Aprendiendo a ser familia - Alfa y Omega

Aprendiendo a ser familia

La Iglesia en España desarrolla una labor ingente en el terreno de la pastoral familiar. Numerosas parroquias, asociaciones y Delegaciones de familia de las diócesis de toda España ayudan, con oración y formación, a descubrir, potenciar y transmitir la belleza del amor en familia, ya desde niños y durante toda la vida matrimonial, porque a ser familia también se aprende

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
En general, se está buscando propiciar un encuentro a fondo con el Señor. Foto: Miguel Castaño

En camino hacia el matrimonio

En la buena preparación a la vida matrimonial se juega la vida y la felicidad de las personas, no sólo de los novios, sino incluso de sus futuros hijos. Por eso importa mucho una buena preparación para el sacramento.

La preparación remota al matrimonio -comienza en la infancia, cuando los niños ven quererse a sus padres- cuenta en España con múltiples iniciativas de apoyo, como, por ejemplo, las charlas de educación afectiva y sexual que ofrece la Fundación Desarrollo y Persona, para hacer descubrir a niños y niñas la necesidad de amar y ser amados. Además, son numerosas las Escuelas de padres y las Escuelas de familias, como la de la diócesis de Toledo, donde participan padres e hijos para conocer la luz de la enseñanza de la Iglesia en torno al significado último y la verdad de la vida conyugal y familiar. También Aula Familiar ofrece conferencias sobre educación de los hijos, el amor humano y temas de actualidad relacionados con ellos, además de proponer Un verano diferente para padres e hijos.

La preparación próxima busca acompañar a los novios en su camino hacia el futuro matrimonio. En nuestro país, está todavía poco desarrollada, pero hay ya varias propuestas en este campo, como el Itinerario de novios de Mater Dei o el de Gift&Task, que ayudan a los novios a comprender mejor la vocación a la que son llamados y preparase adecuadamente para responder a ella.

En cuanto a la preparación inmediata -los llamados cursillos prematrimoniales–, son numerosas las propuestas que buscan hacer de este tiempo un momento clave de la formación de los novios, aunque son mayoría las voces que reconocen que se trata de una etapa demasiado corta. Durante las Jornadas Itinerario para la evangelización de la familia actual, organizadas por la Subcomisión de Familia, de la Conferencia Episcopal Española, se dieron a conocer iniciativas muy interesantes en este campo, como proponer a los novios una Vigilia de oración antes de la boda -lo presentan como una despedida de soltero diferente para gente atrevida–; crear un red de oración que aliente todo el cursillo; hacer que los matrimonios que forman a los novios pasen un fin de semana de convivencia con ellos, mostrando cómo es un matrimonio cristiano; poner a las parejas durante media hora delante del Santísimo –un shock total para muchos, afirman-… En general, se está buscando propiciar un encuentro a fondo con el Señor, más allá de ceñirse a exponer un catálogo de temas en cascada.

También se está tomando conciencia de la importancia del post-cursillo, y aprovechar lo que para muchos ha sido un primer anuncio del Evangelio para engancharles a la vida de la Iglesia: escribir cartas y hacer llamadas personales a las parejas después de la boda; invitarles a cenar, felicitarles por su aniversario, organizar una reunión anual, acudir a bendecir sus hogares, organizar una bendición de las madres embarazadas, y sobre todo orientarles a la parroquia más cercana a su casa, para que se vinculen lo antes posible.

Ante la urgencia de la situación, los agentes pastorales más implicados en esta preparación inmediata coinciden en que un fin de semana no basta; es necesario educar para el matrimonio ya desde las mismas catequesis de Primera Comunión; organizar pronto charlas de educación afectivo-sexual; proponer los métodos naturales como una apertura a la vida y una ocasión para abrirse a Dios en el matrimonio; y no hacer ofertas: de fin de semana, algunas tardes sueltas, por correspondencia…

Es urgente ayudar a los padres a ser los catequistas de sus hijos y a rezar en familia

Ahora empieza lo bueno

Una vez celebrada la boda, es cuando verdaderamente empieza el matrimonio. Y no vale un matrimonio que sobreviva sin más; es necesaria una pastoral de santidad que genere matrimonios santos, que se amen y amen a Dios.

Cualquier pareja necesita, periódicamente, un reciclaje, sobre todo cuando empiezan a llegar los hijos. Es lo que proponen las ITV matrimoniales del COF Reina de las Familias, en Madrid, así como de otras parroquias españolas; o El Taller del Orfebre, en el que profesores y padres del colegio John Henry Newman profundizan la belleza de la vocación matrimonial, combinando formación, experiencia y diálogo.

En este sentido, destacan sobre todo el Máster en Ciencias del Matrimonio y la Familia, del Instituto Juan Pablo II, y el Máster en Matrimonio y familia, de la Universidad de Navarra, así como iniciativas como el Curso de Formación en Matrimonio y Familia desarrollado por las cinco diócesis gallegas.

En Osma-Soria, por ejemplo, se han formado grupos matrimoniales de matrimonios jóvenes, y en Burgos funcionan los Grupos Parroquiales Familiares.

También funcionan en numerosas diócesis las Escuelas de familias, como la de la parroquia San José Obrero, de Toledo; o el proyecto Juego y café en familia, de Cáritas Madrid-Vicaría II, sobre educación de los hijos, ahorro, el ocio, el juego…

Cuando las cosas vienen mal dadas y aparece el fantasma de la crisis matrimonial, la Iglesia también está ahí para ayudar: los Centros de Orientación Familiar ya están bien implantados en España; funciona también el programa Retrouvaille, para parejas que ya estén pensando en la separación e incluso aquellas que ya están separadas o divorciadas; y también se ha habilitado la figura de matrimonios que apadrinan con su consejo y su oración a otros matrimonios en crisis.

Misión: transmitir la belleza

Además de la imprescindible labor de transmitir la fe a los hijos, el matrimonio en Cristo tiene otra misión fundamental: hacer transparente la belleza del amor y comunicarla a otros matrimonios. En ese sentido trabaja la Red Diocesana de Familias Misioneras de Valencia, que busca crear nudos parroquiales de familias misioneras que, sin salir de su ambiente, ejercen su apostolado a otros matrimonios; o las Familias Invencibles, que hacen de cada hogar una verdadera Iglesia doméstica en la que se vive la oración en común, la hospitalidad, el servicio y la evangelización; o los Hogares de Santa María, en los que matrimonios hacen de guías de otros matrimonios en su camino hacia la santidad.

Vinculadas al ámbito parroquial hay muchas iniciativas destinadas a fomentar la ayuda mutua… de matrimonio a matrimonio. Así, los Equipos itinerantes de pastoral familiar (EIPAF) tratan de generar en las parroquias, basándose en el Directorio de Pastoral Familiar en España, grupos de familias que evangelicen a otras familias. Otras parroquias se han dado cuenta de las posibilidades que tienen de cara a la evangelización los cursos prebautismales para padres y padrinos, pues fomentan o avivan la fe de aquellos que tienen que transmitirla luego a sus hijos y ahijados. También se están extendiendo las peregrinaciones y retiros para familias, que pretenden crear en la parroquia una atmósfera familiar y cercana.

Todas estas iniciativas constituyen sólo una pequeña muestra de la variada labor de la pastoral familiar en España. Todas ellas son un signo de esperanza. Cada vez son más los que en nuestro país dedican su vida y su apostolado a hacer realidad la finalidad de la familia que sostiene el Instrumentum laboris del Sínodo: anunciar la belleza de la vocación al amor.