Cáritas Melilla atiende a más de 600 familias con dificultades para alimentarse - Alfa y Omega

Cáritas Melilla atiende a más de 600 familias con dificultades para alimentarse

Inmigrantes, niños y familias que necesitan ayuda para alimentación o vivienda son las principales prioridades de Cáritas Melilla. La diócesis de Málaga ha presentado la Memoria de 2012

Diócesis de Málaga
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En la parroquia del Sagrado Corazón, donde Cáritas Interparroquial de Melilla tiene su sede, hay una sala con una decena de ordenadores con conexión a internet. Diariamente, inmigrantes del Centro de Estancia Temporal del Inmigrante (CETI), acuden allí a comunicarse con sus familias. «Siempre está lleno, vienen a nuestro ciber por la mañana y a primera hora de la tarde», dice Pilar Illázquez Berrocal, directora de Cáritas Interparroquial de Melilla.

«Se aprende mucho y se sufre mucho», añade, refiriéndose a su labor en Cáritas Melilla, puesto que desarrolla desde hace seis años. Pilar, con su equipo de voluntarios, coordina el trabajo de Cáritas en las seis parroquias de la ciudad autónoma. El trabajo de Cáritas en Melilla es heterogéneo, complejo y difícil. «Es como una complementariedad a la ayuda social de Melilla. Ciudad Autónoma y Bienestar Social ayudan mucho. ¡Pero es que hay mucha gente!», asegura Pilar. La institución atiende a un crisol de personas, en el que se encuentran indocumentados y españoles, familias monoparentales y numerosas, jóvenes y mayores.

La ayuda a personas de origen africano que carecen de documentación centra una parte muy importante de la labor de Cáritas, que tiene un convenio con la ciudad autónoma para sufragar el alquiler de quienes se encuentran en una situación límite. «Ese convenio es, sobre todo, para mujeres que no tienen documentación y con hijos a su cargo que tampoco están documentados porque su marido las ha abandonado o no puede hacerse cargo de ellas. A través de Cáritas podemos ayudarlas», explica Pilar.

Los más desprotegidos, los niños

Cáritas Melilla también dedica una parte de su labor a los más desprotegidos, los niños. En esta línea, auspician clases de apoyo escolar para los menores de familias que tienen en acogida. Esta ayuda se hace desde las parroquias del Sagrado Corazón, San Francisco Javier y San Agustín. «Y en el verano, para estos niños, hacemos colonias urbanas, como premio a su esfuerzo de todo el año», matiza Pilar. De igual forma, hay parroquias que tienen clases de alfabetización para jóvenes musulmanas que trabajan en Melilla en las labores domésticas. «Aquí hay contratos que se llaman fronterizos. Se hacen en Melilla pero quienes los suscriben no viven ni pueden pernoctar aquí. Cada día tienen que pasar la frontera. No pueden acceder al Ministerio de Educación, así que vienen a aprender español a nuestras clases de alfabetización».

Ayuda alimentaria

Según la memoria de Cáritas Interparroquial de Melilla de 2012, la mitad de las familias atendidas en ese año tenían problemas para alimentarse. «Las prioridades, en Melilla, son de alimentación», asegura Pilar. Una tercera parte de estas familias no podía afrontar gastos de farmacia y 315 carecían de vivienda. «Hace dos años había una familia que venía de Barcelona y vivía en una furgoneta. Ella estaba enferma. Los niños, que iban al colegio, ni se podían asear. No podían acceder a una vivienda porque no llevaban el tiempo reglamentario en Melilla. Recurrieron a nosotros, a Cáritas, y así pudimos darles lo que es suyo: devolverles la dignidad como personas. Ahora viven en una casa y han vuelto a ser una familia estabilizada».

Pilar recuerda que la ayuda sigue siendo posible gracias, fundamentalmente, a los socios de Cáritas en Melilla, en la actualidad 198: «Es muy importante que nos comprometamos con lo que tenemos, aunque sea poco. Hacerse socio significa colaborar día a día con la otra persona y no esporádicamente. Se necesita la ayuda de todos en la situación que estamos viviendo». Aunque contenta con la evolución del trabajo de Cáritas en los últimos años, Pilar sostiene que todavía queda mucho por hacer: «El objetivo que nos proponemos cada año es trabajar y esforzarnos por vivir en comunión y por dar una misma visión de la Iglesia en Melilla». Setenta voluntarios y cuatro trabajadores ponen todo su empeño en conseguirlo.