La petición de los niños sirios: «Acabad con la guerra, y ayudadnos a volver al colegio» - Alfa y Omega

La petición de los niños sirios: «Acabad con la guerra, y ayudadnos a volver al colegio»

Samira vio como la metralla atravesaba el corazón de su amiga. Zahra sufrió una bomba en su propia carne. Fahrid pasa frío durmiendo sobre el suelo sin mantas. Todos comparten un sueño: que llegue la paz para poder ir al colegio. Algunos afortunados como Fahran lo han conseguido gracias a Cáritas

Redacción

Estos días, millones de niños de todo el mundo vuelven al colegio con una mezcla de miedo, ilusión y pereza. No es el caso de Fahran, de 12 años. Es uno de los 220.000 niños y adolescentes sirios que viven actualmente en Jordania. Después de dos años sin escolarizar, ha vuelto al cole gracias a Caritas, y a las clases de adaptación que ha puesto en marcha en este país para que los niños refugiados puedan recuperar el tiempo perdido y, en el futuro, integrarse en el sistema educativo jordano. «Mi asignatura favorita son las matemáticas», reconoce.

Otros muchos niños sirios no tienen tanta suerte. Más de la mitad de los refugiados sirios son menores de edad, y llevan meses o años sin ir a la escuela. Caritas Austria ha recogido también sus testimonios. Fahrid vive en un invernadero de Beirut, en el Líbano. «Tuvimos que huir hace tres meses por un bombardeo. No pudimos llevarnos nada con nosotros. Aquí tenemos que dormir en el suelo sin mantas ni colchones. Por la noche hace mucho frío».

Sin embargo, su mayor deseo no es volver a casa o tener una mayor comodidad, sino «poder volver al colegio un día». Así, espera cumplir su sueño: «Ser constructor y construir una casa para mi familia. Quiero volver a Siria y construir casas, nada más».

«Quisiera comida y una muñeca»

Su vecina Zahra, de ocho años. «Cuando crezca quiero aprender inglés y tener mi propia familia –se presenta la niña–. Las heridas en mi cara y en mi brazo son de un bombardeo en Siria. El brazo todavía me duele. Cuando pienso en el bombardeo me duele el corazón y tengo miedo. Quisiera comida para mis padres, y una muñeca para mí».

En el campo de refugiaos de Moussa Taleb, en la frontera entre el Líbano y Siria, vive Samira, de ocho años, con su familia. Los bombardeos les hicieron huir de Aleppo. «Había muchas bombas –comparte–. Todavía recuerdo cuando a mi amiga se le clavó metralla directamente en el corazón. No recuerdo cómo pasó, sólo que la encontré tirada en el suelo sangrando».

«Echo de menos mi país –continúa la niña–. No hay nada aquí en el campo de refugiados que me haga feliz». Por eso, lanza un llamamiento a Europa: «Por favor, acabad con la guerra en Siria. Y si eso no es posible, por favor ayudadnos para que podamos volver al colegio».

Caritas Austria / Redacción