que aquí se celebra desde 1643 […] tiene un incomparable arraigo popular. [Yo] nunca renunciaría a representar a mi tierra en el Día de Galicia, y mucho menos a poder hacerlo en uno de sus símbolos más indiscutibles: la catedral de Europa, la catedral de Compostela», declaró. «Santiago no sería Santiago sin [el apóstol] Santiago».

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fue más allá el 22 de julio al comunicar que la misa solemne con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced no figurará en el programa de actos de la fiesta mayor de la ciudad.

«Esta decisión rompe con la tradición multisecular que siempre ha reflejado el programa oficial de las Festes de la Mercè, respetando las diferentes sensibilidades de los barceloneses y barcelonesas, dado que muchos ciudadanos de Barcelona son católicos y aprecian esta celebración dentro de los actos de la Fiesta», ha declarado el arzobispado de Barcelona.

«Es bonito ver a los representantes del pueblo en actos culturales, religiosos y sociales que los ciudadanos valoran, organizan y celebran –ha añadido–. La laicidad del Estado armoniza con la manera de ser de la sociedad que es plurireligiosa».

Para el obispo Munilla, no se puede olvidar que la fe tiene también una dimensión pública, que es lo que han hecho las dictaduras al prohibir la expresión pública del hecho religioso: el ejercicio de la libertad religiosa en público, la enseñanza religiosa…

En su opinión, en estos alcaldes «hay una incapacidad para entender lo que es una representación institucional, lo que es ser alcalde de todos».

«Cuando uno toma posesión como alcalde es de todos, y no sólo de los que lo han votado, tiene que tener una capacidad de representación de todos los ciudadanos; si no, hay una incapacidad partidista de ostentar un cargo público», dijo.

En este sentido, puso como ejemplo al musulmán presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, que celebraba la Navidad asistiendo a la Misa del Gallo en Belén.

Monseñor Munilla dijo que algunos «llevan su ideología particular y pretenden poner el cargo público al servicio de esa ideología» y advirtió que «cuando alguien es alcalde lo es de todos o no lo es de nadie».

Patricia Navas González / Aleteia