Cardenal Rouco: Debemos ser misioneros ardientes y eficientes - Alfa y Omega

Cardenal Rouco: Debemos ser misioneros ardientes y eficientes

Vivimos en Europa, en España, en Madrid una crisis de fe, que exige que seamos misioneros ardientes y eficientes, dijo el cardenal arzobispo de Madrid, que presidió el domingo la Misa de apertura de la Jornada diocesana de Apostolado Seglar de Madrid en la capilla del Colegio de los Sagrados. El Papa Francisco nos invita a una actitud misionera, resaltó el cardenal Antonio María Rouco

Redacción
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El Papa Francisco nos invita a una actitud misionera, y nos alegramos que esa invitación del Papa nos concierne en lo que veníamos preparando desde el final de la JMJ Madrid 2011 y que desde entonces llevamos a cabo, dijo el cardenal Rouco durante la homilía de apertura de la Jornada diocesana de Apostolado Seglar, centrada este año en los laicos en misión.

Vivimos en Europa, en España, en Madrid -añadió- una crisis de Fe, que exige que seamos misioneros ardientes y eficientes. Y la Liturgia de este II Domingo de Cuaresma nos recuerda que solo se puede ser misionero si uno sale de sí mismo y nos recuerda que la vocación del hombre es salir de sí mismo y volver a Dios. Todas las tragedias de la Historia han sucedido cuando se ha rechazado a Dios y los hombres han querido ser dioses, afirmó el cardenal arzobispo.

Vivimos el tiempo por excelencia de la Misión, subrayó. Tenemos que llevar a Jesucristo a nuestros hermanos de nuestras comunidades parroquiales y de nuestras realidades eclesiales, pero también a los alejados, a los que están incluso militantemente contra nosotros, consciente o inconscientemente. A todos debemos llevar la Buena Nueva de Cristo que es el Señor.

La exhortación Evangelii Gaudium como hoja de ruta

Monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid, clausuró la Jornada entrada ya la noche, y resaltó que, en la exhortación Evangelii Gaudium, «el Santo Padre Francisco, nos enseña que la finalidad propia de todo apostolado es la gloria de Dios, y la gloria de Dios, decía san Irineo de Lyon es que el hombre viva. Que el hombre viva y esto es lo más bello que el Señor nos ha puesto en la mano. Evangelizar es que el hombre la caña más frágil del universo, como decía Pascal, viva y que viva conociendo que Dios le llama a un destino de gloria y de Resurrección».

Sobre la exhortación del Papa Francisco y la llamada a una «conversión misionera» habló también el Profesor de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid Juan Carlos Carvajal, que resaltó el llamamiento a ser «audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades», aplicando «con generosidad y valentía las orientaciones de este documento» programático del Papa, «sin prohibiciones ni miedos. Lo importante es no caminar solos, contar siempre con los hermanos y especialmente con la guía de los obispos, en un sabio y realista discernimiento pastoral», dijo.

Carvajal se preguntó cuál debe ser la actitud del que evangeliza: «¿Cómo significar la ternura de Dios hacia nuestro interlocutor? Con un estilo determinado que tenga dulzura y respeto porque entramos en terreno sagrado. En paz, sin violentar: porque un signo de la presencia de Dios es la paz, venciendo el mal con bien: porque nosotros la lucha que mantiene el otro recae sobre nosotros y buscando y haciendo el bien: porque el bien es a lo que aspira todo hombre. Además con humildad: porque solo somos unos pobres servidores. El discípulo sabe que Jesús está presente en la tarea misionera y porque la misión sigue siendo suya y de su Espíritu. Nosotros solo somos misioneros unidos a Él. Al ser discípulos nos hace misioneros y al ser misioneros somos discípulos de Él y sabe también el otro siempre es el rostro de Dios y sabe que su entrega nunca es estéril porque Dios es el que la hace fructificar. Nuestra entrega es gratuita si pretender ver resultados pero Dios, que es el Señor de la viña, la hará fructificar como quiere, cuando quiere y donde quiere y esto nos lleva a descansar en Él para poner en Él nuestros afanes».

Con información de la Delegación de Apostolado Seglar