Amar apasionadamente - Alfa y Omega

Conocí a Leonila y Norma Romero, dos de Las Patronas, hace un año, gracias a mis amigos del Movimiento Cultural Cristiano (MCC). Un año después he tenido oportunidad de compartir de nuevo con Norma. Confieso mi fascinación por ellas. Son mujeres entronas, como dicen en México, mujeres con coraje, mujeres valientes. Son mujeres que han hecho de la acogida un estilo de vida. Mujeres que han conseguido poner rostro a los miles de hombres, mujeres y niños desconocidos que sueñan con la tierra prometida. Mujeres que han conseguido visibilizar un drama practicando la más elemental obra de misericordia: dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Al hacerlo así, Las Patronas contribuyen a dignificar la vida de quienes a bordo del tren de la muerte están condenados a convertirse en una mercancía más. Con arroz y frijoles, ocho tortillas, bolillos, pan dulce, fruta y dos botellas de agua atadas con una rafia, Las Patronas contribuyen a liberar a los migrantes de la bestia de la violencia, la pobreza, el olvido, el racismo o el desprecio. No lo pueden todo. No son heroínas de cómic, sino mujeres de carne y hueso que viven las contradicciones de un mundo en el que el mal parece tener muchas veces, demasiadas veces, la última palabra. Conocen perfectamente bien ese mal que agrede y maltrata a quienes viajan a bordo de La Bestia, pero no se rinden. Son mujeres de Dios. Y por eso son mujeres que con su vida revelan el poder del amor, del bien y de la belleza. Las Patronas han creado una estructura de gracia basada en la gratuidad. Son los brazos de Dios, la sonrisa de Dios, la caricia de Dios. Su creatividad es pura denuncia, pero también puro anuncio. Por eso me fascinan y me edifican, porque son mujeres que aman apasionadamente. Por eso, y porque la patrona de las patronas es la Morenita del Tepeyac…