Una mujer, condenada a la horca en Sudán por convertirse al cristianismo - Alfa y Omega

Una mujer, condenada a la horca en Sudán por convertirse al cristianismo

Mariam Yehya Ibrahim, una mujer sudanesa de 27 años, fue condenada este jueves a morir en la horca por convertirse al cristianismo y negarse a volver al islam

Cristina Sánchez Aguilar

A la joven, embarazada de ocho meses y retenida en prisión con su otro hijo de año y medio, le otorgaron tres días para que renegase de su fe. Según la agencia de noticias AFP, el juez Al-Khalifa, durante el juicio a la acusada en Jartum, capital de Sudán, declaró que «al insistir en no volver al Islam, la hemos condenado a la horca». Y es que cuando los jueces preguntaron a la mujer si quería retractarse de su apostasía -castigada con la muerte en países musulmanes como Sudán-, ella contestó: «Soy cristiana».

Según la organización Amnistía Internacional, la mujer fue arrestada en agosto de 2013 tras ser acusada por un familiar de casarse con un hombre cristiano. En Sudán se considera adulterio que un musulmán contraiga matrimonio con alguien de otra religión. La mujer ha sido condenada a recibir 100 latigazos antes de ser ejecutada, pena que se aplicará dentro de dos años para que tenga tiempo de dar a luz y amamantar a su bebé.

Mariam Yehya Ibrahim fue criada como cristiana ortodoxa, la religión de su madre, porque su padre, musulmán, no estuvo presente durante su infancia. Las autoridades la consideran musulmana por su origen paterno, pero ella se considera cristiana, y su matrimonio con un hombre cristiano no supone una renuncia al islam, ya que, según la mujer, nunca fue musulmana.

Estados Unidos ha pedido a Sudán que respete la libertad religiosa y cumpla la normativa internacional en materia de derechos humanos. Lo ha hecho a través de un comunicado de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Caitlin Hayden, en el que recalca su condena rotunda «a esta sentencia y urgimos al Gobierno de Sudán a respetar la libertad religiosa que consagra la Constitución de Sudán desde 2005, así como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos».