Papa Francisco: «Cada derecho civil se apoya en el derecho a la vida» - Alfa y Omega

Papa Francisco: «Cada derecho civil se apoya en el derecho a la vida»

El Papa Francisco recibió este viernes a los representantes del Movimiento por la Vida italiano, a quienes agradeció su compromiso en la defensa de los más débiles y animó a seguir trabajando para «que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada». También subrayó que «cada uno de los derechos civiles se apoya en el reconocimiento del primer y fundamental derecho: el derecho a la vida, que no se subordina a ninguna condición, ni cualitativa, ni económica ni, mucho menos, ideológica»

María Martínez López

El Papa Francisco recibió este viernes al Movimiento por la Vida italiano, ante cuyos representantes aseguró que «cada uno de los derechos civiles se apoya en el reconocimiento del primer y fundamental derecho: el derecho a la vida, que no se subordina a ninguna condición, ni cualitativa, ni económica ni, mucho menos, ideológica».

Por ello, el Santo Padre insistió «en la más firme oposición a cualquier atentado directo en contra de la vida, especialmente inocente e indefensa, pues el niño en el vientre materno es el inocente por antonomasia. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: La vida, una vez concebida, debe ser protegida con el mayor cuidado; el aborto y el infanticidio son delitos abominables».

Sin embargo, no basta con condenar el aborto. Por ello, el Papa agradeció a los presentes sus actividades para promover y defender la vida humana. «Le deseo -aseguró a uno de los responsables más veteranos- que cuando el Señor le llame sean los niños los que le abran la puerta». Les invitó también continuar su compromiso. A cada cristiano «le compete siempre esta testimonio evangélico: proteger la vida con valor y amor en todas sus fases. Os animo a hacerlo siempre con estilo de cercanía; que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada».

Nuevo apoyo a One of us

Es de destacar que, entre todas las iniciativas presentes, el Papa mostró su apoyo de forma especial una vez más a la iniciativa One of us, que el día anterior se había constituido en una federación europea y había defendido ante el Parlamento Europeo, con la firma de casi dos millones de ciudadanos, que la UE deje de financiar la investigación con células troncales embrionarias y el aborto en países en vías de desarrollo

Con todo, también es preciso luchar contra las estructuras sociales que empujan a estas mujeres a recurrir al aborto. Retomando las palabras de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, Francisco explicó que «así como el mandamiento No matarás marca un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy debemos decir No a una economía de la exclusión y de la inequidad. Esta economía mata. Se considera al ser humano como un bien de consumo que puede ser usado y después arrojado. Hemos dado inicio a la cultura del descarte que, además, es promovida».

Recuerdo al ex abortista arrepentido

Según el Pontífice, «uno de los riesgos más graves a los que está expuesta nuestra época es el divorcio entre la economía y la moral, entre las posibilidades ofrecidas por un mercado provisto de toda novedad tecnológica y las normas éticas elementales de la naturaleza humana, siempre descuidada».

El Santo Padre recordó también la anécdota que vivió en primera persona hace algunos años, cuando se reunió con un grupo de médicos: «Uno me llamó. Tenía un paquete y me dijo: Padre, quiero dejarle esto a usted. Estos son los instrumentos que usaba para abortar. ¡He encontrado al Señor, me he arrepentido , y ahora lucho por la vida! Me entregó todos estos instrumentos. ¡Recen por este hombre tan bueno!».

«¡Denles de comer!»

En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, los representantes del Movimiento por la Vida estaban acompañados de muchos niños. Tantos, que el Papa comenzó su discurso diciendo que al entrar, «pensaba que me había equivocado de puerta, que había entrado en una guardería». Como los pequeños se hacían notar durante toda la audiencia, después de dar la bendición el Papa añadió que «para mí, cuando los niños lloran, cuando se quejan, gritan, es una música hermosísima. Pero cuando algunos niños lloran de hambre: por favor, ¡denles de comer tranquilamente!».

Pero, aunque se habló sobre todo de los niños y sus madres, el Papa no olvidó en sus palabras a los ancianos. «Debemos cuidar a los abuelos porque los niños y los abuelos son la esperanza de un pueblo. Los niños, los jóvenes, porque lo empujan hacia delante; y los abuelos porque tienen la sabiduría de la historia, son su memoria».