Cristianos en Irak - Alfa y Omega

Cristianos en Irak

Javier Menéndez Ros

Desde la caída de Saddam Hussein en el año 2003 los cristianos de Irak, tierra milenaria para nuestra fe, se han visto sometidos a una auténtica situación de acoso y derribo. El equilibrio frágil pero con respeto y libertad en el que se movían durante el antiguo régimen pasó a convertirse a partir de entonces en una auténtica persecución por parte de radicales musulmanes y especialmente por parte de la entonces todopoderosa Al-Qaeda. Los secuestros de jóvenes cristianas bien para la venta o directamente para matrimonios forzados con musulmanes, los chantajes de impuestos a comerciantes, profesionales y religiosos, los atentados a iglesias y lugares de culto y los asesinatos de fieles y clérigos formaban parte de la triste cotidianidad de este país junto con los atentados brutales a civiles, policías y militares que enfrentaban a los dos grandes ramas del islam: suníes y chiitas.

Ante esta terrible situación, Ayuda a la Iglesia Necesitada se ha volcado desde entonces de una forma preferencial con Irak, país auténticamente martirial para los cristianos. Hemos sostenido con multitud de proyectos y de forma preferencial las vocaciones de jóvenes seminaristas refugiados en el Kurdistán o estudiando en el extranjero; hemos ayudado a Religiosas de la Inmaculada Concepción y del Sagrado Corazón en su labor educativa y asistencial con huérfanos, niños y ancianos; hemos suministrado material catequético, y hemos financiado diferentes líneas de ayuda pastoral para mantener viva la llama de la fe.

Desde el verano del 2014 y ante la invasión del Daesh de Mosul y del valle del Nínive, que ha provocado el éxodo de más de 120.000 cristianos de aquella zona, AIN realizó el mayor esfuerzo económico de su historia recaudando en nuestras 21 oficinas del mundo más de cinco millones de euros para dar, en un primer momento, ayuda básica de bebida, alimento, medicina y cobijo a toda esta población itinerante. Después llegaron los proyectos de viviendas y escolarización en Kurdistán para intentar que los cristianos permanezcan en su tierra, que no en sus hogares de los que se habían visto violentamente desplazados. Junto con ello también hemos tenido importantes proyectos de ayuda a refugiados iraquíes que ya habían huido a campos de refugiados en Jordania, Líbano o Turquía.

La situación de Irak es cada vez más parecida a la de su vecina Siria, envuelta en un terrible conflicto bélico desde marzo del año 2011 y que está causando, además de los más de 200.000 muertos, el mayor éxodo de refugiados desde la II Guerra Mundial. Es por ello que se sigue necesitando –junto con nuestra imprescindible oración y denuncia en medios de comunicación y ante los gobiernos internacionales– nuestra ayuda económica, que aunque pequeña en comparación con la enormidad de la necesidad, sigue siendo una gota de esperanza para muchos cristianos.