Manos Unidas demanda un compromiso común para erradicar el hambre - Alfa y Omega

Manos Unidas demanda un compromiso común para erradicar el hambre

Con motivo de su LV campaña, Manos Unidas ha publicado un manifiesto en el que pide «un compromiso solidario mundial» para erradicar el hambre y la pobreza. Este lema está relacionado con el 8º -y último- Objetivo de Desarrollo del Milenio, elegido este año como eje de la campaña: Fomentar una alianza mundial para el desarrollo. En el mundo -recuerda esta Asociación de la Iglesia católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo- todavía hay 842 millones de personas que pasan hambre, y «estamos muy lejos» de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio en su fecha tope, el año 2015. Por ello, «es urgente generar un nuevo orden de relaciones», a todos los niveles. «El desarrollo de los pueblos depende, sobre todo, de que aprendamos a vivir como miembros de la misma familia». Ofrecemos a continuación el texto del manifiesto

Redacción

Es necesario un compromiso solidario mundial para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra

En el año 2000, todos los países acordaron trabajar juntos para acabar con el hambre antes de 2015. A menos de un año para que se acabe el plazo, comprobamos que estamos muy lejos de poder conseguir este objetivo. Hoy, 842 millones de personas pasan hambre. Es un escándalo que no podemos consentir. Está en nuestras manos ofrecer soluciones para que se cumpla este derecho fundamental para todos.

Para acabar con esta tragedia es urgente generar un nuevo orden de relaciones, entre personas, asociaciones, empresas, organismos públicos, y entre países, que refleje la fraternidad que nos une a todos. Porque el desarrollo de los pueblos depende, sobre todo, de que aprendamos a vivir como miembros de la misma familia. Es necesario un compromiso solidario mundial para que todos podamos beneficiarnos de los frutos de la tierra.

Por eso, desde Manos Unidas, la Asociación de la Iglesia católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo de los países del Sur, en la Campaña que ahora iniciamos, convocamos a todos a trabajar fraternalmente por Un mundo nuevo, proyecto común; porque acabar con el hambre es responsabilidad de todos, y solo será posible si todos trabajamos como auténticos hermanos.

De esta, manera demandamos:

1. A todas las instituciones políticas, culturales y religiosas que busquen un diálogo fecundo capaz de analizar a fondo las causas de las injusticias, y proponer las medidas necesarias para la defensa efectiva del bien común.

2. A las empresas y entidades financieras que destierren las relaciones basadas en el logro del máximo beneficio y pongan en el centro de sus intereses el bien de la persona.

3. A la comunidad internacional que mejore la cooperación y favorezca una política comercial coherente con la defensa de los derechos humanos.

4. A los países desarrollados que se comprometan a aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo, aliviando la deuda externa y compartiendo con los países del Sur el acceso a los mercados, y aquellos medios que garanticen la defensa efectiva de sus derechos fundamentales.

5. A los países en desarrollo que mejoren su gobernabilidad, la transparencia en la gestión de sus recursos y el compromiso efectivo en la defensa de los derechos fundamentales.

6. A todos los gobiernos e instituciones internacionales que establezcan reglas justas para que los países puedan establecer relaciones mercantiles seguras y no discriminatorias.

7. A todas las personas e instituciones que promuevan un modelo de desarrollo sostenible, que salvaguarde los recursos naturales, utilizándolos responsablemente y poniéndolos a disposición, sobre todo, de los más necesitados; un desarrollo que fomente la austeridad en el consumo, y detenga el consumismo compulsivo e irresponsable.

8. Y, en definitiva, reclamamos la defensa de un modelo de desarrollo que ponga en el centro a las personas, su inviolable dignidad, y los derechos fundamentales que le pertenecen; y que ponga en primer lugar a los más pobres.

Con el Papa Francisco, invitamos a todos «a dedicar un lugar especial, en nuestros corazones, para esta emergencia, que es respetar el derecho otorgado por Dios a todos de tener acceso a alimentos adecuados, a compartir lo que tenemos, en caridad cristiana, con aquellos que tienen que hacer frente a muchos obstáculos, para satisfacer esa necesidad básica».

Al comenzar esta nueva campaña, le pedimos a Dios que nos conceda la gracia de ver un mundo en que nadie deba morir de hambre.

Un mundo nuevo, proyecto común.