El Metropolita Hilarión defiende en Madrid una alianza entre católicos y ortodoxos frente al relativismo moral - Alfa y Omega

El Metropolita Hilarión defiende en Madrid una alianza entre católicos y ortodoxos frente al relativismo moral

«La competencia entre nosotros es cosa del pasado», dijo el Metropolita Hilarión, responsable de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, al presentar el lunes dos libros en Madrid, acompañado del obispo auxiliar de Madrid monseñor Martínez Camino, y del arzobispo de Granada y Presidente de la Comisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales. En la tarde del martes, el Metropolita presenta en la Basílica de la Sagrada Familia, de Barcelona, su composición La Pasión según san Mateo, interpretada por la Orquesta Nacional Rusa y el Coro Sinodal de Moscú

Ricardo Benjumea

«Hoy católicos y ortodoxos somos socios», tenemos un mismo reto misionero y nos enfrentamos a «amenazas comunes». «No debemos dañarnos unos a otros, sino apoyarnos. Por eso, el Patriarca Cirilo concede gran importancia a los contactos con los católicos», dijo el Metropolita Hilarión de Volokolasmk, Presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, que presentó el lunes dos libros publicados por la Editorial Nuevo Inicio, del arzobispado de Granada.

Uno de esos libros ellos es Libertad y responsabilidad: a la búsqueda de la armonía. Derechos humanos y dignidad de la persona, del Patriarca Cirilo, con prólogo de monseñor Juan Antonio Martínez Camino. El obispo auxiliar de Madrid lo considera una gran aportación al diálogo del cristianismo con el mundo laico, que ofrece una argumentación «nada lejos de la que hemos oído a un filósofo poco sospechoso de supuestos prejuicios religiosos, como es Jürgen Habermas».

La pregunta básica que aparece -según Hilarión- es la «relación entre libertad y responsabilidad individual», la responsabilidad por nuestros actos «ante el Señor, ante la sociedad y ante uno mismo», en un momento en que muchos insisten en que son las personas quienes determinan subjetivamente sus propios criterios morales. Esto hace que el ser humano se convierta en «portador de valores falsos», lo cual termina produciendo «una crisis en la sociedad». En Occidente -añadió- se ha producido una grave «crisis moral» en la sociedad en los últimos años, al derrumbarse sus fundamentos morales tradicionales.

El Metropolita aludió a que España fue el tercer país del mundo que equiparó al matrimonio las uniones entre personas del mismo sexo, y -pese a dejar clara la oposición de la Iglesia ortodoxa a la discriminación de las personas por cualquier causa, incluida la orientación sexual- valoró la defensa del matrimonio que se ha hecho en nuestro país desde importantes sectores de la sociedad civil cercanos a la Iglesia.

La redefinición legal del matrimonio es un ejemplo de esas amenazas comunes, originados por el relativismo moral, que -según Hilarión- terminan por validar «hechos inaceptables como los abortos, la prostitución, las uniones del mismo sexo, la eutanasia…».

«El autor -explica en el prólogo monseñor Martínez Camino- levanta su voz frente a una determinada ideología que se ha apropiado de los derechos humanos, pero que, en realidad, pone en peligro la dignidad y la libertad de las personas. Se trata del mismo antropocentrismo que estaba en la base de los totalitarismos del siglo XX. Una ideología a la contra del sentir mayoritario de los pueblos de Europa y del mundo», que termina por eliminar los fundamentos de estos derechos y abriendo el camino para que sean «pisoteados de manera tan flagrante y masiva como ha sucedido en la Rusia y Europa del siglo pasado».

«El Estado -repite el autor- no sancionará una determinada confesión religiosa (será aconfesional), ni penalizará, por ejemplo, la infidelidad de los esposos o las relaciones entre personas del mismo sexo. Pero la distinción entre vida personal y vida pública no autoriza a suponer -como hace el secularismo antropocéntrico de nuestros días-… que lo público sea un lugar donde se crean derechos y se imponen obligaciones basados exclusivamente en una capacidad ciudadana de decidir expurgada de toda referencia religiosa y moral. Por ese camino, los Derechos humanos se convierten en una excusa para la arbitrariedad. Es necesario salvar los Derechos humanos del secuestro de la arbitrariedad antropocéntrica, porque son una conquista preciosa para salvaguardar a la persona de los abusos del poder. ¿Cómo? Por el camino del diálogo entre las instituciones democráticas, encargadas de velar por tales Derechos, y las instituciones religiosas, que mantienen la memoria de la Ley divina y de la moral natural».

Monseñor Martínez Camino lamentó además que, en España, no haya habido un diálogo público sobre estos temas, que afectan a «cuestiones como la definición jurídica del matrimonio, la defensa legal del derecho a la vida, o a la pregunta sobre quién es el sujeto primario del derecho a la educación de las conciencias». El libro del Patriarca Cirilo -a su juicio- puede contribuir a abrir ese necesario debate.

Recuperar la «sacramentalidad»

El segundo libro presentado el lunes en Madrid es El misterio de la fe. Una introducción a la Teología ortodoxa, del propio Metropolita Hilarión, que lo escribió hace 20 años, inicialmente como apuntes para sus alumnos del Seminario de Moscú. El prólogo es del arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez, Presidente de la Comisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales.

También a través de este libro puede aportar mucho la Iglesia ortodoxa rusa a «los católicos del Finisterre», dijo monseñor Martínez. En primer lugar, «la familiaridad en el trato a los Padres de la Iglesia», algo que -lamentó- la Iglesia en Occidente ha perdido. Habría que recuperar «una cierta familiaridad» con estas figuras de los primeros siglos del cristianismo, por parte no sólo de los estudiosos, sino de la generalidad de los creyentes, «para alimentar nuestra fe»; esto es «algo de lo que tenemos necesidad», y que ayudaría a orientar el diálogo con el mundo contemporáneo a partir del ejemplo que, en la época helenística, dieron los grandes teólogos cristianos, al explicar qué es la trinidad o su comprensión del hombre.

A los ortodoxos rusos podemos acudir además para recuperar «la concepción de la Iglesia como cuerpo, la corporalidad de la Iglesia», añadió el arzobispo de Granada, que lamentó que la mentalidad individualista ha calado hasta tal punto entre los católicos occidentales que su idea de la Iglesia se asemeja más bien a la de un contrato social. Por eso, hay que «recuperar el concepto de sacramentalidad, fundamental para el cristianismo. El ser humano es una realidad creada para acoger lo divino, participar de la vida divina. Cualquier otra cosa es reductivo», y el antropocentrismo, al final, «lleva a la muerte del hombre».

Devoción por Lorca

Tras esta presentación en Madrid, el Metropolita Hilarión viajó a Barcelona en la tarde del lunes, para presentar al día siguiente, en la Basílica de la Sagrada Familia, su composición La Pasión según san Mateo, interpretada por la Orquesta Nacional Rusa y el Coro Sinodal de Moscú. Esta obra fue ya presentada en Roma, en el auditorio de la Via Conciliazione, en el año 2007, ante una nutrida representación de la curia vaticana.

El Metropolita Hilarión da gran importancia al diálogo cultural entre rusos y españoles, que comparten un mismo «sentimiento religiosos profundo» y «una visión del mundo muy parecida», según dijo el lunes. Como ejemplo, aludió a conocidas obras de temática española de Chaikovski o Rimski-Korsakov, y a influencia de la música rusa en Manuel de Falla.

El prelado ortodoxo aludió además a su devoción por Federico García Lorca, su poeta favorito, y «uno de los poetas más traducidos en Rusia en la época de las mayores persecuciones». «Yo empecé a conocer España y su cultura por él», confesó.